No es común asociar la fabricación de submarinos y el conocimiento que se deriva de este tipo de innovaciones a un país como Colombia. Las naciones que comúnmente relacionamos con tecnologías como estas son China, Rusia, Estados Unidos y Japón.
Sin embargo, Colombia quiere incursionar en este campo y ya ha adelantado esfuerzos. Ecopetrol, Colciencias, la Universidad Pontificia Bolivariana y la Universidad Nacional han desarrollado un proyecto de investigación que busca formar en nuestro país profesionales e investigadores en el área de la robótica submarina.
Mediante el diseño y la construcción de un vehículo sub-acuático que pueda sumergirse hasta 500 metros de profundidad, para grabar videos en alta definición, tomar muestras de materiales sólidos y líquidos y medir otras variables del medio marino, se pretende incentivar las capacidades técnicas y humanas que requieren los especialistas de este campo para fomentar la investigación y el desarrollo en esta disciplina.
Otro de los objetivos del proyecto es apoyar las actividades de exploración costa afuera, desarrolladas por Ecopetrol. De igual forma, el conocimiento adquirido y el uso de este submarino permitirán adelantar investigaciones en otros ámbitos, como la arqueología marina, mediciones oceanográficas e inspección de estructuras sumergidas.
De hecho, ya se han llevado a cabo trabajos de campo en estos ámbitos -en conjunto con diversas entidades que trabajan en el mar- como pruebas en la bahía de Cartagena con el apoyo de la Armada Nacional, y la participación en la expedición Seaflower en el área del archipiélago de San Andrés, organizada por la Comisión Colombiana del Océano. Seaflower es una de las reservas de biósfera más grande del mundo, con una extensión de 349.800 km², y sirve de hábitat a más de 400 especies de peces, corales duros y blandos, medusas, moluscos, crustáceos, reptiles y aves.
Articulación academia – Estado
Ecopetrol y Colciencias son las instituciones que financian esta investigación, que tiene una duración de cuatro años, de los cuales ya van 30 meses. El aporte de la Universidad Pontificia Bolivariana como entidad ejecutora se basa en los más de 20 años de tradición en el estudio de robots sub-acuáticos, entre ellos la investigación realizada en 1995 con Jorge Reynolds para estudiar las ballenas.
El primer submarino generado durante la investigación participó en una expedición de la Armada Nacional en los alrededores de la Isla Gorgona. Luego se desarrollaron nuevos prototipos de mayor envergadura, hasta llegar a la versión actual -con capacidad de sumergirse a 60 metros- que recientemente participó en la expedición Seaflower sobre la isla Cayo Serrana, una de las investigaciones más ambiciosas que ha realizado la Comisión Colombiana del Océano.
Por su parte, la Universidad Nacional (entidad co-ejecutora) contribuye con los estudios del entorno en donde se va a sumergir el submarino, teniendo en cuenta aspectos como corrientes, olas, topografía marina y otros factores relacionados con oceanografía. De esta forma, han generado información y modelos claves para el proyecto y la industria marina colombiana en general.
El vehículo sub-acuático que se entregará al finalizar el proyecto podrá sumergirse a 500 metros de profundidad, con un peso aproximado de 300 kilogramos. Contará con propulsores para moverse en distintas direcciones y podrá iluminar los espacios de interés exploratorios, ya que a tal profundidad, la luz solar no llega. Además, dispondrá de instrumentos avanzados para navegación y control, así como dispositivos para la toma de imágenes y muestras.
Su desarrollo permitirá generar y fortalecer capacidades de investigación marítima en el país en el mediano y largo plazo, que puede aprovecharse en múltiples campos. Además, el proyecto ha beneficiado a ambas instituciones, mediante el intercambio tecnológico de sus investigadores con instituciones de reconocida trayectoria mundial en el ámbito de la robótica submarina y la modelación oceanográfica.
Imagen: Universidad Pontificia Bolivariana.
