Tomarle una foto a tu mascota, publicarla en una plataforma de intercambio de NFT (tokens no fungibles) y ganar millones si alguien le encuentra valor a tu composición. Ese puede ser el pensamiento de cualquier persona que acaba de leer que un usuario de Internet que suele hacer dibujos digitales de rocas, puede vender cada uno de ellos como NFT en el equivalente a US$250.000 y US$600.000 en criptomonedas. Lo sabemos. Suena como algo que podríamos hacer cualquiera de nosotros. Sin embargo, en el naciente mundo del arte digital sostenido a través del blockchain no todo es tan sencillo, ni tan próspero ni tan seguro.
Los NFT están de moda. Tanto así que el Collins Dictionary eligió ese término como su palabra del año. No es para menos cuando algunos reportes del 2021 indican que solo en un mes como noviembre, los principales mercados de esos activos digitales registraron movimientos superiores a los 3 billones de dólares.
El auge de estas transacciones responde al optimismo y la curiosidad que ha llevado a artistas, casas disqueras, deportistas y personajes públicos a crear sus propias colecciones, sin embargo, como algunos analistas pronostican, es posible que en cuestión de un tiempo “la burbuja se desinfle, la gente se calme y los mercados se vuelvan racionales y prudentes”.
Lo anterior es probable porque la moda y el fenómeno que se ha formado alrededor de la numerosa oferta de obras digitales, pasa muchas veces por alto la forma en la que se construye el valor de un artista y de sus colecciones. Y es que actualmente, en el mundo real, un coleccionista que tiene en su poder una obra histórica, sabe que el deseo que otros coleccionistas puedan tener sobre su bien es, de cierta forma, el que le dicta su valor.
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Conocer las preferencias de los coleccionistas es conocer el valor del arte digital
Entre más codiciada una obra, más puede esta encarecerse; y esta lógica llevada al universo del arte virtual, en donde la promesa para quien ofrezca un activo digital es que cada vez que esa obra se venda no solo se valorizará sino que una parte de las ganancias siempre llegará a la billetera digital del creador gracias al sistema de blockchain, funciona un poco igual. Si quieres hacer o comprar un NFT que te garantice ese escenario de éxito, debes pensar como un coleccionista, pues el capital no es infinito como para que todos obtengan la misma proporción de ganancias con cada una de las obras que se ofrecen en las plataformas.
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Por esa razón, si tu idea es comenzar a adquirir arte digital lo mejor es tener claro la exclusividad o escasez de la pieza que deseas y la calidad de su creador, pues de muy poco te sirve comprar la foto de la mascota de alguien y buscar luego obtener ganancias importantes de ella si el fotógrafo no es constante, no tiene reputación o no tiene al menos una colección estable.
Ese consejo también sirve para los que quieren incursionar en esta montaña rusa, pues así como en el mundo físico, para darle valor a un producto digital es importante el mercadeo; es decir, darse a conocer y construir una comunidad (así sea pequeña) a través de redes sociales como Twitter o blogs como Medium para llegar a usuarios que le encuentren y creen el valor alrededor de tus colecciones de NFT.
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