Si eres un ávido usuario de redes sociales, seguramente has escuchado la pegajosa canción infantil ‘Baby Shark’ en alguna de sus versiones. Según lo que se conoce, el tema musical se originó para ser cantado en las fogatas, durante los campamentos de verano, pero su viralización en Internet se debe a varios videos publicados en YouTube.
Quizá el más conocido de ellos fue el que produjo la marca de comunicación de Corea del Sur Pinkfong, perteneciente a la empresa de medios SmartStudy. El video original, que comienza con la tonada de la película ‘Jaws’ (Tiburón), fue publicado en YouTube en noviembre de 2015 y muestra a una familia de tiburones (hijo, madre, padre, abuelo y abuela), que se presentan al ritmo de la pegajosa canción. El pequeño tiburón se hizo tan popular que se volvió recurrente en los videos de Pinkfong y ellos mismos sacaron varias versiones de la canción, una con el baile, que también se popularizó.
El baby shark de la vida real
Ahora resulta que el baby shark no es solo un personaje infantil de color amarillo, sino que existe en la realidad, aunque los científicos lo llaman tiburón de bolsillo. El nombre no solo se refiere al tamaño del escualo, sino a dos bolsillos ubicados bajo sus aletas delanteras que, según Science Alert, tienen en su interior glándulas que secretan un fluido bioluminiscente. Además, posee en todo su cuerpo unos órganos que producen luz, llamados fotóforos. Todo esto hace que este baby shark brille en la oscuridad, como toda una estrella.
El primer tiburón de bolsillo que se descubrió en la historia fue encontrado en la Cordillera Submarina de Nazca, en la costa de Chile, en 1979, y descrito en 1984. Se trataba de una hembra de 40 centímetros de largo, de la especie Mollisquama Parini, que ahora se encuentra en el Museo Zoológico de San Petersburgo, en Rusia.
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Sin embargo, nuestro baby shark mide apenas 14 centímetros de largo, fue descubierto en 2010 en el Golfo Central de México, y un grupo de investigadores lo identificó y clasificó como una especie distinta a la encontrada en 1979, en un artículo publicado en Zootaxa, en el que describen sus características.
En ese documento lo identifican como un Mollisquama Mississippiensis o tiburón de bolsillo americano, aunque nosotros lo seguiremos llamando baby shark (tututuru tututurururú). Para lograr esa clasificación, los investigadores usaron imágenes en rayos X y tomografías computarizadas en alta resolución para observar el exterior y el interior de ambas especies y así descubrir lo que las diferenciaba.
De esta forma pudieron saber que, aunque las dos especies tienen los bolsillos con glándulas bioluminiscentes, solo el tiburón encontrado en México tiene fotóforos. Además, están los tamaños y que el nuevo escualo tiene menos vértebras. Todas estas y otras diferencias llevaron a ubicarlos en familias distintas.
¿Hay más baby sharks allá abajo?
“En la historia de la ciencia marina solo dos tiburones de bolsillo han sido capturados o reportados. Ambos son de especies separadas, cada una de océanos distintos y ambas son extremadamente raras”, indicó Mark Grace, biólogo de los Laboratorios Mississippi de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) y uno de los autores del artículo científico que clasificó a este nuevo tiburón, citado por la página de la Universidad de Tulane.
Esto solo nos demuestra que el océano es muy grande y todavía hay mucho que descubrir de él, sobre todo en las profundidades. Según los expertos, los tiburones de bolsillo viven muy por debajo de la superficie marina. El de 1979 se halló a una profundidad de 330 metros.
En otras palabras, es muy probable que haya otros baby sharks en el fondo del mar, alrededor del mundo. Ya sé lo que están pensando los que vieron ‘Megalodón’, pero no parece muy probable que una especie tan gigante y voraz esté en el suelo esperando para subir a la superficie y devorarnos a todos. Mejor pensemos en estos baby sharks como una tierna versión de los tiburones, que reivindica incluso la imagen que dejó Steven Spielberg de los escualos en ‘Jaws’. Ahora, en vez de dar miedo, dan ganas de cantar: baby shark tututuru tututurururú…
Imágenes: Zootaxa y Michael Doosey (vía: Tulane University).