El año pasado, cuando terminaba el CES, les contamos sobre cuatro tendencias que vimos en la feria y, a nuestro juicio, marcarían el futuro cercano. Un año después, con la distancia y la serenidad que da el tiempo, podemos saber si estas tecnologías cumplieron o no con lo que se esperaba de ellas.
Los proyectos financiados por la gente
La feria del año pasado –y otros eventos posteriores, como South By Southwest– se convirtieron en el debut de algunos productos que fueron financiados por la gente en 2012 y salían al mercado en 2013. Y aunque algunos de ellos siguen siendo pioneros, la verdad es que ninguno se convirtió en la estrella que creíamos que podría llegar a ser.
El Pebble Smartwatch fue uno de los mejores relojes inteligentes del año. Sus actualizaciones de software lo convirtieron un producto más atractivo, que se destacó frente a propuestas de gigantes como Sony o Samsung. A pesar de eso, un buen reloj no impidió que la categoría en su conjunto tuviera un desempeño opaco y aun no lograra convencer al público masivo de la necesidad o viabilidad de este tipo de dispositivos.
El Oculus Rift nos entusiasmó mucho. Y no fuimos los únicos: muchos lo vieron como una parte crucial del futuro de los videojuegos. El producto siguió su desarrollo a pesar de la inesperada muerte de uno de sus ingenieros estrella, ganó adeptos hasta en la Nasa –donde lo usan en conjunto con el Kinect del Xbox One para controlar robots– y ya salió al mercado, pero su promesa de llevar la realidad virtual a las masas aun no se cumple: sigue siendo un producto de nicho, con pocos títulos masivos compatibles con él. Nadie esperaba que fuera concretada en un año, pero la empresa californiana está en la pelea.
Este año también habrá varios proyectos financiados por las masas que verán la luz en el CES, como el Neptune Pine –un reloj inteligente que no necesita un smartphone– o Rocki, un dispositivo para enviar música desde cualquier smartphone a cualquier parlante –digital o no–.
Las pantallas grandes
“Si el futuro es 4K, entonces las pantallas deberán ser más grandes“. Eso decíamos el año pasado. Este año quedó claro que el futuro es 4K: todos los grandes fabricantes se volcaron a producir televisores en este modelo, ya hay experimentos con modelos de distribución y los grandes productores de contenido (Netflix incluido) ya comenzaron a apostar. Por lo tanto, al menos en los televisores, este año sí fue muy importante para las pantallas grandes.
Y 2014 lo será más: los televisores UHD bajarán de precio, y eventos globales como el Mundial de Fútbol de Brasil pondrán a prueba las capacidades técnicas de difundir masivamente contenidos a esta resolución.
En los smartphones también se consolidó la tendencia: al menos en el mundo Android, casi todos los teléfonos de primera línea tienen cinco o más pulgadas y una resolución Full HD. No fue totalmente cierto que 2013 fuera el año de los ‘phablets’, como lo predijimos: hubo competidores muy fuertes como el Sony Xperia Z Ultra o el Samsung Galaxy Note 3, pero ninguno fue más protagonista que los modelos ‘flagship’ de sus empresas. Pero el smartphone promedio si ganó pulgadas y resolución.
Pisadas de dragón
El CES del año pasado, lleno de empresas chinas, vaticinó en parte lo que veríamos en 2013: muchos productos de ese país que intentarían jugar de tú a tú en Occidente con las empresas más populares en esta parte del mundo. Huawei, Alcatel, Lenovo y ZTE hicieron lanzamientos notables durante el año, y aunque ninguno logró colarse entre nuestros nominados a los mejores productos del año –al contrario de lo que especulamos a comienzo del año pasado– sí comenzaron a morder nuestros mercados. Además son los reyes en su país natal, donde el mercado es tan grande y particular que les permite no solo sobrevivir, sino robustecerse.
El gaming abierto
Decíamos que “veremos cómo el gaming se abre paso para convertirse en una alternativa real a los jardines cerrados de Sony, Microsoft y Nintendo“. Y nos pifiamos. El estruendo de la primera bomba del CES 2013, el Nvidia Shield, solo fue ruido. Tras un retraso, el producto salió al mercado y no volvió a sonar. Ouya, la consola que iba a revolucionar el ‘gaming’ abierto, no lo ha hecho.
De hecho, este fue un muy buen año para los jardines cerrados, que demostraron que –a pesar de las polémicas– seguirán dominando el futuro. Los contendores que prometían darles la pelea en 2013 no lo hicieron.
Sin embargo, en el CES que viene atestiguaremos la salida al mundo de otro rival de peso: Steam, que mostrará sus esperadas Steam Machines con Linux. Veremos si al final de este año el veredicto es menos opaco que el de 2013.
Si, estuvo muy opaco el veredícto.
Si, estuvo muy opaco el veredícto.