Por donde se le mire, Quentin Tarantino es un tipo muy peculiar. Con una filmografía algo limitada para los 20 años que lleva haciendo cine ha logrado, desde su primer filme en 1992, instaurar un sello tan reconocible y universal que estoy seguro que hasta en Burkina Faso son capaces de identificar sus películas sin saber que son de él.
El abanico característico de Tarantino es tan variopinto como el plumaje de un pavo real. Pero más allá de su predilección por la sangre y la estética de las escenas violentas, a veces salidas de tono, hay un maestro para fragmentar la línea cronológica de sus películas, tergiversando la clásica forma de narración cinematográfica a la que estamos acostumbrados en el cine convencional. Pero si bien Tarantino no fue quien instauró o inventó esta técnica (Akira Kurosawa y Orson Welles ya habían experimentado con ese estilo hacía unos 50 o 60 años) tal vez sí pueda ser responsable de recuperarla.
Tarantino es un sujeto celoso, reacio e indócil, al punto de tener el peso en las gónadas como para cancelar años de trabajo en un filme porque algunas partes del guión se filtraron en internet antes de empezar las grabaciones. Es un sujeto con una mente brillante, hecho que demuestra con cada historia que escribe, además de gozar de un gusto musical de primera (su característica más fascinante). Tarantino es uno de los directores más respetados en la industria, de eso no cabe duda. Ese respeto se lo empezó a ganar en 1994, cuando estrenó, tal vez, su cinta más famosa: ‘Pulp Ficton’.
Bienvenidos a un nuevo #TBT: ‘Pulp Fiction’.
Ezequiel 25:17
“El camino del hombre recto está rodeado por todos lados por la injusticia de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad saque a los débiles del valle de la oscuridad, porque él es el auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos. Y tú sabrás que mi nombre es Yavéh, cuando caiga mi venganza sobre ti”, era el requiem que recitaba Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) cada vez que iba a pactar una cita entre Dios y la víctima, aunque en realidad el pasaje bíblico no era así, sino que se le añadieron elementos ficticios para exaltar la referencia eclesiástica.
Cuando tomé la decisión de realizar el #TBT sobre ‘Pulp Fiction’ sentí miedo, pues esa película la había visto hace al menos 10 años, y de lo único que me acordaba era de esa escena. Un filme plagado de elementos no aptos para un mancebo y bisoño niño como yo, pues las referencias sobre sexo y drogadicción, densas y complejas, debían competir por la atención de un cerebro acostumbrado a recibir imágenes más inocentes.
Tal vez fue un error que en mi colegio a un profesor le diera por proyectar ‘Pulp Fiction’, en la época en la que el DVD era más famoso que Jesús. Digo que tal vez haya sido un error porque la mayoría de esos quinceañeros en ese salón no estábamos preparados para entender menudo contenido, pero seguro eso era lo que él quería: sacarnos de esa burbuja católica en la que nos habían metido nuestros padres, y lo logró, aunque yo hasta ahora me haya dado cuenta.
Silencios incómodos y una malteada de cinco dólares
‘Pulp Fiction’ no solo catapultó a la estratosfera a Tarantino. También logró revivir la estancada carrera en Hollywood de Bruce Willis y de John Travolta, pues ambos actores venían de épocas negras en los que su popularidad descendía rápidamente, ya que para los años siguientes, ambos participaron en grandiosos filmes como ‘The Fifth Element’ y ‘The Sixth Sense’ y ‘Face/Off’ y ‘Broken Arrow’, respectivamente.
Aparte de lo que la película hizo para quienes participaron de ella, no es tan descabellado decir que el aporte para la audiencia fue incluso más valioso. ‘Pulp Fiction’, que luego de volverla a ver hace un par de días, siento que se queda corta ante ‘Reservoir Dogs’ e ‘Inglourious Basterds’, sin embargo reconozco y valoro sus virtudes poco ortodoxas, principalmente su banda sonora, las memorables escenas que les he mostrado -fundamentalmente la noche en que Vincent sale con Mia al Jack Rabbit Slims’- y sus filosóficos diálogos, como este, dignos de, por qué no, una tesis de grado:
-Mia: ¿No odias eso?
-Vincent: ¿Odiar qué?
-Mia: Los silencios incómodos. ¿Por qué sentimos que es necesario tener que hablar mierda para poder sentirnos cómodos?
-Vincent: No sé. Es una buena pregunta.
-Mia: Ahí es cuando te das cuenta que has encontrado a alguien especial; cuando pueden estar callados por varios minutos, solo mirándose, y confortablemente compartir el silencio.
Nos vemos dentro de una semana. ¡Pásenla bien!
Imagen: Captura de pantalla.
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Una de las mejores…
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Una de las mejores…
Una de las mejores peliculas que he visto. un referente cultural y labque es citada en series y otras peliculas un super clasico del cine ademas fue de las primeras peliculas en usar la idea de empezar desde el final ademas tiene un cast de primera.
Ahh que buenos viejos tiempos
Exelente articulo amigo un saludazo
Una de las mejores peliculas que he visto. un referente cultural y labque es citada en series y otras peliculas un super clasico del cine ademas fue de las primeras peliculas en usar la idea de empezar desde el final ademas tiene un cast de primera.
Ahh que buenos viejos tiempos
Exelente articulo amigo un saludazo