Estudio niega relación entre cáncer y celulares, pero no es concluyente

La relación entre celulares y cáncer ha sido investigada por años, y los resultados de los estudios son contradictorios. Foto: Taberandrew (vía Flickr).
Tras varias investigaciones sobre la relación teléfonos celulares y cáncer, aún no se encuentra una prueba definitiva que permita concluir que estos dispositivos si representan un peligro para la salud de las personas.

La relación entre celulares y cáncer ha sido investigada por años, y los resultados de los estudios son contradictorios. Foto: Taberandrew (vía Flickr).

Por Ana María Luzardo Ocampo.

Casi desde la aparición de los teléfonos móviles en 1973 ha habido temores de que estos aparatos sean causantes de cáncer. Por esta razón, investigadores de todo el mundo han realizado estudios que demuestran dicha hipótesis o, por el contrario, descartan la posibilidad de que las ondas electromagnéticas del celular, la señal o los niveles de radiofrecuencias representen un peligro para la salud de las personas.

En el mar de suposiciones que se derivan de las investigaciones realizadas, variando una de la otra en la edad de la población analizada o el tiempo de exposición de los individuos a sus teléfonos celulares, se puede observar que algunos estudios sobre el tema coinciden en que no existe una relación directa entre la enfermedad y el uso del celular, mientras que otros aseguran que los celulares sí pueden causar cáncer.

León Moncada, médico físico del Hospital Universitario de San Vicente Fundación, señala que “sobre este tema se ha especulado mucho, pero no hay un estudio suficientemente serio como para que sea tomado como confiable”.

Un estudio reciente del Instituto de Cáncer y Epidemiología de Copenhague no halló datos específicos que permitieran concluir esto, al comparar la tasa de tumores cerebrales en personas cercanas a los 30 años que se habían suscrito a contratos de telefonía móvil y aquellos que no lo habían hecho en el período comprendido entre 1990 y 2007, representan una visión alentadora del tema y se suman a las investigaciones hechas por el Hospital Berkshire de Física Médica de Londres y la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes, que afirmaron no haber encontrado efectos perjudiciales reales causados por el celular sobre los usuarios, en condiciones normales de uso.

En la misma línea se sitúa la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), que clasificó la energía electromagnética producida por los celulares como ‘posiblemente cancerígena’ y la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC), que no descubrió evidencia concreta que relacionará estos dos factores.

Para la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones no Ionizantes, la evidencia científica se aleja cada vez más de señalar un vínculo seguro y directo entre el uso de estos dispositivos y la aparición de tumores cerebrales. Así lo refiere Michael Milligan, Secretario General del Mobile Manufacturers Forum en las conclusiones de Interphone, un estudio realizado en 2010 y el más amplio hasta ahora sobre la relación de cáncer y celulares, coordinado por la IARC, “los usuarios de teléfonos móviles pueden quedarse tranquilos por el hecho de que ya hay un cuerpo sustancial de evidencia científica sobre el uso de largo plazo de los teléfonos móviles a través de estudios realizados en animales, durante toda su existencia y que no encontró relación alguna entre la exposición a radiofrecuencia durante períodos prolongados e impactos en la salud”.

Los que no están seguros.

Ni la clasificación dentro del Grupo 2B –’posiblemente cancerígeno’– dada por la IARC a la radiación producida por los teléfonos móviles, ni la conclusión de los autores del estudio Interphone organizado por la misma institución, que señala que “en general, no se observó ningún aumento de riesgo de glioma o meningioma con el uso de teléfonos móviles”.

El estudio agrega que “hubo sugerencias de un aumento de riesgo de glioma a los niveles de exposición más elevados, pero la existencia de sesgos y los posibles efectos del uso intensivo y de largo plazo de teléfonos móviles requieren una investigación ulterior”.

El doctor León Moncada, por su parte, sugiere que se hagan estudios mucho más serios y que puedan arrojar datos más confiables. Acepta que sí hay personas que pueden sufrir enfermedades físicas o sicológicas por las señales constantes emitidas por los celulares, pero que esto no necesariamente es atribuido a los dispositivos. “En estos casos, debe tenerse en cuenta que las personas pueden ser mucho más sensibles de lo normal a las señales electromagnéticas y a la radiofrecuencia, por lo que no necesariamente es culpa de los teléfonos”, agrega.

Teniendo en cuenta que la información disponible sobre el tema se basa en investigaciones a corto y mediano plazo, y que el uso de teléfonos móviles en otras poblaciones vulnerables como los niños no se han analizado a fondo –ya que gran parte de los estudios sobre cáncer y uso del celular han involucrado a una población de adultos, y que los niños no usaban celulares en los años 90–, no hay una verdad revelada sobre el impacto que en varios años pueden tener los celulares sobre los usuarios.

En este grupo de personas se encuentran organizaciones como la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) y también la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC), que llevan a cabo pautas para limitar los niveles de radiofrecuencia emitida por los teléfonos celulares, así como seguimientos a la Tasa de Absorción Específica (SAR), encargada de medir la exposición de las personas a radiofrecuencias. Esta tasa mide la cantidad de energía que absorbe el organismo y se sabe que la SAR permitida en los Estados Unidos es de 1.6 vatios por kilogramo, por lo que la FCC exige constantemente a los fabricantes informes sobre sus modelos de celulares.

Seguramente se seguirá investigando si hay relación o no entre los tumores cerebrales de crecimiento lento o tumores en otras partes del cuerpo, y el uso constante de teléfonos celulares. Está por verse un estudio que aporte de manera definitiva la respuesta a esta problemática. Por lo pronto, y mientras llega un estudio concluyente, lo más conveniente es aplicar la frase ‘ante la duda, abstente’, y moderar el uso del celular sobre la oreja, o no dormir con él en la cabecera de la cama.

Colaboradores ENTER.CO

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Muchos periodistas y blogueros de Colombia, Latinoamérica y España colaboran esporádicamente con ENTER.CO, aportando su conocimiento y puntos de vista frente al acontecer tecnológico y de Internet.

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4 comments

  • En una conferencia con un importante funcionario del Gobierno, escuché que la radiación de las ondas de celular producía una distorsión en el campo electromagnético de la tierra, el cual es el que utilizan las abejas para guiarse, provocando que estas se pierdan y mueran al intentar buscar su camino a casa.

    Además la afirmación de que si las abejas se extinguen la próxima especie en hacerlo seremos los seres humanos (aunque esto no le vendría mal al planeta tierra).

    Alguno sabe algo de esto?

  • En una conferencia con un importante funcionario del Gobierno, escuché que la radiación de las ondas de celular producía una distorsión en el campo electromagnético de la tierra, el cual es el que utilizan las abejas para guiarse, provocando que estas se pierdan y mueran al intentar buscar su camino a casa.

    Además la afirmación de que si las abejas se extinguen la próxima especie en hacerlo seremos los seres humanos (aunque esto no le vendría mal al planeta tierra).

    Alguno sabe algo de esto?

  • Por simple observación se concluye que, si los celulares causaran cáncer, los más de cinco mil millones de usuarios de celulares estarían llevando a un incremento casi vertical en el número de personas enfermas de cáncer; pero esto no ha sucedido. Lo que sí se observa es que las tecnologías de la información están aumentando el promedio de idiotez de sus usuarios.

  • Por simple observación se concluye que, si los celulares causaran cáncer, los más de cinco mil millones de usuarios de celulares estarían llevando a un incremento casi vertical en el número de personas enfermas de cáncer; pero esto no ha sucedido. Lo que sí se observa es que las tecnologías de la información están aumentando el promedio de idiotez de sus usuarios.

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