Un grupo de investigadores del Instituto Avanzado de Tecnología Industrial en Tokio ha desarrollado un dispositivo de seguridad que analiza las características individuales del trasero humano. Adiós al reconocimiento de voz, del ojo o las huellas digitales para activar o desactivar la seguridad de un dispositivo.
Con el invento japonés, la llave de seguridad del usuario es su propio trasero. El sistema es ideal para la seguridad del automóvil, por ejemplo, ya que este solo se activa si la silla del conductor reconoce el trasero de su dueño legitimo.
El método está en un sistema de sensores ubicados dentro de la silla, que miden los diferentes puntos de presión que aplica el usuario al sentarse. Parece que la organización de esos puntos es única en cada individuo, tal como sus huellas digitales, por lo que sus atributos traseros, por cómico que parezca, no solo sirven para sentarse –y en algunos casos, para llamar la atención–, sino también para incrementar la seguridad.
Son 360 sensores distribuidos a través de la silla para medir cada punto de presión y curvatura del cuerpo. Cada sensor envía sus datos a un portátil que acumula y une toda la información, para crear un mapa único del trasero del usuario. Según los investigadores, este sistema ha logrado reconocer a los individuos con un 98% de precisión.
Ya desde los años 80, cuando salió en televisión la serie del auto fantástico, muchos imaginaron que los carros del futuro iban a integrar algún sistema inteligente que reconociera al dueño. Siempre se pensó que sería por las huellas, el iris o el rostro, pero muy pocos imaginaron que el carro algún día iba a responder: “tú no eres Kit. No reconozco tu trasero”.
El dueño del auto es Michael !
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