No deja de ser curioso que el gobierno que popularizó la expresión ‘fake news’ sea el más propenso a usarlas. Esta semana comenzó con el que, seguro, será solo el primero de los escándalos de las próximas elecciones en los Estados Unidos, cuando el fin de semana se viralizó un video del candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, en el que al parecer apoyaba a Donald Trump. El video, de hecho, fue creado por el director de medio Dan Scavino.
El problema está en que el video en cuestión es falso. En la oración original Biden decía: “Disculpe. Solo podemos reelegir a Donald Trump si de hecho nos involucramos en este pelotón de fusilamiento circular aquí. Debe ser una campaña positiva”. La frase original fue editada para cambiar su significado. Pero esto no evitó que oficiales de los Estados Unidos y el mismísimo presidente las compartieran en sus redes sociales.
Sleepy Joe💤in St. Louis, Missouri today:
“We can only re-elect @realDonaldTrump.”#KAG2020LandslideVictory🇺🇸 pic.twitter.com/FT4q2MWfcD
— Dan Scavino (@DanScavino) March 8, 2020
Facebook y Twitter actuaron frente al video. Twitter, por un lado, lo etiquetó como ‘contenido manipulado’. Lo que significa esto es que el video tiene una anotación en la parte de abajo, que indica a los usuarios que ha sido editado de alguna manera. Facebook, por otro lado, lo catalogó como ‘información parcialmente falsa’. Ambas acciones tienen como propósito principal el advertir a los usuarios, así como impactar su distribución de manera que no sea mostrado tanto en las páginas de otras personas.
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¿Qué tienen en común ambas estrategias? Que aunque identifican de manera correcta los contenidos como información falsa, en ninguno de los casos eliminan el contenido de las plataformas. Esto es, porque dentro de las políticas de ambas redes sociales, la información solo es parcialmente mentirosa. En ambos casos las plataformas aseguran que añadir esta etiqueta detiene su distribución, así como la cantidad de veces que aparece en los perfiles de otros usualmente.
Pero no detienen su difusión ni castigan a los perfiles que los comparten inicialmente (o que se sabe, los fabrican). Todo, porque las noticias falsas en cuestión no está difamando de manera directa, falsificando datos o remplazando la voz y rostro de la persona en cuestión. Solo están ofreciendo una versión ‘editada de la verdad’.
Este es el mayor problema con la información falsa que se difunde a través de redes sociales. La mayoría de políticas no remueven estos videos de inmediato, sino que los mantienen en sus plataformas donde van a seguir a usuarios que, o bien van a ignorar las etiquetas o seguirán compartiéndolo con otros indiferentes de que lo que acaban de consumir es mentira porque, como ocurre con la noticias falsas, su propósito es dar razón a un punto, no entregar la verdad.
Imágenes: Capturas de pantalla