Los rumores decían que Samsung estaba apostándole mucho a este lanzamiento. Que la segunda versión del Gear iba a ser la que en realidad iba a mostrar los alcances de la propuesta para la computación vestible, que su desarrollo estaba llevando a resultados muy interesantes y que deberíamos estar muy atentos. ¿Cumplió su promesa?
No sé. Lo que sí es claro es que el Gear 2 es un dispositivo mucho mejor que el Galaxy Gear original. Por fuera, ya no es pesado ni aparatoso. Al contrario, es muy cómodo y bastante liviano. Samsung tomó un par de decisiones de diseño muy acertadas. En primer lugar, trasladó la cámara al marco del reloj y la sacó de la correa, con lo que no solamente le quitó bulto sino que hizo mucho más fácil y económico cambiarle el pulso. En segundo lugar, adelgazó el dispositivo tanto como pudo: el marco, la pulsera y el broche son más delgados lo que obligatoriamente se traduce en más comodidad.
Por dentro, el dispositivo se siente más liviano. La interfaz es bastante parecida y está basada en gestos táctiles, pero gracias al botón de home es bastante más ágil. La única diferencia fuerte es que cada pantallazo tiene acceso a cuatro aplicaciones, en lugar de solo a una, como en el Galaxy Gear original. Aquí no hay queja: la navegación es rápida y responde bien.
Las apps, también muy básicas por el momento, son estables y funcionales. Son bastante sencillas, pero cumplen su cometido. La cámara es relativamente rápida, aunque el usuario no puede esperar poder tomar cualquier foto en fracciones de segundo, porque siempre hay alguna demora.
Sin embargo, en las apps también está el precio que Samsung decidió pagar para salir de Android. Cuando fue lanzado el primer Gear en Berlín, una de las grandes promesas consistía en que el dispositivo corría muchas aplicaciones populares de terceros. Esto al final no estuvo muy bien ejecutado, pero en lugar de avanzar sobre eso y profundizar en algunas buenas ideas que hubo ahí, Samsung decidió tacharlo todo y comenzar de cero.
¿Qué obtuvo a cambio? Según voceros de Samsung, una duración de la batería que pasó de uno a tres días, y mayor estabilidad y agilidad en la interfaz. Es claro que todas estas son cosas necesarias, de las que el primer Galaxy Gear carecía. Y, viéndolo así, Samsung sacrificó un valor agregado para –supuestamente– conseguir una característica básica de cualquier dispositivo que busque ser exitoso. Pero, por otra parte, retrasó, y quizá aniquiló, algunos desarrollos prometedores, que les tomaron meses de trabajo y ‘cerebro’ a muchos desarrolladores.
Samsung liberó el SDK de este reloj para todos los desarrolladores, y en el stand promete que algunos proveedores de contenido, como eBay o CNN, van a trabajar para ofrecer apps compatibles con el reloj. Pero es muy poco eficiente matar un ecosistema para cambiarlo por otro que, básicamente, hasta ahora comienza a existir.
[nggallery id=627]Imágenes: ENTER.CO