Cada vez que se define un estándar de comunicación móvil, ocurre algo parecido a cuando un grupo de amigos tiene que decidir qué película van a ver. Primero, tienen que acordar ciertos objetivos comunes: si quieren ver una cinta de acción, una película de ‘cine arte’ o ese filme del que todo el mundo está hablando.
Cuando se comenzó a discutir 5G, más o menos en 2010, se debatía si la idea era mejorar la velocidad, disminuir los costos de instalación y operación, o integrar las redes inalámbricas con las de fibra óptica. Algunos incluso se preguntaban si no era demasiado pronto, pues los primeros despliegues comerciales de redes 4G LTE recién habían sido hechos en 2009.
Pero la industria se puso de acuerdo, y decidió que las próximas redes deben aumentar la velocidad de las conexiones móviles, bajar la latencia, soportar una cantidad mucho mayor de dispositivos conectados y mejorar la eficiencia de las torres, de modo que se requieran menos de ellas para tener el alcance demandado por el mercado.
Por eso, ya desde hace varios años, los fabricantes de infraestructura, los operadores y los reguladores de telecomunicaciones de todo el mundo están desarrollando y probando tecnologías que puedan cumplir con esos objetivos.
Al lado de estos desarrollos, poco a poco ha tomado forma una especie de cronograma de la implementación de 5G. Y, según ese cronograma, 2016 es el año en el que la industria comenzará a definir el estándar. Aproximadamente por tres años, todos los involucrados deberán debatir y elegir qué tecnologías son las que van a ser conocida como 5G en todo el mundo.
Para seguir con nuestro símil del cine: ya todos los amigos decidieron el género, y quizás cada uno leyó críticas y vio tráileres. Llegó el momento de decidir qué película van a ver. En ese punto, cada uno de ellos pone sus argumentos sobre la mesa y trata de convencer a los demás de que su elegida es la que todos deberían escoger.
En ese proceso tienen que ponerse de acuerdo compañías con intereses encontrados y empresas que compiten entre sí. Se ponen en juego argumentos comerciales, económicos y también políticos. Al lado de la discusión técnica, se libra un juego de diplomacia y lobby.
Se debe hacer toda clase de balances: el estándar debe ser innovador, pero también impulsar la conectividad de la mayoría de la humanidad que aún no usa internet. Debe ser buen negocio para los operadores, pero también para sus proveedores. Debe asegurar que el internet de las cosas pueda mantener el ritmo de crecimiento exponencial que hoy lleva, pero también debe hacer que los usuarios más tradicionales tengan motivo para adoptarlo.
Luego de estos tres años, el resultado debe ser un conjunto de varias tecnologías que se implementen en conjunto y que sean iguales para todos, pues eso les trae ventajas a usuarios y compañías por igual. En 2019, más o menos, las tecnológicas de todo tipo deben comenzar a crear productos compatibles con ese estándar, y en 2020 deberíamos ver los primeros despliegues comerciales.
¿Cuándo tendremos, en definitiva, 5G en Colombia y Latinoamérica? No se sabe: depende mucho de las realidades económicas y del mercado en el momento. Pero si el pasado es una buena guía, nadie debería apostarle a una fecha antes de 2024 o 2025: las primeras redes 4G LTE llegaron a Latinoamérica casi cinco años después de su debut global.
Imágenes: UC San Diego, smuay (vía Shutterstock).
Creo que al final quieren hacer referencia a 2025 y no a 2015
Corregido. Gracias!
Creo que al final quieren hacer referencia a 2025 y no a 2015
Corregido. Gracias!