Según el último estudio de la IFPI (International Federation of the Phonographic Industry) la industria de la música tiene muchas razones para llorar al son de una triste milonga; el 95% de las descargas de música es ilegal, es decir que de cada 20 solamente una es paga; las ventas globales de música cayeron 9% entre 2009 y 2010, aunque las ventas de música en línea aumentaron un 6%. Y lo peor es que con todo lo que pasa, Enrique Iglesias aún no se calla.
Mientras este artículo avanza, Hendrix llega gratis a mis audífonos torturando una guitarra eléctrica sin piedad con Foxy Lady gracias a VYE Music, La Gata Bajo La Lluvia de Rocío Durcal baja del tejado hacia mi computador (de nuevo GRATIS) por The Pirate Bay –el directorio y buscador de torrents más famoso del mundo, que permite bajar archivos mediante el sistema P2P BitTorrent–, y al mismo tiempo 53 ‘gigas’ de música duermen en mi portátil esperando a que iTunes los despierte.
Esto sin contar los lances que en cada semáforo me hacen colecciones de salsa pa’ bailar, rock en español trasnochao, U2 en concierto, las 140 del despecho, vallenatiando, los 14 mil cañonazos bailables y hasta Mozart para estimular la inteligencia.
Desde 1999 las ventas globales de música han caído considerablemente, convirtiendo una industria otrora glamorosa en un sector austero que pasa cada vez más tiempo en los estrados judiciales y menos en las tarimas.
Entre los quemadores y los servicios de intercambio de archivos, más conocidos como peer-2-peer (P2P), han hecho bajar las ventas de CD en más del 70% desde ese año, en el que la cifra de 1.083 millones de unidades se instaló como récord.
El P2P tiene como ícono al sistema Napster, hoy redimido y entregado a la legalidad, que nació revolucionario y subterráneo en 1998, fue glorioso en 2000 y finalmente cerró obligado por múltiples demandas en 2001, cuando ya contaba con de 50 millones de miembros, cada uno de los cuales abría sus colecciones de música digital para que los otros 49’999.999 bajaran toneladas de canciones gratis desde su computador.
Pero cerrar Napster no fue precisamente una solución: luego vinieron Gnutella, FastTrack, eDonkey, Mininova, Kazaa, isoHunt, The Pirate Bay, LimeWire, BearShare y todos los BitTorrent que han existido, existen y que, con la seguridad de que 719 es un número primo, existirán.
El panorama se agrava con la tendencia de crecimiento de ventas en línea, que después de varios años por encima del 10% ha caído a un solo dígito y, según los analistas del mercado, ha llegado a un punto de estancamiento en 2010 al crecer tan solo un 6% (PDF). Esto mientras la producción mundial de CDs ha bajado de 1.083 millones en 1999 a 370 en 2009, con una tendencia decreciente que también se estabilizó durante los últimos años, pero alrededor del 20% anual (PDF).
El otro componente es la piratería de semáforo, de andén, de Sanandresito y de puente peatonal. Mientras que un CD vendido en la calle tiene 150 canciones y cuesta 2.000 pesos (poco más de 1 dólar), los discos compactos de los almacenes tienen 16 canciones y valen 40.000 pesos (unos 21 dólares). Un ejercicio matemático básico nos arroja que mientras una canción en la calle vale 13 pesos (7 insignificantes centavos de dólar), en el almacén tiene un costo de 2.500 pesos (1,3 dólares), es decir, 192 veces más caro. Por mucha falta que hagan la carátula, las letras y las fotos, no es necesario ser un experto en macroeconomía para reconocer lo complicado del escenario para el negocio de la música, por lo menos en el país del sagrado corazón en el que el salario mínimo mensual subió, el último año, tan solo $20.600.
Y como si esto fuera poco, cualquier computador con quemador de CD es una tentación latente de piratería familiar y social que, si bien no tiene un fin comercial, sí afecta la decisión de compra.
Mientras este artículo avanza, Janis Joplin maúlla un blues arrastrado que se estrella con furia sobre mis parlantes después de viajar desde Grooveshark, portal al que no le he pagado ni un centavo por semejante exquisitez.
Pero no todo son vacas flacas para la industria de la música: según las estadísticas, hay una perspectiva desde donde el vaso se ve medio lleno. El mercado de descargas legales por Internet en 2010 movió 13 millones de descargas, y los ingresos por conciertos han aumentado en un más del 200% desde 1999. [1999 -2004] [2006 – 2010]
Además, las posibilidades de ingresos se amplían con el surgimiento de formas alternativas de comercialización como los ringtones (aunque con el crecimiento en ventas de los teléfonos inteligentes, estos dejarán de ser buen negocio), las bandas sonoras de películas o de juegos, los canales de videos y los servicios de música por Internet como Slacker.com, Pandora, Last.fm, Grooveshark, Musicovery, we7, VYE Music, Hypem, Songza, Jamendo, Shuffler.fm, Filtermusic.net, Napster, Deezer, Rhapsody, Spotify, Rdio, iTunes Store, Sirius XM, Nokia Comes With Music y más de 400 servicios en línea que tienen acuerdos con las disqueras para sonar su música. Algunos de estos servicios ofrecen ya más de 10 millones de canciones.
Desafortunadamente, la combinación del aumento del 6% en ventas digitales con el decrecimiento constante del 20% en ventas físicas, no logra estabilizar la balanza y más bien la deja inclinada del lado negativo, llevando a la industria musical a decaer un promedio de 10% anual en ventas.
Mi sabia abuela diría: “ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”. En el extremo ardiente, no está bien que una innumerable cadena de intermediarios se lleve los ingresos dejando al artista como último eslabón con un pequeño porcentaje de lo que sus creaciones han producido. En palabras del mismo David Kusek –vicepresidente del Boston Berklee College y coautor de The Future of Music–, “los sellos disqueros nunca estuvieron en el negocio de la música, ellos estaban en el negocio de vender discos plásticos”.
En el otro extremo, ese que no alumbra, es evidentemente nocivo para la salud, el bolsillo y la vida del artista que sus creaciones no le representen ni un centavo. Por esto han surgido, también gracias a Internet, una serie de esquemas que pretenden mediar la situación para que la gente pueda comprar música legal sin sacrificar el corrientazo y teniendo en cuenta que el futuro del negocio no está en vender discos sino música en cualquier formato.
¿Soluciones a este problema?
Mmmm… varias en exploración, apenas aterrizando del plano teórico:
- Encerrar en la cárcel a los piratas o arruinarlos con multas millonarias.
- Educar.
- Buscar ayuda en un ser superior:
- Los ISP (proveedores de acceso a Internet).
- Los gobiernos.
- Google.
Meter en la cárcel o arruinar a los piratas.
Aunque suene exagerado, es el camino que está recorriendo un sector de la industria musical y legal en Estados Unidos.
Obviamente, ni a la Recording Industry Association of America (RIAA) ni a las disqueras les gusta mucho la idea de que el mundo entero esté escuchando por ahí música ‘de gorra’; y para contrarrestar este fenómeno han creado un ecosistema de abogados y hackers de sistemas P2P, que muy juiciosos han logrado crear más de 18.000 pleitos en apenas 5 años, todos ellos contra los pilluelos usuarios de sistemas P2P y contra sus propios creadores.
La mayoría de los casos no llega a los estrados y concluyen en un ‘acuerdo’ entre las partes que oscila entre 3.000 y 5.000 dólares. Un mercado potencial de más de 54 millones de dólares alrededor de la industria de la música en el que el único sonido es el de la caja registradora.
2 de los casos más significativos son:
- Jammie Thomas-Rasset, una ama de casa, madre de 4 hijos que fue descubierta compartiendo desde su computador 1.702 canciones que tienen derechos reservados de autor. Razón por la cual le fue impuesta una multa de 1.9 millones de dólares. Algo así como 1.120 dólares por canción.
- El estudiante de Ph.D Joel Tannenbaum fue encontrado culpable por un descargar cientos de canciones de manera ilegal a su computador y condenado a pagar la bicoca de 675.000 dólares por su atrevimiento; condena que tras un proceso de apelación fue reducida a 67.000 dólares con el argumento que el monto anterior era inconstitucionalmente excesivo y que no guardaba relación con el delito cometido.
- Los creadores de The Pirate Bay fueron condenados a prisión en 2009.
Educar.
La educación, en este caso, tiene varios tentáculos; uno está dirigido hacia los usuarios, otro hacia los artistas y otro a las disqueras.
Los usuarios debemos aprender que la piratería está mal. PUNTO.
¿Difícil?
Sí, muy.
Pero si no queremos que la lección nos la den con una multa de un millón de dólares, tenemos que ir aprendiendo por nuestra propia cuenta. Además, existen muchísimos sitios en los que tenemos más de 10’000.000 de canciones por 10 dólares al mes.
Los artistas deben aprender que las grandes disqueras no son el único mecanismo para dar a conocer su música y que Internet plantea opciones interesantes para acercarlos a sus seguidores actuales y potenciales.
Por un lado, tenemos Creative Commons, que pretende darles un vuelco a los derechos de autor para que los artistas puedan ofrecer sus creaciones en diferentes esquemas.
También está CD Baby, un distribuidor virtual de música en el que los artistas pagan 39 dólares por álbum o 9,95 por sencillo para que estos señores lo distribuyan por Amazon, iTunes Store y Rhapsody, además de que les ayuden a consolidar herramientas digitales enfocadas a la venta y promoción de su música.
Adicionalmente, existen varios sitios que buscan la opinión del público sobre trabajos inéditos y que además permiten postular trabajos propios de bandas no tan reconocidas para que una catajarria de melómanos o de aficionados de todo el mundo pueda ejercer su derecho al voto en clave de mi. Algunos de ellos son HitPredictor, Thesixtyone, SoundCloud, PureVolume, One Track Mind, OurStage y StumbleAudio.
Cerrando el círculo de la educación, las disqueras deben aprender que sin público no hay negocio, que el negocio no son las cajas de CD, que tienen una forma más sostenible (y amable) de conservar su público que una tropa de abogados buscando piratas, que Internet democratiza el acceso a la información, incluso a la música, y que para que todos los engranajes funcionen en este nuevo mundo de silicio es necesario ser justos.
Las disqueras también deben ser conscientes de que ahora los usuarios tienen muchas formas de consumir música y un mar de opciones para elegir qué escuchan/compran/rentan/prueban/recomiendan, y que Internet más que una amenaza es un aliado para entregar más y mejores servicios en los que se empaqueten las creaciones de sus representados.
Buscar ayuda en un ser superior.
De las ISP:
Esta opción cobra cada vez más fuerza y ya algunos experimentos han funcionado. El esquema planteado por las disqueras se basa en 2 funciones que deben cumplir las empresas proveedoras de acceso a Internet:
La primera es ofrecer a sus usuarios la posibilidad de escuchar música de un catálogo de millones de canciones como parte de su servicio de Internet, y la segunda es monitorear el acceso de los usuarios a aplicaciones, páginas o sistemas que faciliten las descargas ilegales. Al descubrir este tipo de comportamiento, los usuarios reciben un comunicado en el que se advierte la irregularidad y se alerta la posibilidad de suspensión del servicio en caso de continuar. La Ley Hadopi, en Francia, apunta a esta última solución, aunque sus resultados no han sido los esperados.
En Irlanda el proveedor de acceso Eircom ya implementó este esquema, sus usuarios pueden disfrutar gratis del servicio de streaming ilimitado de más de 4 millones de canciones, y por otro lado su comportamiento pirata es vigilado de cerca.
Del gobierno:
Los gobiernos de Corea del Sur y Francia son pioneros en la implementación de leyes antipiratería mediante las cuales están autorizados a cancelar el servicio de Internet a un usuario que esté utilizando servicios P2P para la obtención o publicación de piezas protegidas por derechos de autor.
A partir de esta medida en Corea del Sur, las ventas de música digital han aumentado 14% en tan solo 6 meses.
Para tal efecto, en Francia, fue creada la agencia Hadopi (Haute Autorité pour la Diffusion des œuvres et la Protection des droits sur Internet), organización que estableció como procedimiento el envío de un primer correo electrónico de advertencia, si el usuario es descubierto descargando o publicando música de manera ilegal. Si el infractor es descubierto una segunda vez antes de los siguientes seis meses recibirá una segunda advertencia acompañada de un periodo de prueba de 6 meses más. Tiempo en el cual, si el usuario reincide, le será iniciado un proceso judicial en el que, si es culpable, tendrá que pagar una multa de 1.500 euros, más la suspensión del servicio y el reporte a una lista negra que comparten todos los ISP. Los resultados, sin embargo, no han sido los esperados.
De Google:
Las disqueras en conjunto con la MPAA y la RIAA han acudido al gigante de Internet para que restrinja la aparición de palabras como BitTorrent, torrent, uTorrent, RapidShare y Megaupload de su función Google Suggest, de autocompletar (que con las primeras letras sugiere varias opciones para búsqueda); y de su servicio Google Instant, que muestra una previsualiación de las páginas que han sido arrojadas como resultado de búsqueda.
Esta restricción ya está funcionando en Estados Unidos y aunque algunos alegan censura, el camino ya está siendo recorrido, de la misma forma como ya hoy sucede con las palabras ‘sex’ y ‘porn’ en Google Instant.
Esta restricción dificulta a los usuarios encontrar vía Google algunos de los servicios P2P, y en consecuencia piratear. Pero también pagan por justos pecadores, ya que igualmente dificulta la posibilidad de publicar y compartir contenido sin derechos reservados en este tipo de servicios. El video de la serenata, la celebración del gol, o cualquier creación que queramos compartir con el planeta, e incluso existen bandas que utilizan este tipo de servicios para dar a conocer su música.
Pagar por lo que nos gusta parece algo lógico, pero sobre todo justo con esos seres que se dedican a crear las melodías que nos llenan los corazones de rabia, melancolía, esperanza, razones, colibríes, silencios, cenizas, presente, jadeos, locura o insolencia.
Remata Galy Galeano, ojalá sin ánimo premonitorio, con Frío de ausencia.
Muy buen articulo, tenes toda la razón en cuanto a pagar por lo que nos gusta, en el futuro me imagino que sera así, pero va a ser muy duro adaptarse.
Aunque el articulo hace un fuerte énfasis en la venta, hay que mirar también los ingresos de la industria musical, Si bien el dinero no entra por ventas Físicas, si esta entrando por medio de conciertos, y venta de Merch, la industria musical NO esta muriendo, esta tranformandose y obligando a los Grandes a Cambiar, mirar a los oyentes con nuevos ojos y migrar a alternativas acordes a un mundo globalizado y conocedor de tecnologías.
¿Las descargas ilegales dañan al artista? NO. Si bien sus ingresos no vendrán de la compra de su musica el hecho que te conozca mas gente hara en consecuencia que asistan a tus conciertos o estén mas propensos a comprar aunque sea un Botón alusivo a tu banda. Quizás un gran ejemplo de esto son Bandas como RadioHead y NIN, que desdieron “regalar” su música a cambio de cualquier donación, ( con ello R.H Recibió 3 veces lo que habían recibido por la disquera en su álbum pasado, y contando con que muchos NO pagaron por la descarga del mismo).
La industria musical esta tan viva que bandas legendarias han decidido resurgir de entre las cenizas y armar World Tour, como lo son Iron Maiden, Paul Mc Courtney, Rolling Stones AC/DC,. ellos saben que de su música aun pueden sacar Muschisimo.
Que la industria musical esta Muerta es una gran mentira la “piratería” esta impidiendo que las Grandes Disqueras y sus dueños dejen de comprarse un par de Ferraris al año para comprar solo uno.
Estoy de acuerdo con que apoyemos a los creadores, pero gestionando leyes que promuevan sus productos, y no simplemente pagando la gana de Mega-Industrias e instituciones (ejem Sayco y Acimpro) que lo único que quiere es el Dinero y no apoyar la cultura.
Dejo este interesante articulo:
http://alt1040.com/2011/01/la-pirateria-no-existe
Sr 0FF3R1NG,
Gracias por su aporte y el artículo de referencia … a pesar de lo extremo de algunos conceptos y lo local hacia España, son identificables varias puntos en común …
Creo que finalmente lo interesante es tener una discusión sobre las posibilidades que ofrece Internet versus el modelo tradicional.
Muchas gracias por participar.
ciao.
Muy buen artículo.
Interesante análisis, pero creo que se olvido mencionar que el nogocio de los artistas musicales NO ES VENDER DISCOS, es difundir su musica y presentarse en vivo. De allí la frase “Prefiero 100000 fanáticos piratas que vayan a mis conciertos, que 10000 que compren una canción y no vayan a mis recitales”
Se les olvido poner en “¿Soluciones a este problema?” la cual debería haber tomado la industria hace mucho tiempo … cambiar el modelo de negocio para adaptarse al ecosistema actual.
Es tan fácil como entender que la industria hoy en día no se debe basar en ventas sino en, solo un ejemplo, presentaciones en vivo. Hay todo un espectro de posibilidades que se pueden explotar con la música, la industria como la conocemos hoy en día esta destinada al fracaso y mas aun cuando se resisten a abandonar un modelo obsoleto.
hey que buen articulo, no concuerdo con tu solucion respecto a que la solucion esta en un ISP o en el gobierno, depronto ver directamente como esa pirateria puede ser usada a tu favor, si tu afreces un cd a 2000 pesos, este cd adicional trae publicidad y codigos de activacion para ganar algo o entrar a algun lado donde hay ams publicidad, estas generando muchos ingresos, a la industria musical le duele estar asociada con otro medio pero la realidad es que un artista bas sus ingresos en giras y en publicidad, un deportista basa sus ingresos en publicidad, porque la industria musical no puede a pesar de tener establecidos tantos canales para ello?
ya quisiera yo cobrar millonadas por el trabajo que realizo pero no me toca conformarme con algo que se llama salario, a pesar de que los trabajos por los que paso siguen usando las herramientas que deje… todo es lucro y ellos quieren tener toda la tajada y no compartirla con nadie, la verdad en el momento que bloqueen descargas ilegales y no exista una en el medio (como que 719 es numero primo xD) ese dia simplemente escuchare emisora pero no pienso pagar 50.000 pesos por 10 canciones de las cuales voy a escuchar 3 y al otro año sale nuevo album, yo compro un cd/dvd cuando realmente vale la pena, el trabajo es impecable en su mayoria y entrega una oferta adicional a las canciones o videos. en el 2001 en tower records los cds de iron maiden costaban 20.000 ahora resulta que que estan a 47.000 acaso xq subieron?
El mejor camino que pueden tomar los artistas es… adaptarse al medio, abandonar el sistema arcaico de los CDs o DVDs y abrir tiendas estilo iTunes Store… vendiendo canciones a menos de un dolar.
Buen aunque también hay que ver que las disqueras están perdiendo esa platica extra de la venta de discos y eso es en realidad lo que les duele… por que hasta el día de hoy no he visto el primer artista reconocido que vaya a quiebra por culpa de la piratería!
buen articulo
mi punto de vista con respecto a algunos comentarios es mas bien diferente, ya que no creo mucho que los músicos prefieran “100000 fanáticos piratas”, o al menos un músico que viva solamente de hacer música.
en el esfuerzo para grabar un solo track se pueden ir perfectamente 3 semanas UN SOLO TRACK!!! trabajando todos los días, tres semanas que deben ser remuneradas de alguna forma tanto para el músico como para el ingeniero de sonido, y eso contando que un solo ingeniero se tome el trabajo de hacer grabación, edición, mezcla y masterizacion que no es nada fácil. esto sumado a hacer un posible videoclip, pagar un manager para que puedan “sonarle” una canción en la radio o puedan conseguir un presentación decente. y me me olvidaba la influencia que tiene sayco y acimpro a los cuales también se les deben pagar tanto autoria como trabajo de composición para que puedan ser registrados y se les “respeten” sus “derechos” que hoy en día son vulnerados por prácticamente cualquier persona que sea melomana y tenga acceso a la red.
para mi y yo creo que para todos los músicos la pìrateria es lo peor que le ha podido pasar a la industria musical y que es indiganante que el esfuerzo que se le imprimió al proyecto sea robado de una manera tan fácil.
El tema básicamente es que las “grandes” empresas quieren captar masivamente a todos los usuarios que compran “pirateado”, porque los ven como eventuales compradores. (según cifras, los ven como efectivos compradores)
Por mi parte, pienso que todo artista debería replantearse si las casas disqueras son en realidad un puente a su misión, o más bien por el contrario, un modelo de negocio arcaico que debe evolucionar.
El miedo al cambio es parecido al de un “abuelito” que prefiere la máquina de escribir para hacer una carta, a tener que aprender a usar un computador para el mismo fin.
el desacuerdo con todas las soluciones, el problema es que la industria de la musica esta regida por un monopolio, por lo tanto no permiten que la industria avance y busque otro modelo de negocio mas acorde a las circustancias actuales, la tecnologia sigue avanzando, es por ello que la industria de la musica se adapte, asi como lo han hecho otras industrias
el desacuerdo con todas las soluciones, el problema es que la industria de la musica esta regida por un monopolio, por lo tanto no permiten que la industria avance y busque otro modelo de negocio mas acorde a las circustancias actuales, la tecnologia sigue avanzando, es por ello que la industria de la musica se adapte, asi como lo han hecho otras industrias