RepRap, la impresora 3D que sería como una fábrica en casa

Aunque su diseño no es el más complaciente estéticamente, esta impresora es capaz de llevar objetos a la realidad, siempre y cuando el objeto sea de plástico. En un futuro cercano podría imprimir circuitos, cauchos y metales. Foto: RepRap.org
En el mundo de la ciencia ficción no es raro un dispositivo que pueda 'descargar' objetos e imprimirlos en el hogar del usuario. Hoy, las impresoras 3D son comunes en aplicaciones comerciales y en la industria de manufactura, pero ahora hay un equipo que podría llevarlas al hogar.

Aunque su diseño no es el más complaciente estéticamente, esta impresora es capaz de llevar objetos a la realidad, siempre y cuando el objeto sea de plástico. En un futuro cercano podría imprimir circuitos, cauchos y metales. Foto: RepRap.org

Se trata de una impresora 3D gratuita para el escritorio que es capaz de imprimir objetos plásticos. Es capaz de llevar un diseño virtual a la realidad imprimiendo un molde o el objeto en sí. En la industria existen actualmente las impresoras 3D, solo que son gigantes en tamaño y costo. Pero la RepRap tiene un tamaño parecido al de las primeras impresoras láser de los años 90, solo que en vez de ser una caja de plástico parece más como una grúa de cuatro patas.

Hace parte del proyecto de código libre RepRap.org, cuya intención es crear maquinas que se pueden replicar a si mismas. Por ejemplo, en el caso de la impresora 3D, los diseños de todas las piezas que la conforman están disponibles en la página del proyecto, entonces un usuario que ya la tiene puede imprimir una para un amigo o familiar.

Imaginen poder imprimir muchos de los objetos para el hogar que debemos comprar en tiendas. Puede que aún no tenga la capacidad de imprimir una nevera, un carro o un televisor, pero por ahora puede encargarse de muchos objetos misceláneos como ganchos de ropa o útiles de cocina y limpieza.

Artículos como esos no son costosos, pero si se tiene en cuenta que la mayoría es fabricada en lugares lejanos como China, y requieren infraestructuras y altos costos de transporte para llegar a todos los rincones del mundo, su costo ambiental es bastante alto. Además, la materia prima (plástico prefabricado o reciclado) tiene que llegar hasta la fábrica.

En el caso de la impresora RepRap, teóricamente esta podría usar los materiales en desuso, desechables y reciclables, haciendo un estilo de cortocircuito en una infraestructura de transporte y distribución que es muy ineficiente.

Pero el impacto que esta podría tener, en especial sobre el ámbito de propiedad intelectual, podría ser muy grande. La impresora en sí tiene un costo de alrededor de 500 euros (unos 1’250.000 pesos), pero de ahí en adelante uno podría imprimir otra RepRap y regalarla.Un esquema sustancialmente diferente al modelo tradicional de distribución de un producto.

Además, los creadores no recibirían regalías por su invento, por lo que este sería uno de los primeros objetos físicos que tienen las mismas características del software libre, aunque no el primeroCualquiera podría hacer un diseño en su computador, imprimirlo y distribuirlo, o subir el diseño al sitio web de RepRap para que otros lo usen. Sería como tener una fábrica en el hogar.

Y los creadores de la impresora insinúan que en poco tiempo esta no solo será capaz de imprimir plástico, sino que también podrá imprimir circuitos eléctricos, entonces un usuario podría imprimir un control remoto del televisor que funcionara, por ejemplo.

Sin embargo, es poco probable que este invento amenace la industria privada. Por la misma naturaleza de la RepRap, hay que tener el diseño del objeto, y muchos están bajo la protección de patentes o leyes de propiedad intelectual, y no serán distribuidos fácilmente por sus dueños. Los productos complejos seguirán siendo parte de las grandes fábricas.

Pero eso también puede ser un plus, y los grandes fabricantes no deben de sentirse amenazados, ya que la RepRap los podría librar de tener que producir objetos simples, y permitirles dedicar esos recursos para la producción de componentes y productos de vanguardia o el desarrollo de tecnologías avanzadas. En conclusión, un proyecto que sigue en sus etapas primarias, pero que en el futuro podría ser uno de los grandes inventos del siglo 21.

 

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Sebastián Martínez

Sebastián Martínez

La verdad no me gusta la tecnología. La sigo como un fanático paranoico porque estoy convencido de que los robots van a erigir un imperio mundial algún día. Por eso me dedico a conocer al enemigo íntimamente y no me falta la pelea habitual con uno que otro aparato. Ya he asesinado consolas de juegos, PC, celulares y hasta dispositivos GPS.
Puedo decir, con orgullo, que hasta ahora el mundo no me ha puesto enfrente un robot que no haya podido someter a mi voluntad. Estudié letras y literatura en Estados Unidos para escapar a las exigencias del siglo XXI y la ansiedad de clase media. No me sirvió de mucho, y entonces ahora me dedico la cosa más difícil que he tratado de hacer en mi vida (escribir bien) y prepararme para la futura lucha contra la tecnología desde las filas de ENTER.CO.
PD.
No soy fanboy ni de Apple, ni de Microsoft, ni de Google. Los uso y abuso a todos, incluyendo Linux.

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