Un equipo de investigación dirigido por el profesor Kyung-In Jang del departamento de robótica y mecánica y electrónica ingeniería, del Instituto de Ciencia y Tecnología Daegu Gyeongbuk de Corea del Sur, desarrolló un sistema de lengua electrónica (E-tongue) capaz de detectar cuatro sabores distintos en una sola gota de compuestos dietéticos. Dicho dispositivo fue diseñado para replicar la complejidad de la percepción del gusto humano. La investigación revela un sistema E-tongue artificial bioinspirado que imita el sistema gustativo humano al integrar múltiples conjuntos de sensores gustativos. Este sistema incorpora un algoritmo de aprendizaje profundo personalizado para interpretar el gusto con precisión, logrando así una notable reversibilidad y selectividad en la detección de sabores como salado, ácido, astringente y dulce a partir de una sola gota.
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Además, el E-tongue demostró su eficacia al obtener perfiles de sabor de seis vinos diferentes, revelando similitudes en las tendencias de sabor entre el sistema E-tongue y las opiniones de los usuarios en línea, a pesar de algunas disparidades.De acuerdo con el instituto surcoreano esperan que la lengua electrónica tenga un impacto en distintas industrias como la alimentaria, la de bebidas alcohólicas, la cosmética y la farmacéutica, gracias a que integra de forma eficaz sensores y tecnología de aprendizaje profundo para medir el nivel de sal, acidez, amargor y dulzor de forma simultánea y precisa.La lengua tiene un diseño que permite que sea muy exacta para distinguir entre seis vinos diferentes, La investigación dice que tiene una precisión de clasificación del 95%.
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La lengua electrónica funciona como receptor gustativo de las papilas gustativas y las sustancias transducen información química en señales eléctricas. Luego, el cerebro recibe la señal a través de una red neuronal y diferencia el sabor. El dispositivo está impulsado y tiene capacidades de aprendizaje profundo; el estudio demostró que un sistema de recomendación mejoraba la experiencia del usuario. Este avance no solo redefine los límites de la tecnología de la lengua electrónica, sino que también promete transformar la forma en que evaluamos y experimentamos los sabores, abriendo nuevas posibilidades en la ciencia de la percepción gustativa.