Dos década atrás, soltar la bomba a los papás de que uno quería vivir a punta de la creación de videojuegos era complicado. En esa época, los juegos de video eran considerados como un ‘juguete más’, una distracción sin futuro. Hoy, el panorama es diferente. La industria gamer es una de las más consolidadas del sector de la tecnología. Incluso en Colombia, el crecimiento de este sector se ha visto incrementado gracias a empresas como Brainz o Efecto Studio, que han desarrollado interesantes propuestas que han sido jugadas en todo el globo.
Según un estudio realizado por NewZoo, Colombia facturó 792.000 millones de pesos relacionados con el desarrollo de videojuegos, lo que la ubicó como la cuarta economía de esta industria en Latinoamérica. Cada vez más desarrolladores extranjeros están buscando talento nacional para trabajar en proyectos de alto nivel, o incluso se ha comenzado ha utilizar juegos creados en el país como herramientas pedagógicas.
Por eso, no es extraño que cada vez más entidades educativas estén interesadas en crear espacios académicos para formar talento nacional que produzca para esta industria.
El camino hacia una industria más fuerte
En Colombia, varias instituciones educativas han comenzado a incursionar de manera más agresiva en temas relacionados con el desarrollo de videojuegos. Además, se ha buscado profesionalizar este tipo de espacios brindando algún tipo de título que acredite la educación brindada. Instituciones como la Universidad Javeriana, la Universidad del Bosque y la Fundación Universitaria Konrad Lorenz han inaugurado cursos que abarcan el tema.
Pese a que los cursos relacionados con videojuegos no son necesariamente nuevos, si llama la atención que se estén ‘profesionalizando’ estos espacios. La Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano, por ejemplo, ofrece una especialización en diseño de videojuegos: “No es un programa enfocado en la ingeniería, sino en el diseño y la creación audiovisual (en el que se consideran unos componentes de programación). La idea es que el estudiante salga con la posibilidad de desarrollar un emprendimiento de videojuegos. Trabajamos, durante el año que dura la especialización, en el desarrollo de un proyecto que pueda ser comercializado y esté sujeto a crecimiento”, afirma Leonardo Páez Vanegas, director del departamento académico de Diseño y Artes.
Los desafíos por delante
Para Páez, hay dos grandes retos que la academia ha tenido que afrontar en el desarrollo de estos espacios. El primero es la rápida y constante evolución que afronta la industria. Con tecnologías como la realidad virtual, o el boom de los juegos móviles, se han tenido que abrir espacios para que los estudiantes puedan obtener herramientas que les permitan ingresar a esas áreas.
El segundo es encontrar el talento local que tenga experiencia práctica. Páez afirma que este es uno de los elementos de valor en el programa que la universidad ofrece: docentes que han trabajado en proyectos importantes y pueden hablar más allá de la teoría. Por fortuna, hay un profundo interés en varios sectores que sirve como fertilizante para este tipo de espacios en la academia.
“Esta es una apuesta que tenemos que hacer nosotros como universidad. Tenemos la obligación de empezar a abrir esos espacios. Puede que hoy Colombia no sea una potencia en la industria, pero hay factores que confluyen y nos hacen pensar que se puede convertir en un eje importante para el país. Hay muchas iniciativas del gobierno que van en esa dirección”, afirma Páez.
Por supuesto, además de estos programas también hay decenas de cursos que si bien no brindan un título universitario, acredita al estudiante. Capacitaciones en instituciones como el SENA o cursos a través de Internet son cada vez más buscados por personas que han encontrado en la industria de los videojuegos un futuro motor de la economía.
Imágenes: Pixabay