En agosto de 1981, los lectores del diario ‘The Wall Street Journal’ fueron sorprendidos por un aviso de Apple en el que se daba la bienvenida al IBM PC, un computador rival de su exitoso Apple II. “Bienvenido, IBM, en serio. Bienvenido al mercado más excitante e importante desde que se inició la revolución de los computadores hace 35 años”, decía el comienzo de este aviso de página completa.
John Sculley, presidente de Apple en ese entonces, se arrepentiría después de ese acto de arrogancia, disimulado como una cortesía. En una entrevista, años después, dijo que publicar ese aviso había sido como si Caperucita Roja hubiera invitado al lobo feroz a la casa de su abuela. “Hay una línea sutil entre ser seguro de sí mismo y ser pedante. Todos hemos aprendido mucho”, agregó.
En esa época, el mercado de los PC apenas estaba naciendo, era completamente caótico e IBM, la empresa de tecnología más poderosa del planeta –y una de las más fuertes en cualquier industria–, brillaba por su ausencia. Ese negocio estaba empezando a ser colonizado por una manada de compañías jóvenes, algunas muy pequeñas, que eran manejadas por una curiosa mezcla entre nerds y hippies de espíritu libre, que representaban todo lo opuesto de lo que era IBM.
Una de esas compañías era Apple, fundada en abril de 1976, que vendía el computador personal más importante de esos primeros años: el Apple II. Fue tal su éxito que Apple, que inicialmente funcionó en el garaje de la casa de los padres de Steve Jobs, entró a la lista de ‘Fortune’ de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos en solo cinco años. En 1980, Apple había tenido ventas de 117 millones de dólares y ganancias de 12 millones.
Antes del lanzamiento del IBM PC en 1981, tres compañías dominaban ese nuevo negocio: Radio Shack, Apple y Commodore. Entre las tres acaparaban 75% del mercado. Además, había cerca de 200 fabricantes más que producían sus propios computadores.
Pero un hecho impedía que ese mercado se consolidara: todas esas empresas fabricaban computadores diferentes, incompatibles entre sí, lo cual generaba incertidumbre entre los potenciales compradores. Eso contenía un mercado que estaba ávido, pues hasta la aparición de los PC, los computadores eran máquinas muy costosas y al alcance solo de las más grandes empresas. Incluso en 1981 no era común que una compañía tuviera computadores propios, y mucho menos que alguien contemplara la posibilidad de comprar un computador para su hogar.
Aunque IBM era un coloso con 340.000 empleados y ventas anuales de 30.000 millones de dólares –y una de las empresas más admiradas y exitosas del mundo–, ninguno de los tres líderes del mercado de PC pensaba que fuera a tener éxito con su computador personal, ya que el reino de IBM eran los grandes computadores (los mainframes) que vendía a las compañías de mayor tamaño.
En sus intentos previos en el mundo de los PC, IBM había tenido sonoros fracasos. E incluso después de que salió el IBM PC, Radio Shack, Apple y Commodore sentían que no era una amenaza porque ese nuevo computador no mostraba ninguna novedad: se basaba en tecnologías ya disponibles en el mercado.
De ahí el aviso de Apple. Ellos pensaban que una empresa paquidérmica como IBM jamás podría competir en un mercado tan dinámico, ágil y cambiante como el de los PC. Ni siquiera en IBM se tenía mucha fe en que fuera posible. Pero todos se equivocaron.
El IBM PC, que se lanzó el 12 de agosto de 1981 en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, llegaría a ser el producto de más rápidas ventas en la historia de la computación, para sorpresa de la misma IBM. Al cabo de pocos años, ninguno de los PC que había colonizado la industria en sus primeros tiempos sobreviviría, ni siquiera el Apple II. El IBM PC se convirtió en el estándar de la industria, y todos los PC modernos, con excepción del Mac, descienden de él.
La historia completa de la creación de ese computador legendario es el tema central de la revista ENTER.CO de agosto, que circula el jueves 18 de agosto en Colombia.
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