Muchas publicidades se han estampado en el ideario colectivo de los colombianos. Es evidente que numerosos eslogan marcaron épocas en nuestro país, pero hay uno que resalta por ser de los más recordados y quizá el más acertado: ‘Amigo fiel’. No hay descripción más atinada para puntualizar lo que significó –y aún hoy significa– el Renault 4. Recordemos, entonces, a este emblema de la autotecnología.
El ‘amigo fiel’
Nueve años después de su lanzamiento internacional, el R4 hizo su irrupción oficial en el mercado colombiano. Fue en 1970 cuando la alianza entre Renault y Sofasa inició la producción masiva de estos vehículos en Envigado, lo que, en efecto, simbolizó perfectamente la esencia de este producto: el Renault 4 fue el carro de los colombianos.
Es casi imposible haber nacido en este país durante el siglo pasado y no haberse relacionado de alguna forma con un Renault 4. En mi familia, por ejemplo, mi abuelo, mi papá y mi tía tuvieron uno cada uno. Era versátil y, por ende, la mejor opción para todos. Se dice que el gerente de Renault de aquel entonces, Pierre Dreyfus, quería producir un auto que compitiera con el Citroën 2CV y que le sirviera a la gran mayoría del público.
Es evidente que el francés consiguió su objetivo. De hecho, el ‘amigo fiel’ de los colombianos fue ‘el jean sobre ruedas’ para los argentinos. Era un vehículo útil en cualquier situación, apropiado para todo terreno y a un precio asequible. En 1991, luego de 21 años de presencia en Colombia, Sofasa y Renault dejaron de construir el auto más popular del país, dejando atrás más de 97.000 unidades producidas.
Innovación accesible
El Renault 4 fue un automóvil revolucionario. O, por lo menos, lo fue para Renault. Fue un carro que renunciaba a los diseños tradicionales de la compañía gala, pues era plano atrás y alargado al frente. Esta disposición exigía tracción delantera y, también, un motor delantero longitudinal de 747 cm3 –ubicado al frente pero con el cigüeñal a lo largo del sistema de circulación–, lo que en esa época lo hacía una especie de ‘todoterreno’.
En definitiva, era un vehículo totalmente distinto a los que se encontraban en Latinoamérica. El Renault 4 estaba pensado para toda la familia y, por ende, contaba con 4 asientos y 3.658 mm de longitud. Asimismo, a nivel interno, tenía 4 cilindros en línea (con válvulas a la cabeza) para llegar a las 4.500 revoluciones por minuto.
Personalmente, nunca olvidaré su palanca de cambios. Era grande, doblada como una ‘L’, estaba ubicada justo al lado del timón y tenía como tope las cuatro velocidades. También recuerdo las puertas –un poco desgastadas– vistas desde el interior. Y así como yo, la gran mayoría de ustedes debe tener un remembranza relacionada con el ‘amigo fiel’.
Gracias por las memorias, Renault.
Imágenes: Spanish Coches y Mic (vía Flickr).
https://www.youtube.com/watch?v=KzvzCi-k2gU