Médicos ‘virtuales’ que salvan vidas

Por Connie Pazos A.

Claudia Lizcano, una joven de tan solo 15 años, escasamente recuerda la difícil época que vivió su tierra natal, La Macarena (Meta), cuanto este y otros 5 municipios de la región eran parte de la zona de distensión que el gobierno colombiano había acordado con las Farc, hace cerca de una década. Tampoco recuerda los enfrentamientos que vivieron allí los grupos armados ilegales y las Fuerzas Militares, las mismas que hoy protegen cada esquina del pueblo.

Desde entonces, este municipio de tan sólo 25.000 habitantes, de calles destapadas, donde la telefonía celular llegó hace apenas un par de años, parece que viviera en el pasado. “La luz llega unas pocas horas al día”, cuenta la gente del pueblo. A las 3 de la tarde se empieza a escuchar música en las tiendas de la calle principal, pero a las 11 de la noche todo se vuelve oscuridad y silencio. En las horas de luz, un café Internet funciona con una capacidad tan precaria que a cualquiera se le quitan las ganas de conectarse.

Pero en el hospital del pueblo, las cosas son un poco diferentes. Una conexión a Internet satelital ayuda a prestar un mejor servicio a los pacientes. Un servicio que fue una bendición para Claudia.

Una mañana de julio, los dolores de parto la despertaron. Después de 9 meses de espera, había llegado la anhelada hora de ir al hospital. Pero al transcurrir el día, su ansiedad se convirtió en angustia porque se trataba de un parto con complicaciones. Dar a luz su primer hijo no iba a ser sencillo, pues en esta zona apartada del país, adonde sólo se puede llegar por aire, es difícil lograr una atención médica óptima. El hospital no cuenta con el equipo técnico adecuado.

Por eso, según el médico del pueblo, “la mejor opción es utilizar los servicios de telemedicina que tenemos para que un especialista analice por Internet las condiciones de la paciente”.

El hospital de La Macarena cuenta con un computador conectado a Internet y, a través de videochat, el médico general comparte información con un especialista ubicado en Villavicencio, capital del departamento. Aunque el acceso a Internet es limitado, los médicos se las arreglan para aprovechar la herramienta. Si el cielo está despejado, la conexión satelital funciona bien.

Gracias a los servicios de telemedicina, se determinó a tiempo la crítica condición de Claudia, y fue necesario conseguir un avión para trasladarla y darle una atención presencial por parte de un experto.

La vida no tiene precio.

Vichada, Amazonas, Chocó y Guajira son algunos departamentos que aún tienen un servicio hospitalario básico; es ahí donde la telemedicina se convierte en una alternativa.

La Fundación Cardiovascular de Floridablanca (Santander) lleva soluciones de telemedicina a estos departamentos. Desde allí, los médicos lideran el ensamble de equipos de alta tecnología para reducir los índices de mortalidad en estas regiones ofreciendo servicios a través de conexiones de banda ancha.

Una de esas soluciones se usa para monitorear a recién nacidos que podrían estar situados en un centro médico de cualquier lugar del país. Conectado a Internet, este equipo puede vigilar los signos vitales de un bebé y desde el centro de telemedicina de Santander un especialista puede diagnosticar al paciente y prevenir complicaciones.

Actualmente, esta combinación de hardware y software permite hacer teleconsultas en 17 especialidades, como dermatología, otorrinolaringología, medicina interna, cardiología, ortopedia, siquiatría y neumología.

Además de salvar vidas, la telemedicina permite ahorros de tiempo y dinero. En Vichada, por ejemplo, trasladar a un paciente en avioneta hasta Bogotá puede costar alrededor de 17 millones de pesos (másde 9.000 dólares).

Allí también se practica la telemedicina en el hospital central de Puerto Carreño. Uno de los beneficiados fue Adolfo Álvarez, quien sufrió quemaduras en el 40% de su cuerpo luego de un accidente de tránsito.

“Era un paciente para ser remitido a una sala de gran quemado. Sin embargo, gracias a que nosotros contábamos con la sala de telemedicina, el paciente se internó con criterio UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Lo monitoreamos en tiempo real desde la Fundación Cardiovascular y los especialistas de allá nos indicaron los pasos por seguir para que el paciente recibiera la mejor atención”, explica el doctor Luis Schamoun, subdirector científico del Hospital San Juan de Dios de Puerto Carreño.

Fue la atención oportuna la que le permitió a Adolfo Álvarez recuperarse rápidamente. Actualmente él camina de manera autónoma por las calles de Puerto Carreño, aunque las huellas de aquel accidente son irreversibles.

Al respecto, Nadim Miserque, médico especialista en telemedicina, asegura que en estos casos “solamente con que se salve una vida ya se justifica todo el despliegue tecnológico y el esfuerzo contra todas las barreras que muchas veces son difíciles de vencer”, entre ellas que algunos doctores se nieguen a utilizar la Red por desconfianza o temor a la tecnología.

Mientras esto cambia, en el mundo la e-salud se toma los consultorios médicos. Las videoconferencias son cada vez más frecuentes. Igualmente, la transmisión de imágenes estáticas, los portales de Internet para pacientes, el monitoreo a distancia de signos vitales y la educación médica han pasado del mundo real al virtual.

A pesar de estos avances, en ningún caso los servicios médicos personalizados y presenciales son remplazados completamente por la telemedicina.

Lo cierto es que Colombia no puede desconectarse de este avance, más aún en un país donde la salud está en cuidados intensivos.