Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington ha creado una aplicación de reconocimiento facial para perros, destinada a evaluar su eficacia en la lucha contra la rabia en la zona rural de Tanzania. La iniciativa, liderada por el profesor asociado e investigador, Félix Lankester, se basa en la premisa de que los perros domésticos son los principales portadores de la rabia humana.La aplicación se sometió a pruebas en una clínica de vacunación en Tanzania, donde se colocaron microchips, se vacunaron y registraron perros. Tras eliminar imágenes deficientes e información incorrecta de la base de datos, la tecnología demostró una sorprendente precisión. La aplicación logró identificar el 76,2% de los perros vacunados y el 98,9% de los no vacunados durante visitas posteriores a aldeas circundantes.El investigador señaló que uno de los desafíos clave en las campañas de vacunación masiva es la identificación precisa de perros vacunados, dado que los microchips resultan costosos a gran escala y los collares pueden ser retirados por los propietarios. La aplicación de reconocimiento facial, sin embargo, ofrece una alternativa prometedora.
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Según la revista científica Eurekalert, la rabia cobra alrededor de 60.000 vidas al año, siendo la mayoría de los casos en África y Asia. Más del 99% de estas muertes resultan de mordeduras de perro. La nueva aplicación, que utiliza un algoritmo de reconocimiento facial, examina componentes clave de la cara del perro y los compara con imágenes almacenadas en su base de datos.Aunque el algoritmo inicial permitía emparejar solo el 65% de los perros vacunados antes de la depuración de la base de datos, Lankester sugiere que mejoras tecnológicas, como teléfonos inteligentes más avanzados, podrían aumentar la efectividad. Además, la aplicación tiene el potencial de extenderse a otras especies y aplicaciones de control de enfermedades.Actualmente, la aplicación requiere conexión a Internet para su funcionamiento, pero el equipo está trabajando en una versión descargable para su uso sin conexión, especialmente en áreas remotas con acceso limitado a la red. Lankester destaca la necesidad de financiamiento adicional para mejorar la tecnología y hace un llamado a posibles colaboradores e inversores.
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