En los últimos años, Colombia ha avanzado significativamente en la digitalización y transformación digital de sus industrias. En algunos sectores aún persiste el gran reto de adoptar la tecnología de manera más decidida. Uno de ellos es el automotriz y del transporte, cuya reinvención digital será clave para dar el gran salto en competitividad y productividad que el país necesita.
En algunos de los países mejor preparados para la economía digital según el World Economic Forum, como Singapur, Suecia e Inglaterra, el sector automotriz y de transporte ya ha enfrentado exitosamente el proceso de adopción tecnológica y ahora se están logrando avances en asuntos más sofisticados, como los vehículos autónomos, sensoriales o empáticos. En estos países, se están desarrollando carros que, a través de sensores biométricos y tecnologías como el Internet de las Cosas (IoT), pueden recolectar la información (sensaciones, emociones y sentimientos) generada por el conductor para lograr un transporte más seguro, eficiente y placentero.
Esto significa que un conductor extremadamente exaltado podría recibir un mensaje de alerta al abordar su vehículo. Si a pesar de la alerta el conductor sigue ofuscado, el carro puede tomar el control o incluso evitar que continúe en marcha en un caso extremo, para evitar que se ponga en riesgo la seguridad del conductor, los demás pasajeros y las demás personas en la vía.
Mientras que en los países más avanzados en esta materia se está pensando en incorporar este tipo de tecnologías en los sistemas de transporte público, en Colombia estamos debatiendo sobre la legalidad o ilegalidad de las plataformas tecnológicas de transporte, y sobre si se deben incorporar o no dispositivos móviles o tabletas en los taxis amarillos. Estas son discusiones que necesariamente debemos tener, pero, ya nos llegó la hora de demostrar de qué estamos hechos y avanzar.
El 15 de septiembre entramos en una nueva era para el transporte público individual en la capital. Después de una larga espera, el nuevo modelo de transporte de la Alcaldía de Bogotá, Taxi Inteligente, arrancó su operación en la ciudad. Se pretende transformar ese servicio en beneficio de los usuarios, de las empresas y de la ciudad mediante la implementación de un plan integral de transformación digital, el cual implica remplazar el viejo y vulnerable taxímetro por una tableta, y establecer las aplicaciones móviles como canal de comunicación principal con el usuario. Esto se hace para lograr mayor eficiencia, seguridad y calidad en la prestación del servicio y para tener trazabilidad de toda la información.
Hace unos días tomé un taxi y le pregunté al conductor su opinión, a lo cual respondió: “Con eso no hay que pelear, bienvenidas sean la tecnología y las aplicaciones”. Ojalá todos pensáramos como él.
Es cierto que la tecnología no es perfecta y trae consigo retos y riesgos en su utilización. Sin embargo, soy un convencido de su poder de transformación, de sus virtudes y del valor que genera cuando se utiliza correctamente. Un claro ejemplo es este proyecto en Bogotá, que sin duda va más allá de las aplicaciones y las tabletas. Es un proyecto para la reinvención digital de un sector clave para nuestra ciudad y para el país, que podrá impactar positivamente a los usuarios, la calidad del servicio, las empresas de taxis, sus conductores y la movilidad.
En primera medida, lo usuarios tendremos más opciones para solicitar un servicio de taxi y eso significa facilidad, comodidad y mejor calidad. Quienes vayamos a tomar un taxi en la capital tenemos la opción de hacerlo en la vía (más del 70 por ciento de los usuarios en Bogotá lo hacen de esta manera), solicitarlo por teléfono (proceso que normalmente es largo y desgastante) o pedirlo a través de las aplicaciones móviles avaladas por la Secretaría Distrital de Movilidad. Si lo hacemos por medio de esta última opción, podremos conocer y confirmar los datos del conductor, del vehículo y su ubicación en tiempo real.
Una vez a bordo del vehículo podremos verificar la tarifa antes de iniciar la carrera y esta no cambiará en ningún momento del recorrido, lo cual evitará las frecuentes discusiones entre conductores y usuarios a la hora de pagar, y de paso disminuirá los tiempos de ese proceso, contribuyendo a la mejora del tráfico en la ciudad.
A pesar del aumento de tarifas derivado del nuevo sistema de taxis inteligentes (cerca de 7,5 por ciento), los usuarios no veremos un impacto significativo debido a que, gracias a la tecnología, será posible identificar la ruta más corta, rápida y eficiente para llegar a nuestro destino, y ello trae ahorros que compensarán el incremento.
Las empresas también se beneficiarán. Al instalar los dispositivos (tabletas) en sus vehículos, podrán tener acceso a información relevante para la productividad de su negocio, como la trazabilidad de la totalidad de la operación de sus vehículos día a día y la identificación de las zonas y horas de mayor demanda del servicio en la ciudad. De igual forma, la seguridad de los conductores y los usuarios se verá reforzada al estar ambos plenamente identificados antes, durante y después del servicio prestado. Al finalizar el recorrido, el usuario podrá dejar sus comentarios, elevar una queja, hacer un reclamo o incluso felicitar al conductor por su buen trato, amabilidad y efectividad.
La ciudad también se beneficia porque el tráfico podrá ser monitoreado y gestionado con base en información recaudada y analizada por la Secretaría de Movilidad a través de las diferentes aplicaciones; eso permitirá tomar decisiones de gestión y política pública en materia de movilidad de manera más rápida, acertada y efectiva. Todo lo anterior tiene gran impacto y logrará aportar positivamente en lo que ha sido el gran talón de Aquiles del servicio de taxis a nivel nacional: la calidad.
Pero, para que este proyecto funcione, todos tenemos que aportar. La Alcaldía y las autoridades de tránsito haciendo seguimiento a su implementación y poniendo en cintura a quienes no cumplan las normas establecidas. Las empresas, con sus más de 50 mil taxis y conductores, cumpliendo las normas, el cronograma de implementación y no oponiéndose a capa y espada, atrincheradas en la protesta, para evitar que el servicio evolucione. Y los usuarios empleando las herramientas puestas a su disposición para acceder al servicio y contribuyendo con comentarios para corregir y mejorar las deficiencias y reconocer a quienes lo hagan mejor.
Si tenemos éxito, las demás ciudades del país tomarán el proceso de Bogotá como referente y lo implementarán. Así se podrá lograr la reinvención digital de uno de los sectores con mayor impacto económico y social en el país.
Acerca de Juan Sebastián Rozo
Colombiano orgulloso, bogotano de nacimiento, pero de la región por convicción. Crecí y me formé en una familia de deportistas en donde la mejor lección fue la disciplina, y gracias a ello, hoy madrugo todos los días, hasta los festivos, porque me gusta y no por obligación.’Millenial’ veterano, padre de dos nativos digitales puros de la generación Alpha, María y Agustín. Aficionado a los deportes, la lectura, los animales, la comida y la cocina. Agradecido con la vida por las personas con las que me he cruzado en el camino.
Periodista frustrado, abogado por suerte, con estudios en regulación y gestión de TIC de la Universidad Externado de Colombia e Innovación y Liderazgo en Gobierno de Georgetown University. Tengo experiencia en los sectores público y privado en asuntos legales y regulación, política pública, telecomunicaciones, relacionamiento institucional, estrategia corporativa, emprendimiento digital, innovación, entre otros.
Tuve el privilegio, el honor y la gran responsabilidad de servir a mi país como Viceministro de Conectividad y Digitalización y Ministro TIC, las dos experiencias más apasionantes, formadoras e intensas que he tenido en mi vida profesional.
He escrito para varios medios de comunicación como El Espectador, El Tiempo, Portafolio, la República, Enter.co, Dinero y Caracol Radio.
Imágenes: StockSnap (vía Pixabay).