Evaluación: De vuelta a los años 80 con la hilaridad de Far Cry 3: Blood Dragon

Far Cry 3: Blood Dragon es una apología tanto musical como ambiental a esos clásicos juegos de acción ochenteros que tanto nos ilusionaban en nuestros primeros años como gamers. Cabe aclarar que el juego es diferente y no tiene nada que ver con Far Cry 3. Así que no necesita el juego completo para poder instalarlo en su consola o PC. Es posible descargarlo en Xbox o en PS3 por medio de las respectivas tiendas. Es un juego corto, máximo de cinco horas. Pero como verán, está bien ejecutado.

Presentación e historia

La historia comienza en la mitad de un ‘ciberquirófano’, mientras un montón de máquinas reconstruyen el cuerpo del sargento Rex Power Colt para convertirlo en un soldado biónico llamado Mark IV. El fin de él y del juego es luchar contra el comando Omega del Coronel Ike Sloan, quedarse con la chica bonita y salvar el mundo. Así de fácil.

Así inicia Far Cry 3: Blood Dragon, como para que se antojen:

http://www.youtube.com/watch?v=yKrAiP7DugA

El juego se convierte desde el principio en un vórtex a los años ochenta y una oda a los videos en VHS. Sus diálogos forman un ambiente de despotismo ante todo y contra todo. Por ejemplo, se advierte que a lo largo del mismo tendrá que vivir con un sin fin de tutoriales hechos para personas ‘idiotas’, y que lo mejor que puede hacer para evitarlos es apagar su consola, ya que no hay otro camino.

Ahora sí, metámonos en la historia. Luego de la balacera que vimos en el video de arriba el personaje es dejado a su suerte en una solitaria isla núcleo-apocalíptica en el futurista año 2007. Allí tendrá que ir avanzando para conquistar territorio y así devolverle el control a las fuerzas del ejército humano, que luchan contra las tropas Omega del coronel Ike Sloan, un loco ex militar que tiene como fin conquistar el planeta.

Nuestro hombre tendrá que abrirse paso por esta selva llena de animales mutantes que no dudarán un instante en atacarnos. Conejos, vacas, pavos reales, tigres, leopardos y hasta cabras están dotados con una fuerza extraña que les da la total ventaja en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Eso sí, nuestro personaje no se amedrenta ante nada y con un lenguaje más que soez pedirá a sus enemigos, en este caso los animales, que se vayan ‘al carajo’ mientras él se declara como el verdadero y ‘jodido héroe americano’ de esta historia. Esto lo hará siempre que aparezca un enemigo en pantalla.

A medida que avancemos aparecerán muchos más enemigos, que le pondrán cierto picante al desarrollo del juego. Por ejemplo, en cada base que encontremos en nuestro viaje tendremos que enfrentar a los soldados insurgentes. No se sorprendan mucho con ellos, porque los comandos son torpes, lentos y fáciles de matar. Ojo: siempre hay que esculcarlos porque tienen dinero y objetos, y además se les puede arrancar un corazón electrónico que ayuda a controlar nuestro siguiente problema.

Los segundos enemigos que encontraremos son unos dragones luminosos que parecen sacados del set de ‘Pimp My Ride’ (para los que no lo recuerdan, les dejo un enlace de este curioso programa). En un principio no se podrá enfrentar a los dragones en un combate cuerpo a cuerpo, porque resultará en un desperdicio absurdo de balas o en una muerte estúpida. Para esquivarlos deben tener en cuenta dos cosas: la primera es caminar con sigilo, pues ellos reaccionan ante el sonido y los movimientos bruscos, así que si nos agachamos y pasamos con cuidado no notarán nuestra presencia. La segunda y menos complicada es arrojarles los corazones electrónicos que arrancamos de los soldados, ellos irán a buscarlos y se alejarán del camino.

¿Qué se esconde detrás de los dragones? ¿Cuál es la finalidad de que aparezcan en juego? el general Sloam, comandante de los insurgentes, bebió la sangre de estos dragones y se dio cuenta que al tomarla sus habilidades físicas aumentaban, y que además podría controlarlos ya que la sangre hacía que compartía cierto tipo de vínculo con ellos. Él, al darse cuenta del poder que consigue, empieza a fabricar armas bioquímicas que le permiten controlar la mente de los humanos, manejarlos a su antojo y así dominar el mundo.

Jugabilidad

Uno de los mejores detalles del juego es la voz del protagonista. ¿Recuerdan o saben quién es Michael Biehn? Si no, vean esto:

http://www.youtube.com/watch?v=sts5arvStcI

Es nada más y nada menos que Kyle Ryse, el hombre que viajó del futuro para derrotar al primer Terminator, preservar la vida de Sarah Connor y convertirse en el padre John Connor. Este detalle le da un toque especial, porque la voz del personaje se fusiona perfectamente con las imágenes y las secuencias que aparecen en el juego.

Durante toda la aventura aparecerán varios terminales misiones secundarias, como en Far Cry 3. Estos puntos permiten objetivos secundarios, que van desde el rescate de rehenes hasta las sendas del depredador (cazar animales raros) que dan más puntos y experiencia al protagonista. Las misiones tienen como único fin desbloquear accesorios que sirven para mejorar y conseguir nuevas armas, recolectar objetos y encontrar tesoros.

Si acaso quieren iniciar estas aventuras tendrán dos caminos posibles: en vehículo o a través de desplazamiento rápido. El primero es lento y lleno de enemigos. El segundo permite viajar rápido a una guarnición conocida a otra para reabastecer balas, armas pesadas, botiquines de salud y empezar nuevas misiones. Estos viajes rápidos solo se pueden hacer entre las bases enemigas que ya hayamos conquistado. Para lograrlo, debemos derrotar a todos los enemigos de la armada Omega que haya dentro de las bases antes de reclamarlas como nuestras.

Cada territorio conquistado desbloquea una nueva arma. Algunas de las pistolas, rifles y fusiles de asalto son precisas, ingeniosas y destructoras, y otras son débiles y sin oficio. Recomiendo el arco: es fácil de controlar, es sigiloso, efectivo, las municiones son a bajo costo y se consiguen en prácticamente toda la isla.

Cuando ya tengan las armas, encontrarán en cada tienda un menú que se divide en tres componentes. El primero sirve para recargar todo el armamento del jugador. El segundo es para las armas, y en él aparecen las que están disponibles y las mejoras a las que tenemos acceso. El tercero es para objetos consumibles, donde podemos comprar chalecos antibalas, jeringas de salud, mapas de todo el territorio y nuevas armas.

La mejor arma del juego la encontraremos en un extraña y poco común misión. Allí tendremos que superar cuatro niveles llenos de zombis para descubrir una de las armas más poderosas del juego, la famosa ‘killstar’.

Gráficas y entorno

Los elementos dentro del diseño del espacio en Far Cry 3: Blood Dragon permiten una completa interacción al personaje en tierra, aire y agua.

Todo lo que hay en el juego se puede utilizar. Las casas, los carros, los árboles, los jeeps, los animales, las lanchas, los jet ski, las paredes, los arbustos, las piedras y hasta los ladrillos permiten la interacción con el jugador.

Música y sonido

La música de Far Cry 3: Blood Dragon es ese ingrediente que junta todos los elementos del juego para que haya una sincronía perfecta entre lo que el jugador ve, hace y lo que escucha.

La banda sonora del juego tiene dos protagonistas. El primero es Little Richard con `Long Tall Sally´. El segundo es el dúo australiano Power Glove quienes son los encargados de poner la música de casi todo el juego. Los dejamos con la banda sonora completa de Far Cry 3: Blood Dragon:

Multijugador

No tiene.

Lo malo

• Los cibersoldados. No representan un peligro verdadero para el protagonista del juego. Producen más daño y temor los animales que hay esparcidos por la isla.
• El arma llamada ‘Killstar’. Cuando la encuentren se darán cuenta por qué es mala.

Lo bueno

• La historia, la presentación, las animaciones, las gráficas y las armas… Es como una mezcla de Terminator con buen humor.

4,5/5: Excelente

(Vea aquí nuestro sistema de evaluaciones)

Conclusión

Un juego perfecto para pasar unas horas al frente de su consola o PC. Es ideal para reírse, matar algunos enemigos, despellejar uno que otro parroquiano y sentirse un verdadero héroe americano de los años ochenta.