Durante la presentación del iPhone 6S y 6S Plus, nos sorprendió algo que poco tenía que ver con el producto. Sí, el nuevo celular de Apple es más rápido, incorpora 3D Touch y tiene una mejor cámara que puede grabar en 4K, pero lo más importante no tiene nada que ver con el hardware o el software. Para los consumidores estadounidenses, Apple anunció un plan de suscripción para que cada año pudieran adquirir la nueva versión del iPhone. Pagando una suma mensual, los clientes fieles de Apple podrían tener el último dispositivo siempre.
Nosotros, al ver la noticia, hicimos la cuenta de inmediato y nos dimos cuenta que con el pago mensual de 32,41 dólares –que incluye la suscripción al seguro AppleCare+– el iPhone sale más barato que pagar de contado el equipo apenas salga.
Aunque parece una cosa sencilla, tiene grandes implicaciones para la industria. Primero, Apple se planta frente al poder que tienen los operadores sobre los planes de financiación. Segundo, amarra a los consumidores a sus productos por un tiempo muy largo. Entre las cláusulas del plan, la renovación del equipo obliga a quedarse 24 meses más, similar a la forma que funcionan los planes de financiación de los operadores en ese país.
Por otro lado, para Apple, esto garantiza un flujo de caja constante durante el año, eliminando los ciclos que tiene que manejar la compañía. Aunque esto apenas es el primer paso: Apple fácilmente podría replicar el modelo en todos los países donde tiene presencia oficial. De ser así, podría cambiar el modelo de negocio de los móviles –pavimentando el camino para otros fabricantes– y dividir el poder que tienen los operadores con otros actores del mercado.
El mundo del software ya había adoptado este modelo. Durante los últimos años se fue adoptando masivamente el software como un servicio. Pero Apple fue la primera compañía de consumo masivo en volver el hardware en un servicio y por eso puede ser la noticia de tecnología del año.
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Imágenes: ENTER.CO.
