Los carros autónomos de Google finalmente saldrán a las carreteras

Luego de muchos meses de vueltas a las pistas cerradas de pruebas que Google instaló en sus cuarteles, los pequeños carros autónomos de la compañía –los que parecen de juguete– finalmente saldrán a un escenario más parecido al mundo real. La empresa anunció este viernes que probará sus vehículos en las calles de Mountain View, el pueblo californiano donde está ubicada su sede central.

Es un gran paso para el desarrollo de estos vehículos, pero no el último. A pesar de que, según la compañía, los vehículos están haciendo más de 10.000 millas (16.093 kilómetros) a la semana, y de que han acumulado el equivalente a 75 años de conducción humana, los coches solo conducirán a un máximo de 25 millas por hora (40,2 kph) y todos ellos tendrán un conductor humano, que tiene acceso al timón y a los pedales de aceleración y freno. No puede ser de otra manera: el estado obligó a la empresa a someterse a esas condiciones para sacar sus carros a la calle.

El objetivo del nuevo experimento es “aprender cómo la comunidad percibe e interactúa con estos vehículos y descubrir algunos retos que son exclusivos de la conducción autónoma, como dónde parar si el destino exacto no está disponible por congestión u obras”, según escribió Chris Urmson, director del proyecto del carro autónomo de Google.

Como nota el Wall Street Journal, Google ya había sacado a la calle una flota de autos autónomos. La empresa ya tiene 48 carros Lexus transitando por las calles de California. De hecho, el récord de seguridad de esos carros levantó una pequeña polvareda esta semana, cuando se reveló que cuatro de ellos habían estado involucrados en accidentes. De ellos, solo la mitad había ocurrido cuando el vehículo estaba controlándose a sí mismo, y en ninguno hubo lesionados.

Sin embargo, la revelación de esos choques muestra que hay cosas por mejorar. Y, más allá de eso, que habría que revaluar la promesa de seguridad que nos plantean estos vehículos: la calle es demasiado imprevisible, y la inteligencia artificial necesaria para comprenderla puede ser inabarcable.

Imagen: Google