Me encantaría decir que la corta llamada que tuve con el inconfundible Alberto Montt salió con cinco estrellas. Por desgracia confié en la magia de la tecnología y esta me apuñaló por la espalda. El audio de toda la entrevista se volvió en una tortuosa experiencia a la hora de pasar las palabras a letras, pero mientras me dedicaba a esa labor, no podía dejar de llegar a la misma conclusión: las expresiones e ideas de este chileno no se borran de la memoria con facilidad.
Montt fue invitado del festival Entreviñetas en Medellin, donde realizó un taller de dos sesiones y una charla con truchafrita sobre los límites del humor. Su participación no pasó desapercibida en el festival, pues es difícil que los habitantes de internet y las redes sociales no reconozcan una de sus viñetas de ‘Dosis diarias’, con los trazos y colores inconfundibles de su trabajo. Claro, al autor lo tiene cansado “esa del brócoli y el hongo” que, según él, siempre comparten y no quiere ver nunca más.
Aunque a Montt lo canse ver esa misma viñeta una y otra vez, no puede negar que el estado actual de su carrera “sería inexistente” sin las redes sociales. “Antes todo era un proceso, tenías que buscar una editorial, imprimir, que tu trabajo se distribuyera, se exportara”, ahora el panorama ha cambiado y el hongo que no le gusta puede llegar a todos los lugares del planeta.
El autor, con una posición marcada contra la iglesia, lleva varios años con ‘Dosis Diarias’, viñetas que publica desde su blog y tienen como protagonistas a Dios, el Diablo, el fulano del lado, los íconos de la cultura pop y hasta los sentimientos de todos nosotros.
Es difícil no empezar a preguntar por su estilo sin tocar el tema religioso y su visión sobre ello. “Lo religioso está basado en la imposición de algo”, señala Montt mientras recalca que la iglesia no deja opciones, solo “una verdad absoluta” que pone frente a sus fieles. “Es algo casi fascista”, concluye sobre ello y resalta la oportunidad que los personajes de Dios y el Diablo le dan para tocar todo tipo de temas. Eso sí, Montt sabe que hay temas que no va ha tocar nunca, “no me gusta burlarme de lo que la gente no escoge, como el color de piel o una discapacidad”.
‘Achiote’, su trabajo más reciente, saldrá a principios de octubre y el autor lo cataloga como “un ejercicio para mi salud mental”. La novela gráfica tendrá 13 capitulos, donde pone anécdotas personales que “si te las cuento, a lo mejor no suenan nada interesantes” me dice antes de resumirme rápidamente una de ellas: “una vez alguien me pidió dinero en la calle, yo le dije que mejor él me diera dinero, tuvimos una discusión y cuando yo ya me iba, corrió tras de mí y me preguntó cuánto necesitaba”. Sí, en definitiva no suena tan interesante como verlo en sus viñetas, mucho menos leerlo y no estarlo escuchando de su voz, habrá que esperar a verlo en el papel. Por ahora puede adquirirlo en preventa aquí.
En el momento de nuestra conversación, Montt había dictado su taller de dos partes en Medellín y por lo tanto ya tenía en su mente un poco de la imagen del cómic colombiano: “no están nada mal, está muy bien, no arriba de Argentina o México, pero sí mejor que Bolivia u otros países”. El dibujante considera que hay potencial en el país, así como lo piensan otros reconocidos artistas de cómic del continente.
Finalmente y volviendo al primer tema –lo religioso–, pregunto para cerrar la llamada: “Si Montt tuviera que crear una religión, ¿cuál sería el primer mandamiento?”, luego de pensarlo unos segundos el artista chileno responde con seguridad: “No creerás”.
excelente sus caricaturas
excelente sus caricaturas