Hay dos usos para la expresión ‘jugando a ser Dios’, uno exagerado y metafórico, y otro que literalmente acusa a alguien de hacer los oficios del Creador. Lo que han logrado los científicos de la Universidad de Stanford (inglés) pertenece a la segunda categoría, pues los académicos han desarrollado videojuegos en los cuales uno no manipula a un personaje digital sino a microorganismos vivos.
El equipo de el profesor Ingmar Riedel-Kruse (líder del proyecto), ha desarrollado tres videojuegos básicos: Pac-Mecium, Pond Pong y Biotic Pinball. En el primero, un paramecio es controlado usando impulsos eléctricos para guiarlo a través de un laberinto lleno de bolitas que el organismo puede consumir. Pond Pong, como lo indica su nombre, imita al clásico Pong, y Biotic Pinball replica la experiencia de esos grandes juegos que eran tan comunes en los ‘arcades’ el siglo XX.
El sistema es muy sencillo. Los microorganismos son introducidos en un líquido, el cual es filmado con una cámara de video y un microscopio. La imagen es reproducida en una pantalla de computador y el usuario manipula el juego por medio de un control tradicional.
Para manipular a los organismos en cada juego, los científicos usan impulsos eléctricos y chorros de químicos especiales. Estos métodos les permiten tener un control de los paramecios lo suficientemente preciso como para disfrutar de un videojuego.
Antes de que se escuchen reclamos por crueldad, hay que aclarar que se trata de paramecios, organismos que, según Riedel-Kruse, no son capaces de sentir dolor. “Estamos hablando de microbiología en estos juegos, formas de vida muy primitivas. Nosotros no usamos ningún tipo organismos más avanzados”, aseguró Riedel-Kruse a The Register.
Si la diversión sádica no es lo que ha impulsado este proyecto, ¿qué ha llevado a estos reconocidos científicos a desarrollar estos videojuegos?
“La biotecnología moderna va a influenciar la vida a un ritmo acelerado, más prominentemente en las decisiones biomédicas personales con las que nos enfrentaremos cada vez más a menudo. Por lo tanto, todo el mundo debería tener un conocimiento suficiente sobre las bases de la biomedicina y la biotecnología. Los juegos bióticos podrían ayudar a promover eso”, dijo Riedel-Kruse.
¿Servirán los juegos de Stanford para los fines que prevé Riedel-Kruse, o en realidad es este un experimento encaminado a satisfacer la curiosidad de los científicos mas no a educar a las personas sobre la biomédica y la biotecnología? ¿Le interesaría jugar Pac-Man con un ser vivo? Déjenos su opinión en la sección de comentarios.
Esto es una fiel muestra de lo mucho que ha avanzado la biotecnología, lo único preocupante es precisamente poder controlar otros organismos vivos; aunque yo jugaría Pac-Mecium, sería bastante extraño pero interesante