No deja de ser irónico que, en una época en la que un presidente estadounidense sueña con construir un muro de 3 mil kilómetros que separe a su país de México, tres directores mexicanos se hayan colado por las rendijas de uno de los máximos símbolos de la cultura estadounidense –Hollywood– para barrer con varios de los premios Óscar más importantes en los últimos años.
Y es que pocas ideas suenan más extrañas que un muro entre dos países en nuestra era. El muro con el que Israel se aisló de los palestinos para evitar el terrorismo es el único ejemplo reciente. Todos los demás casos son antiguos y anacrónicos. La infame cicatriz de concreto con la que el bloque soviético marcó Berlín en 1961 para evitar que los alemanes huyeran hacia la democracia se había derrumbado en 1989 y parecía ser el fin de esas barreras (y de la Guerra Fría). Sin embargo, la Gran Muralla que China construyó durante 11 siglos para defenderse de pueblos nómadas como los mongoles es una de las mayores estructuras creadas por el hombre, así que debemos tener una inclinación por ese tipo de soluciones. ¿Pero en el siglo XXI? ¿En un país edificado por inmigrantes?
Uno de los íconos de ese país es Hollywood, y por eso es llamativo que los mexicanos –esos que el presidente Donald Trump pareciera ver como un pueblo de segunda– le estén demostrando en uno de sus territorios sagrados que vivimos en una era en la que las divisiones con muros de concreto son absurdas porque compartimos ideas y una cultura global a través de Internet, el cine, la televisión y la literatura, entre otros.
Una racha gloriosa
Por cuenta de la extraña historia de amor entre una criatura anfibia y una mujer muda que trabaja como aseadora en un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, Guillermo del Toro completó una hazaña que difícilmente se repetirá para el cine latinoamericano: en los últimos cinco años, tres directores mexicanos recibieron cuatro Óscar como mejor director y dos a la mejor película.
Esta racha gloriosa comenzó con Alfonso Cuarón, cuando recibió el Óscar a mejor director del 2013 por ‘Gravedad’. Al año siguiente, Alejandro González Iñárritu ganó el Óscar a mejor director del 2014 por ‘Birdman’, y esa cinta recibió el Óscar a mejor película. Un año después, González Iñárritu repitió: recibió el Óscar a mejor director del 2015 por ‘El renacido’. Y Guillermo del Toro acaba de ser premiado como mejor director del 2017 por ‘La forma del agua’, que además recibió el Óscar a mejor película. Esto sin contar los Óscar que esas cintas ganaron en otras categorías.
En los últimos cinco años, tres directores mexicanos recibieron cuatro Óscar como mejor director y dos a la mejor película.
Así, estos directores ingresaron a un club muy exclusivo del que hacen parte genios como Frank Capra, Billy Wilder, Woody Allen, Steven Spielberg, Clint Eastwood y Martin Scorsese, y sus cintas ahora habitan el Olimpo cultural que aloja obras inmortales como ‘Casablanca, ‘La lista de Schindler’, ‘Los imperdonables’, ‘Platoon’, ‘Gandhi’, ‘Annie Hall’, ‘El padrino’, ‘Ben-Hur’ y ‘Lo que el viento se llevó’.
Y su reconocimiento también se ha dado en otros festivales muy importantes para los cinéfilos. Por ejemplo, ‘La forma del agua’ recibió 4 premios en el Festival de Venecia (entre ellos el León de Oro a mejor película) y Guillermo del Toro ganó el premio a mejor director en los Globos de Oro y en los Bafta (el equivalente al Óscar para los británicos).
Pero lo del 4 de marzo en los Óscar fue histórico para Latinoamérica en otros frentes. Ese día, Coco, que le rinde homenaje a la cultura mexicana, en particular al día de los muertos, recibió el Óscar a mejor película animada y a mejor canción. Y la cinta chilena ‘Una mujer fantástica’ (sobre una mujer transgénero) ganó el Óscar a mejor filme extranjero.
Brillantes desde sus comienzos
Un dato curioso es que Cuarón, González Iñárritu y Guillermo del Toro son ‘cuates’. De hecho, se los conoce como ‘Los tres amigos del cine’, algo que me hace pensar en la relación que tuvieron Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, protagonistas del ‘boom latinoamericano’ que se vivió en la literatura desde los años 60.
Cuarón, González Iñárritu y Guillermo del Toro son ‘cuates’. De hecho, se los conoce como ‘Los tres amigos del cine’
Y en mi humilde opinión de cinéfilo aficionado, lo que estos tres directores crearon en sus comienzos es tan bueno o más que lo de ahora. Debería darle una mirada a ‘Amores perros’, una cinta del 2000 (protagonizada por Gael García), tan elaborada que a uno le cuesta creer que sea la ópera prima de Alejandro González Iñárritu (mi director favorito en ese trío), o ‘21 gramos’, un filme protagonizado por Sean Pean.
De Alfonso Cuarón vale la pena ver ‘Y tu mamá también’ (del 2001), protagonizada por Gael García y Diego Luna, y considerada un ícono del nuevo cine mexicano. Y de Guillermo del Toro debería buscar ‘El laberinto del fauno’ (2006), una historia oscura y fantástica durante la dictadura de Franco en España, y ‘El espinazo del diablo’ (2001), una cinta de terror protagonizada por el español Eduardo Noriega, el mismo de ‘Abre los ojos’ y ‘Tesis’, las primeras cintas de otro genio latinoamericano: el director chileno-español Alejandro Amenábar, quien también recibió ya un Óscar (el de mejor película extranjera por ‘Mar adentro’).
Fotos: Gage Skidmore (vía Flickr, licencia CC)
Me gustó mucho el tono del artículo y su contenido. Solo tengo una corrección a la frase: “[…]en los últimos cinco años, tres directores mexicanos recibieron tres Óscar como mejor director y dos a la mejor película”. No son tres estatuillas como mejor director sino cuatro: una de Cuarón, dos de González y una de Del Toro.
Jesús, tiene toda la razón: gracias por avisarnos. Ya hicimos la corrección.
Javier, gracias por tomarse el tiempo de leer mi comentario y tomarlo en cuenta. No quiero ser fastidioso, pero el error persiste en el primer destacado “EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS, TRES DIRECTORES MEXICANOS RECIBIERON TRES ÓSCAR COMO MEJOR DIRECTOR Y DOS A LA MEJOR PELÍCULA.
Al contrario, Jesús, gracias a usted por seguir pendiente. Ya lo corregimos también.