La ballena azul es el animal más grande de la Tierra, no solo en la actualidad sino también del que se tenga registro en la historia. Debido a su fuerza y tamaño no tiene depredadores naturales, más allá que se tenga conocimiento de haber sido atacadas por orcas. Pero irónicamente su aparente invencibilidad ha sido la cruz de este animal.
Antes del siglo XX, estos cetáceos eran abundantes en los cinco océanos del planeta. Fue solo hasta 1966 que la comunidad internacional se percató que estos animales estaban siendo masacrados hasta casi su extinción. La caza indiscriminada; el caer en redes de pesca; choques accidentales con grandes buques y barcos y el calentamiento global han hecho que la población de este monstruoso animal haya descendido exponencialmente durante el siglo pasado.
Pero al parecer hay esperanza.
El regreso
En septiembre del año pasado un equipo liderado por el científico Cole Monnahan descubrió que el número de ballenas azules que rondan por las aguas del Pacífico –cerca a California– había crecido en un 97%, lo que significaba que un estimado de 2.200 de estos animales recorren actualmente las costas de Estados Unidos.
Sin duda es un dato aliciente, pero, ¿puntualmente la repoblación de estos cetáceos californianos significa que las ballenas azules están de regreso? En una investigación realizada por la revista Vice, Cole Monnahan dijo que en parte sí, y en parte no, pues analizar la demografía de estos animales siempre ha sido complejo.
“Las ballenas son difíciles de estudiar. Lo que sabemos del crecimiento poblacional de las ballenas azules californianas es porque estos animales se alimentan a solo 20 0 30 kilómetros de la costa de Los Ángeles, por lo que cuesta trabajo poder hacer una evaluación de población más general. Son animales grandes, pero también es un gran océano”, dijo Monnahan.
Es por eso que el científico describe el término ‘población’ a un grupo determinado que se alimenta de manera conjunta. Es decir, separa a las ballenas azules californianas de las antárticas, por ejemplo. Porque si las ballenas azules que rondan por el Pacífico cerca a la costa de California son difíciles de estudiar, mucho más las que están en las gélidas aguas al sur del planeta.
El caso del repunte poblacional de los cetáceos californianos es vital para retomar el balance perdido con estos animales. Un equilibrio que así duela, fuimos nosotros quienes lo quebramos. Pero así como lo averiamos, también podemos repararlo.
“La conservación es realmente lo importante en este caso. Es cuestión de entender qué es lo que queremos como ciudadanos del mundo. Los océanos son dinámicos y cambian mucho. Por eso es muy importante monitorear el crecimiento poblacional de las ballenas y actualizar la información con cada nuevo dato encontrado, para asegurarnos que no empiecen a disminuir de nuevo”, sentenció Monnaham.
Imagen: Gregory “Slobirdr” Smith – Andrew Dolman (Flickr).
Hasta que a los japoneses se les ocurre decir que necesitan investigar mas!!
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