El otro día un amigo preguntó por Facebook si alguien quería compartir el apartamento en que se había metido. La idea era tener la chance de dividir los gastos, pues entre arriendo, administración y servicios siempre se va un buen dinero.
Pero no solo eso. Cuando uno se cambia de casa, le entran las ganas de cambiar o ampliar su línea de electrodomésticos, y en su caso particular, había que comprar una nevera.
El problema es que no todas las personas somos iguales, ni tenemos los mismos gustos, por lo que entender exactamente qué tipo de electrodoméstico se ajustaría mejor a tus necesidades, es vital para una buena convivencia, ya sea en familia o con amigos.
La primera variable a considerar es el número de personas que se servirán de la nevera, pues entre más personas sean, más comida necesitarán almacenar. Por otra parte, el espacio que habría en la cocina para ubicar la nevera es otro elemento determinarte. Eso se traduce en capacidad y tamaño.
Cuando estamos frente a una nevera, en la información técnica del electrodoméstico vemos dos valores: capacidad neta y capacidad bruta. El importante es el primero, pues es el que determina realmente la capacidad que tendrás para llenarla. Es decir, si el valor bruto son 500 litros, pero de neta tiene 420, estás perdiendo 80 litros de espacio entre las bandejas, los gabinetes, tanques, etc.
Ahora bien. Como el televisor en gran medida es lo que determina la distribución y el espacio en una sala de entretenimiento, la nevera hace lo propio en la cocina. Una buena nevera no deberá ser muy grande, para que no estorbe en la movilidad y el tránsito por el espacio, especialmente cuando tiene las puertas abiertas. Pero tampoco debe ser tan pequeña, pues verá truncada su función principal: almacenar y preservar alimentos.
Recomendación: (para más de cuatro personas) – (para menos de tres personas)
Imagen: Samsung.