Comenzó por las conexiones de Internet que se están ofreciendo en los teléfonos celulares. Las conexiones móviles se han vuelto muy importantes y este servicio va a contar con un nuevo operador, que es UNE, por lo que medirlas adquiere una especial importancia. La medida es necesaria y beneficiosa para los que contratan este servicio, pero también lo sería para los que usan Internet en sus casas u oficinas. Todos sabemos que es imposible que se cumpla con el ancho de banda contratado en un 100 por ciento, pero tampoco es aceptable que muchas veces esté por debajo de la mitad o la cuarta parte de lo que el usuario está pagando.
La convergencia, sumada a las tecnologías de Web 2.0, ha hecho que el contenido en el ciberespacio sea de video y sonido y ya no tanto de texto. En el 2014, el tráfico en Latinoamérica será en un 64 por ciento de contenido audiovisual (www.tinyurl.com/2aupue5). Esta es una razón de más para que los cibernautas contraten cada vez un mayor ancho de banda y se les cumpla con lo contratado.
El Ministerio de TIC en Colombia, lamentablemente, tampoco está a la altura de las necesidades del mercado, pues por ahora sigue vigente la definición de 512 kbps para downstream (bajada) y de 256 kbps para upstream (subida), aunque se espera que estas cantidades se doblen pronto. La pregunta es: ¿por qué se demoró el Ministerio tres años en definir e implantar este aumento? La verdad es que 1.024 kbps de bajada es muy poco para el desarrollo acelerado que han tenido los contenidos multimedia en la red. El Ministerio debería empezar a pensar otra vez en subir de nuevo la definición de banda ancha e implementarla lo antes posible. Sugiero se tomen como mínimo 4.096 kbps para downstream y 2.048 kbps para upstream. Es lo menos que se puede esperar.
Hablando de otro tema, es urgente que la ETB entre en el proceso de consecución de un socio estratégico lo antes posible. La competencia en este sector exige unos bolsillos profundos que esta empresa no tiene. Solo es ver contra quién compite: Telmex y Telefónica, y no en el negocio de voz, sino en el de datos, audio y video. El sindicato de la ETB se opone a esta medida, pero lo único que puede lograr es que los empleados se queden sin trabajo, porque, si no se transita el camino de un socio, la reconocida empresa va a desaparecer y se echará por la borda el proceso de actualización que inició Rafael Orduz.
Guillermo Santos Calderón
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