Las quejas sobre la violación de las normas de tránsito por parte de los ciclistas es cada vez mayor entre los conductores y peatones, que tienen que andar con todas las alertas puestas para evitar estrellar a alguno de ellos –o que alguno de ellos los estrelle–. Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, en el primer semestre de 2018 murieron 3.096 personas en accidentes de tránsito, 170 de ellas eran ciclistas.
“Los ciclistas, dentro del grupo de actores vulnerables (peatones, ciclistas y motociclistas), son un foco importante para analizar porque la bicicleta es un medio de transporte que se viene impulsando en el modelo de servicio a domicilio apoyado en plataformas del tipo ‘app’”, afirma el Centro de Experimentación y Seguridad Vial de Colombia (Cesvi). La entidad asegura los riesgo a los que se ven expuestos los ciclistas son mayores “por su precaria conducta de prevención de accidentes”.
Entre las violaciones más frecuentes y riesgosas por parte de los conductores de bicicletas, Cesvi ha observado las siguientes.
- Se pasan los semáforos en rojo
- No usan elementos de protección personal
- Circulan sobre los andenes, cuando deberían hacerlo por la vía (la normatividad actual les permite usar un carril) o por las ciclorrutas
- Usan audífonos, lo que les impide oír pitos, llamados o cualquier otra señal de alerta o peligro
- Circulan en contravía y, en general, no respetan las señales de tránsito (los Pare, giros prohibidos, etc.)
- Usan el celular mientras conducen la bicicleta (que no solo es peligroso al manejar carro)
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Los ciclistas domiciliarios explican sus conductas
Dado que los ciclistas que usan la bicicleta para hacer entregas a domicilio son cada vez más, Cesvi indagó entre ellos por qué se presentan las contravenciones anteriores.
“Dicen los bicidomiciliarios que la principal causa de caer en estas malas conductas al manubrio es el afán por realizar su entrega y así poder estar disponibles para un nuevo servicio. Además, también aluden el desconocimiento de normatividad: de hecho, en muchos casos se trata de personas extranjeras, lo que genera que el desconocimiento por las normas de tránsito locales sea mayor”.
La falta de elementos de protección personal, aducen los ciclistas, es económica. “Si bien las empresas contratantes les sugieren el uso de elementos de protección, estos deben ser provistos por el domiciliario. Pero, en muchos casos, prefieren no hacer la inversión.
Y, sobre el conocimiento de las norma, afirman que no reciben capacitación formal, salvo una charla de 10 o 15 minutos en la que les hacen recomendaciones generales sobre la circulación en las vías.
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Entre más entreguen, más ganan, pero se arriesgan más
Cesvi también afirma que los domiciliarios no tienen una jornada definida. Lo que es claro es que, entre más servicios completen, mayor será su remuneración. Esto va en contra de la seguridad vial porque el cansancio es fuente de distracción.
Además, algunos domiciliarios manifestaron tener un contrato por prestación de servicios, pero “desconocemos si se les exige afiliación a EPS en su calidad de contratistas”, manifiesta la entidad.
Para mitigar esta situación de riesgo, tanto para los ciclistas como para los conductores de otros vehículos y peatones que comparten las vías con ellos, Cesvi recomienda:
- Una capacitación en seguridad vial, estructurada, enfocada y bien impartida, ayudaría en gran manera a mejorar la cultura vial
- La revisión de los tiempos de entrega, para que prime siempre la seguridad en el desplazamiento
- Los elementos de protección personal no deberían ser negociables y por lo tanto deben ser una exigencia para la prestación del servicio
- Incluir a todos los colaboradores de la empresa dentro de los planes de seguridad vial. Esto garantiza que se tengan controlados los riesgos por la prestación de este servicio
- Las autoridades deben ejercer un mayor control, puesto que en el Código Nacional de Tránsito están definidos temas como: lugares de circulación, respeto por las normas y señales, y uso de elementos de protección personal.
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