Llevamos hablando de la computación en la ropa o ‘wearable computing’ por un tiempo, pero durante este año Samsung lanzó su reloj inteligente, Sony sacó la segunda versión de un producto similar y Pebble se consolidó en el mercado. Muchas empresas de tecnología ven en este nuevo segmento una posibilidad de crecimiento parecida al de las tabletas y de los móviles.
Todavía no se sabe si hay un mercado para este tipo de productos. Samsung ha dicho que ha tenido buenas ventas del Galaxy Gear, pero todavía falta un toque más de diseño y funcionalidad para justificar la compra de un dispositivo como ese.
Sin embargo, la computación ‘usable’ tiene mucho para donde crecer. Los relojes inteligentes apenas son el primer paso. Lo interesante se dará cuando salgan dispositivos de nicho que solucionen problemas específicos. Como hablamos alguna vez en un Pong, sería alucinante que un dispositivo inteligente pudiera contar los pasos de un futbolista en un partido de fútbol, saber cuantas veces tocó el balón y correlacionar la información para determinar cuantos pases exitosos realizó y la potencia de su pegada.
Otro campo que tiene millones de posibilidades es la medicina. Al tener computación en la ropa o en el cuerpo, los médicos podrán monitorear a pacientes que requieran de atención 24 horas el día.
Este campo tiene mucho espacio para crecer y apenas estamos viendo los primeros pasos, por eso es la tendencia nominada del año.