La serie que nadie pidió, pocos querían y, sin duda, muchos verán solo para poder sacarse la espina de decir al mundo que tenían la razón y que el live action de Cowboy Bebop es un fracaso más, porque no hay profeta más molesto que el que nos recuerda que lo sabe todo.
Lo peor de todo es que… en algo tienen la razón. No, Cowboy Bebop no es un adefesio o una monstruosidad del nivel de Dragon Ball Evolution o Death Note. Pero, por desgracia, es un argumento bastante fuerte a por qué hacer live action es una de las cosas más innecesarias a la animación japonesa, independiente de la calidad del producto final.
Visualmente el live action hizo la tarea. El estilo de grabación y la manera en la que es presentado el mundo de Spike y compañía denota un esfuerzo por emular el mundo del anime, con tanta precisión como se le puede pedir a una serie de este tipo. Los actores también hacen un esfuerzo considerable por entregar sus propias versiones de los personajes, combatiendo un guion y una dirección que no replica el ritmo y encanto del anime de la misma manera. Lo mismo se puede decir de las escenas de acción e historias. Se sienten como un espejo del anime, reflejando personajes de carne y hueso, pero incapaz de mostrar sus almas.
La versión Pirata de Cowboy Bebop
Si tuviera que describir el Live Action de Cowboy Bebop, diría que a menudo se siente más como una versión de contrabando de Cowboy Bebop. Utilizo la expresión de esta manera, porque el Live Action intenta recrear la manera en la que luce, se mueve e incluso suena el anime original… sin nunca conseguir tener el mismo encanto o chispa.
El humor y ritmo es… extraño. La serie intenta recrear los planes y el ritmo el anime. Pero estos simplemente no funcionan en la vida real. Las pausas entre los comentarios de humor, la manera en la que se sienten las interacciones (a momentos, como si los actores esperaran risas entre los silencios).
Pero quizás la mayor muestra de esto está en los combates. El anime original cuenta con algunas de las mejores escenas de batalla del anime clásico. La película, en particular, es catalogada como una de las mejores gracias al trabajo del animador Yutaka Nakamura. Las peleas en el anime se sienten como un baile fluido, realista y lleno de acción acompañado por un jazz impresionante.
Sin embargo, en el live action, estas mismas peleas a menudo se sienten en extremo artificiales. ¿La paradoja no? No hay impacto en los combates cuerpo a cuerpo y las peleas con pistolas se convierten en balaceras genéricas.
Las comparaciones nunca son buenas… pero necesarias
El mayor problema que generan series como el live action de Cowboy Bebop es que despiertan la pregunta de por qué razón existen este tipo de series en primer lugar.
¿Por qué hacer live actions en primer lugar? Sin duda la mayor razón se encuentra en que son productos que generan publicidad. Luego escuchamos a los productores que aseguran que es una manera de hacer un ‘homenaje’ a estos productos ¿Pero en verdad la mejor manera de celebrar estos productos es hacer adaptaciones que, históricamente fallan?
La mayor contribución de Cowboy Bebop es que sirve de un ejemplo de por qué razón deberíamos simplemente rendirnos con los live actions. No porque sea de mala calidad. De hecho (y aquí la opinión más polémica de esta evaluación) diría que es uno de los mejores live action que se han hecho, al menos en términos del producto final.
La razón está en que comprueba el trabajo imposible que tienen estos shows para no morir como productos incompletos. En el caso de Cowboy Bebop su problema es que intenta ser un reflejo casi calcado del anime. Pero, al mismo tiempo, no hace nada original o nuevo para posicionarse como una versión mejor o incluso diferente.
Pero, por otro lado, si se aventuran a contar la historia de manera muy diferente nos encontramos con situaciones como las de ‘Death Note’, en la que el horizonte del show está tan separado del producto original que solo conserva de la inspiración el nombre. Encontrar el equilibro, el punto medio, entre estas dos versiones del live action ha probado ser la piedra filosófica de las adaptaciones.
Mirar, pero no comparar
Puedo imaginar un escenario en el que ver el live action de Cowboy Bebop no resulte tan problemático. Quizás si llegas sin conocimiento previo del anime, sin alguna idea de la obra monumental detrás de sus personajes, si no extrañas el ‘Real Folk of Blues’ cuando terminan los capítulos… quizás así la serie más reciente de Netflix pasa de ser algo más que una maratón poco memorable.
Por desgracia, tenemos el anime para comparar. Tenemos la imagen clara de su primer capítulo que entrega este drama de romeo y Julieta espaciales… pero que se convierte en un capítulo sin la capacidad emocional de Bony y Clyde acribillados. Las comparaciones son odiosas, en especial cuando el resultado es decir “deberías ver mejor el anime”.
Calificación 2/5: see you never, Space Cowboy?
Es curioso que, con todo, no creo que Cowboy Bebop sea necesariamente un mal show. Es uno con enormes fallas, pero al final la mayoría de ellas se pueden rastrear a que simplemente no es una adaptación a la altura de su obra homónima. Esto, por desgracia, significa que sus defectos se ven más grandes, que sus fallas parecen más molestas y sus problemas toman dimensiones galácticas.
Imágenes: Netflix
Me ví la serie anime en Netflix hace unos dias para recordar, si la vuelves a ver encuentras que ha envejecido mal, también se notan forzadas las tramas. El live action es malo, comenzaron mal escogiendo a los protagonistas y de ahí todo, para olvidar cómo se cagaron la serie.
Yo pienso que esta serie es perfecta para alguien que si bien le llama la atención la historia no le gusta el anime, o en su defecto no ha visto la serie animada. Es muy facil juzgar desde la vista de fan, de culto, pero para una persona que seguramente, ha escuchado de la serie y no la ha visto, queda perfecta.