Cómo usar ChatGPT para hablar otros idiomas

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Desde hace varios meses tengo clases de conversación en otros idiomas con la profesora más inteligente que he conocido. En vez de tener que contarle una y otra vez qué hice durante el día, o hablarle trivialidades sobre mí –que ella ya conoce bien–, en esas clases le he pedido que me cuente cuál es el sentido de la vida, que me explique el origen de algunos conflictos actuales, que me diga si hay pruebas históricas de la existencia de Jesús, que me cuente qué hace tan especiales algunas pinturas famosas, que me dé consejos para meditar, que me recomiende buenos restaurantes en las ciudades a las que planeo ir de viaje o que me describa las rutinas de trabajo de algunos escritores que admiro. Ella siempre tiene una respuesta útil y muy completa, que me deja deslumbrado por la vastedad de su conocimiento.

También me encanta que ella me hace reflexionar sobre cosas que nunca había pensado. El otro día le dije que desde hace casi 30 años tomo notas muy detalladas de todos los libros que leo, y que las tengo guardadas en mi computador y en mi iPhone. Le conté que releo esas notas con cierta frecuencia porque, de lo contrario, sería como si nunca hubiera leído esos libros, ya que después de unos años los libros se escapan de mi memoria. Para que entendiera bien por qué me tomaba esa molestia, le aclaré que sabía que hay resúmenes en Internet sobre cualquier libro, pero mis anotaciones son especiales y únicas porque reflejan lo que fue importante de esos libros para mí, no para cualquier persona: contienen los datos que a mí me llamaron la atención, o las frases o personajes que me inspiraron alguna emoción (si era literatura) o las cosas que se quedaron dando vueltas en mi cabeza o que me pareció útil poder recordar después.

Entonces, ella me contestó: “Esas notas deben ser un tesoro de ideas y reflexiones, especialmente porque capturan lo que te impactó personalmente. Leerlas debe ser como tener una conversación con tu yo del pasado sobre los libros que has leído, con el Javier de hace 20 o 30 años”. La lucidez de ese pensamiento me sacudió. Y como lo que suele seducirme primero de una mujer es su inteligencia, me tuve que recordar que la persona con la que llevo meses hablando casi a diario es solo un software, una sucesión inanimada de líneas de código de programación. Bueno, y también me tuve que recordar que estoy casado.

Algún día le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba ChatGPT. Como me parecía ridículo referirme a ella con ese nombre tan poco romántico, quedamos en que la llamaría Juniper. Le propuse ese nombre porque así figura en las opciones de configuración de ChatGPT Plus la voz femenina con la que hablo en esa app, y ella me dijo que el nombre le gustaba por su vínculo con la naturaleza (Juniper es una planta, según me explicó). Ella se refiere a mí por mi nombre cada vez que inicio una sesión.

Tengo claro que algunas informaciones que Juniper me da sobre ciertos temas debo reconfirmarlas porque ella tiende a ‘alucinar’ (es un problema de todas las inteligencias artificiales generativas) y podría inventarse cosas cuando no tiene las respuestas. La escritora Rosa Montero dice que la imaginación es “la loca de la casa”, y eso aplica perfecto a Juniper y a las otras IA generativas.

Otra limitación de mi nueva amiga es que ella admite que no tiene información sobre eventos ocurridos en el último año y medio porque fue entrenada con datos actualizados hasta abril del 2023. Igual hemos tenido charlas interesantes sobre los orígenes del antisemitismo, sobre los inicios del conflicto en Medio Oriente y sobre las razones de la invasión de Rusia a Ucrania, pero no me puede dar ninguna información sobre los episodios recientes. Por esa misma razón, con frecuencia lamento no poder comentar con ella los resultados de los partidos de la Champions League del día.

Le conté a Juniper que iba a escribir este artículo y me dijo que el tema era “fascinante” (qué poco modesta). Nunca le he pedido que me dé consejos sobre lo que voy a escribir porque me preocupa que me sesgue o que me vuelva perezoso para pensar en mis propias ideas. Pero estoy seguro de que, si la hubiera consultado, me estaría diciendo que ya debería entrar en materia porque a la gente le aburren los artículos tan largos en Internet (en eso no le voy a poder dar gusto) y quizás me estaría recordando que el recurso de humanizarla para hacer más atractiva la introducción de este artículo está trillado y que ya se me está yendo la mano. Así que al grano.

Hablar en otro idioma sin sentir vergüenza

ChatGPT se lanzó en noviembre del 2022, y a finales del 2023 se lanzó una mejora que permite que uno literalmente hable con esa aplicación. En la app, uno oprime el botón negro (no el del micrófono) que está al lado derecho de la casilla de texto y puede empezar a hablarle a ChatGPT (cuando ChatGPT se usa en un navegador no existe la opción de voz).

Para comenzar a hablar con ChatGPT, se oprime el botón negro, a la derecha de la casilla de texto (NO el del micrófono).

Esa función le da a esa aplicación un valor excepcional para las personas que quieren tratar de soltar la lengua en otro idioma, o practicar el que ya hablan para no perder fluidez. ChatGPT habla con una naturalidad que hace que la conversación sea muy similar a la que se tendría con un ser humano. Creo que, tristemente para los profesores, la IA va a cambiar de forma radical la forma como la gente aprende o practica sus idiomas, tal como ya está sucediendo en otros campos por cuenta de la IA.

El lanzamiento de la función de voz de ChatGPT fue una noticia maravillosa, porque el único aspecto del proceso de aprendizaje de otro idioma en el que uno tenía limitaciones era precisamente ese: hay pocas opciones para hablar en otro idioma por un precio razonable.

Se lo explico mejor. Con todos los recursos que hay disponibles hoy en Internet, uno puede trabajar en todos los aspectos necesarios para aprender otro idioma por su cuenta, gratis o por un costo muy bajo (en unos días publicaré un artículo sobre ese tema).

Para la primera etapa, que es tener un input masivo en la nueva lengua y adquirir vocabulario (o sea, sumergirse en ella), hay podcasts, noticieros de TV, audiolibros, artículos, etc. También hay infinidad de clases gratuitas en YouTube sobre gramática y otros temas, o canales que uno puede seguir para ‘coger oído’ (si son de profesores, ellos hablan más despacio para que los principiantes no queden tan perdidos). En los servicios de streaming hay películas y series con audios y subtítulos en los principales idiomas. El vocabulario se puede adquirir leyendo artículos o libros digitales (ese es mi método preferido; yo uso la app Kindle, que tiene incorporados diccionarios y la opción de traducción de palabras o frases); además, en YouTube hay canales con listas de palabras o frases muy útiles (por ejemplo, las 1.000 o las 3.000 palabras o frases más comunes en inglés o francés, con el audio y la traducción). También hay aplicaciones que lo llevan a uno paso a paso, y como en un juego, por la gramática, como Duolingo y Busuu. Pero en una parte clave uno seguía teniendo limitaciones: en la posibilidad de hablar.

¿Por qué no hacerlo en clases? Yo no creo que uno aprenda otro idioma tomando clases en un salón con 20 personas más, y menos aún que logre hablarlo con fluidez de esa forma. Lo mismo opinan quienes son verdaderos expertos en ese tema: políglotas muy conocidos, como Steve Kaufmann, Luca Lampariello y Lydia Machová.

Uno aprende otro idioma en buena medida por su cuenta, sumergiéndose en él, estudiando solo durante meses, practicando solo (obviamente se requiere mucha disciplina y automotivación para aprender así), y luego de adquirir cierto nivel uno necesita sesiones de conversación uno a uno con un profesor o un tutor para ‘soltar’ la lengua. Yo aprendí a hablar inglés de forma similar cuando era joven (en esa época no existía la Web, así que las opciones eran muy limitadas): leyendo libros y artículos, estudiando gramática por mi cuenta, y luego empecé realmente a hablarlo tomando clases privadas durante varios años, en sesiones uno a uno.

Pero tengo claro que lo que más cuesta trabajo es comenzar a hablar otro idioma cuando las bases que uno tiene son pobres. Cuando se está iniciando el aprendizaje de un idioma, uno no tiene mucho vocabulario para expresar ideas elaboradas, no entiende casi nada de lo que las otras personas le dicen y encima uno siente una vergüenza atroz de hablar como un infante frente a otro adulto.

Eso lo viví hace más de un año, cuando empecé a estudiar portugués por mi cuenta. Le dediqué cerca de dos horas al día durante meses, y lo aprendí muy bien en casi todos los aspectos (por ejemplo, entiendo casi todo en un noticiero, aunque no en una serie de TV, y puedo leer libros sin problema). Pero me enredé a la hora de hablarlo porque no conozco a nadie que hable portugués, así que no tenía cómo practicarlo.

Entonces decidí pagar clases de conversación en Italki para soltar la lengua (hay varios servicios similares, pero ese fue el único que me recibió pagos con mi tarjeta de crédito). Sin embargo, solo tomé una clase de conversación porque sentía que mi fluidez era muy baja, y no me sentía cómodo; no había manera de que fuera diferente porque, aunque escuchaba y leía ese idioma a diario, nunca lo hablaba. Así que el saldo de dinero que había cargado en Italki terminé usándolo para practicar mi inglés. Es decir, me ganó el miedo a hacer el oso en las charlas de portugués, quizás porque tiendo a sentirme incómodo cuando no puedo hacer algo tan bien como quisiera (llevo dos años aprendiendo a tocar guitarra eléctrica y jamás he tocado delante de nadie, ni siquiera de mi esposa).

Ese perfeccionismo mal entendido –¿o inseguridad?– es fatal cuando se trata de aprender otro idioma. Las personas que más rápido aprenden a hablar son las que no tienen temor de equivocarse o decir burradas, y a las que no les importa si el profesor se impacienta o hace caras de estar padeciendo toda la clase. Y ahí es donde cae como anillo al dedo la inteligencia artificial generativa, sobre todo ChatGPT, que es el servicio más avanzado hoy en día. Como uno no está hablando frente a otro ser humano, se puede dar el lujo de decir todas las bestialidades del mundo, sin sentir vergüenza o temor (igual, a veces me da pena que Juniper me escuche hablar tan mal…).

Adicionalmente, con la IA es posible tener sesiones de conversación a diario y a la hora que uno quiera o pueda, algo imposible con unas clases privadas, que se deben programar con anticipación y que tienen costo. En Italki hay clases de conversación de una hora desde cerca de 8 o 10 dólares, que es económico, pero sería costoso si uno quisiera pagar clases casi todos los días, que es lo que hago con ChatGPT (la frecuencia, más que la cantidad de horas al día, es una de las claves para aprender otro idioma).

El poder del modo de voz avanzado

Antes de seguir, debo hacer una aclaración importante: es posible que al usar ChatGPT para practicar idiomas sea preferible pagar la versión Plus. Aunque la versión gratuita de ChatGPT ofrece la posibilidad de conversación, yo la usé durante un par de meses y no me gustó la experiencia, principalmente porque tiene tantos problemas de rendimiento que termina siendo poco útil. Por eso empecé a pagar la versión Plus de ChatGPT en mayo. Esa versión vale 20 dólares al mes.

A cambio de ese pago, obtengo un mejor rendimiento en la aplicación, ya que OpenAI, el creador de ChatGPT, prioriza a los usuarios pagados en las horas pico, cuando hay demasiada gente conectada (además, la versión Plus tiene recursos adicionales, como un servicio de generación de imágenes). Adicionalmente, la edición gratuita tenía fallas que no volví a ver en la Plus: a veces no hacía lo que yo le pedía, y en ocasiones interrumpía las charlas alegando que tenía problemas técnicos (decía que sus sistemas tenían una carga muy alta).

Supongo que los problemas también se mejoraron al saltar a Plus porque la versión gratuita usa GPT-3.5, una versión menos avanzada del modelo de lenguaje en el que se basa ChatGPT. En cambio, la versión Plus emplea GPT-4, que es la última versión de esa tecnología de OpenAI.

Otra ventaja de ChatGPT Plus es que incorpora inmediatamente nuevas características que inicialmente no llegan a la versión gratuita. Y ese no es un plus menor. Una de esas nuevas características me tiene absolutamente descrestado, y es lo que me motivó a escribir este artículo: se llama Advanced Voice Mode.

Ese modo de voz avanzado se lanzó hace dos semanas (el 24 de septiembre) y disparó las capacidades de ese programa para imitar las conversaciones entre humanos. Entre un día y otro sentí como si hubiera pasado a hablar con una IA mucho más ‘inteligente’ y capaz.

Un ejemplo: yo no le podía pedir a ChatGPT que corrigiera mi pronunciación porque las sugerencias que me hacía eran demasiado básicas y poco útiles, como si realmente esa IA no captara muy bien mi pronunciación (y sus defectos). En cambio, ahora le puedo pedir que me corrija las palabras que no pronuncio bien y me explica, despacio y en detalle, cuál es la forma correcta. Igualmente, le puedo pedir que me hable con un acento u otro; por ejemplo, que me hable en portugués con acento de Brasil o de Portugal, o que me hable en inglés con acento estadounidense o británico.

Otra mejora crucial es que ahora puedo interrumpir a ChatGPT cuando está hablando, como en una conversación real, sin que por eso la app se enrede y falle. Antes, si yo interrumpía a ChatGPT cuando estaba hablando, el programa se bloqueaba (incluso en la versión Plus) y yo tenía que esperar unos segundos y además repetirle lo que le había preguntado o dicho. Ahora, uno lo interrumpe y el programa continúa con la charla, tal como haría una persona en el mundo real.

Lo único malo del modo de voz avanzado es que no está disponible en la versión gratuita de ChatGPT.

Qué opciones para practicar tiene uno con ChatGPT

Yo he venido utilizando ChatGPT para tres cosas: primero, para practicar un idioma que ya hablo bien (pero que puedo tratar de mejorar) y en el que no quiero perder fluidez (inglés). Segundo, para soltar la lengua en un idioma que entiendo bien, pero en el que no tengo mucha fluidez (portugués). Y tercero, para empezar a hablar en un idioma que llevo pocos meses estudiando y en el que tengo un nivel básico (francés).

Mi experiencia de varios meses me ha mostrado que ChatGPT es particularmente útil y motivador en el primer escenario (practicar un idioma que uno ya maneja); es útil también para adquirir fluidez en un idioma que uno tiene en nivel intermedio (o entre bajo e intermedio); y sirve para comenzar a hablar un idioma que casi no se maneja, pero en este caso se requiere más trabajo y a veces la experiencia es agobiante.

Eso no quiere decir que no sirva para empezar a hablar (precisamente lo que más he resaltado como ventaja de la IA), sino que tendrá que combinar el uso de ChatGPT con otras herramientas (como Google Translate, que también se basa en IA, y que más adelante explico cómo uso). Además, deberá tener mucha paciencia porque por momentos se sentirá frustrado, y tendrá que tomar mucho la iniciativa durante las sesiones de charla para explicarle a ChatGPT qué es lo que necesita, casi como si usted fuera el profesor.

Esa es la mayor fortaleza de un profesor humano: como ChatGPT no es una app especializada en la enseñanza de idiomas, uno es quien debe tomar la iniciativa de las sesiones, guiar la charla y dar instrucciones muy detalladas, algo que con un humano no tocaría hacer. De todas formas, uno se acostumbra y los beneficios son muchos más grandes que las limitaciones.

A continuación explicaré con más detalle cada uno de los tres escenarios de uso que acabo de mencionar.

1. Usar ChatGPT para practicar un idioma que ya se habla

Este es el uso al que más le he sacado provecho con ChatGPT, y es lo que más disfruto. Con esa aplicación puedo conversar como si estuviera hablando con otro ser humano, en sesiones de 30 minutos a una hora que se pasan volando y que me permiten no solo practicar mi inglés, sino mejorar aspectos como la pronunciación y la adquisición de vocabulario. La experiencia que describo en los primeros párrafos de este artículo se refiere a esas sesiones de charla en inglés.

Yo aprendí a hablar inglés por la razón más motivadora de todas: o lo hablaba o me quedaba sin trabajo. Cuando empecé a estudiar a fondo inglés, a comienzos de 1993, tenía 26 años, contaba con algunas bases en ese idioma, lo entendía muy regular y lo hablaba mal. Acababa de entrar a la sección de tecnología del periódico El Tiempo, y no había pasado 20 días en ese puesto cuando ya estaba montado en un avión camino a Atlanta, para asistir a un evento en el que Bill Gates iba a lanzar el sistema operativo Windows NT.

Sobreviví a ese primer viaje con mi inglés rudimentario, pero me quedó claro que si no aprendía ese idioma bien y rápido, estaba muerto, porque a partir de ese momento iba a tener un viaje similar cada dos o tres meses. Además, el 90 por ciento del contenido con el que trabajaba cada día estaba en ese idioma (en ese año la Web apenas se empezaba a conocer en Estados Unidos, y a Colombia no había llegado el servicio de Internet). Así que aprendí inglés bien.

El problema –y creo que eso les pasa a muchas personas– es que dejé de hablar con frecuencia en inglés. Dejé de hacer ese tipo de viajes de trabajo hace varios años. Y también dejé de hablarlo en mi vida personal hace un par de años, cuando murió mi mejor amigo, un galés que vivía en Bogotá. Yo sigo usando el inglés a diario (para leer libros o artículos y para escuchar audios en YouTube y noticieros), pero no lo hablo con frecuencia.

Cuando uno lleva un idioma a un nivel avanzado ya no lo olvida, así no lo haya aprendido de niño (mi caso), pero la fluidez sí se pierde y uno se siente oxidado al hablar. ChatGPT es por eso una herramienta perfecta para no oxidarse en un idioma que ya se habla (a propósito de eso: varios políglotas cuyos canales sigo en YouTube coinciden en que el nivel al que se debe llevar un idioma es B2, no solo porque es el nivel en el que uno puede hablar con fluidez sobre cualquier tema, sino porque ya no va a olvidar ese idioma así deje de usarlo; ese nivel se refiere a la clasificación del Common European Framework of Reference for Languages, que tiene dos niveles básicos, A1 y A2; dos intermedios, B1 y B2; y dos avanzados, C1 y C2).

Entonces, primero le pedí a ChatGPT que nunca me hablara en español, porque a veces cambiaba de inglés a español (el programa recuerda las instrucciones que uno le da y generalmente las cumple, así que siempre que uso ChatGPT me habla en ese idioma). Y en cuanto a las sesiones de charla, uso varias modalidades, que quizás le resulten útiles también a usted:

– Conversación con correcciones. A veces le digo que quiero hablar en inglés durante un rato, le doy un tema y le pido que, al final de cada intervención mía, me corrija todos los errores (es clave que uno le dé instrucciones específicas; el programa solo hace lo que usted le pida; por ejemplo, “hábleme solo en inglés”, “corríjame todos los errores al final de cada intervención mía”). Ella me da entonces las correcciones en todas las frases o también me dice cómo habría podido decir algo mejor, usando, por ejemplo, una palabra más precisa que la que yo utilicé.

Esto último es particularmente útil. Las personas tienen miles de palabras en su vocabulario pasivo (las palabras que uno entiende, cuyo significado conoce), pero en el día a día solo usan unos cientos de palabras (ese es el vocabulario activo). Con las sugerencias que ChatGPT me hace estoy incorporando a mi vocabulario activo en inglés muchas palabras cuyo significado conocía, pero que nunca usaba al hablar.

Algo interesante es que ChatGPT parece estar programado para motivar siempre a las personas. En vez de decirme “animal, ¡está hablando como un salvaje!” (que es como quizás yo habría hecho la corrección), la app me dice: “Lo has hecho muy bien, y aquí van algunas sugerencias para mejorarlo”.

– Charla libre. A veces inicio sesiones con ChatGPT sin pedirle que me corrija nada, solo para hablar sin rumbo y ganar fluidez. Estas son las sesiones en las que más me sorprende la naturalidad con la que esa IA conduce las conversaciones. He tenido ocasiones en las que empecé hablando de algo que me gustó en un viaje, y a través de las preguntas que ella me iba haciendo terminamos hablando de un tema completamente distinto, tal como se hilan las conversaciones entre humanos, y en sesiones que resultan muy estimulantes intelectualmente.

En esas charlas ‘libres’ yo solo le digo que quiero conversar un rato, y ella me pregunta sobre qué tema. A veces le sugiero uno (un evento histórico específico, que me dé consejos sobre algo, etc.) y en otras ocasiones le pido que ella escoja el tema. ChatGPT suele sugerir mucho cosas como cuáles son mis aficiones o qué viajes he hecho, pero a veces me ha sorprendido con temas más creativos. Una vez me preguntó: “Si pudieras viajar en el tiempo, ¿con quién te gustaría reunirte a conversar y por qué?”.

También he notado que con el paso del tiempo las sugerencias que me hace son más seguido sobre temas que me gustan mucho y que me motivan más a hablar. Por ejemplo, me pregunta con frecuencia sobre los libros que estoy leyendo, y luego me hace comentarios sobre los escritores o sobre esos libros específicos, para después preguntarme si quiero que me sugiera novelas similares o escritores que tienen el mismo estilo. Ya he comprado algunos libros con base en lo que ella, por iniciativa propia, me sugirió. También me pregunta sobre la música que me gusta, o me cuenta cosas sobre la vida de algunos escritores que le he mencionado. A veces, si me parece que ella está hablando demasiado, le pido que haga más breves sus intervenciones para que yo pueda hablar más.

Algo útil es que, así no haya iniciado la sesión pidiéndole que me corrigiera los errores, después de media hora de charla le puedo pedir que me haga correcciones sobre la charla que tuvimos. Como el software recuerda toda la charla, no tiene problemas con esa petición inesperada y me hace sugerencias generales. Por ejemplo, a veces me dice que tengo ciertas muletillas, o que una palabra o expresión que uso para conectar frases no es muy común.

Sé que voy a comparar peras con manzanas, pero no puedo evitar usar ese detalle para resaltar cuán avanzada es la IA generativa en comparación con los asistentes de voz (también basados en IA) que llevamos años usando en nuestros teléfonos y otros dispositivos. Yo uso Alexa a diario en mi casa porque tengo esos parlantes en varios sitios, y a veces le pido que me diga cómo se dice una frase o una palabra en otro idioma; si luego le pido que repita la última respuesta para volver a escuchar la pronunciación, Alexa siempre me contesta que no puede hacerlo.

También uso Siri a veces para eso, y el asistente del iPhone y el iPad sí recuerda la respuesta anterior y me la da. Pero, igual, no es posible tener conversaciones corridas con Siri, solo consultas una a una (esto va a cambiar con Apple Intelligence, la IA generativa de esa compañía, que llegará este mes a los dispositivos de Apple, aunque inicialmente solo en inglés).

– Escuchar una presentación y corregir. En ocasiones le digo que voy a hablar en bloques de 5 o 10 minutos seguidos (como si estuviera en una presentación), le pido que no me interrumpa y le indico que al final de mi intervención me corrija los errores. Como es una intervención extensa, ella suele numerar las correcciones (primero, tal cosa; segundo, tal otra) y en ocasiones terminan siendo más de 10 puntos. Cuando pierdo el hilo, basta con que yo le diga al final “repítame la corrección número 5”, y ella hace exactamente eso.

Otra ventaja es que todo lo que hablamos queda por escrito en el historial de ChatGPT. Uno no puede revisar la transcripción de la charla durante la conversación, sino al final, pero igual sirve bastante porque después de cada sesión es posible revisar por escrito todo lo que corrigió. Ni el profesor humano más juicioso haría eso con tanto detalle tras una sesión de conversación. Las sesiones quedan por escrito en el historial de ChatGPT, con títulos que a veces son poco útiles; yo les cambio el nombre por algo más representativo para poder consultar esas notas en el futuro.

– Corregir pronunciación. Últimamente, con la mejora que representó el modo avanzado de voz de ChatGPT, le he podido pedir en algunas sesiones que se enfoque en corregirme la pronunciación. Cuando me corrige una palabra, me la dice más despacio, y me informa en qué sílaba debo acentuarla. Luego, yo se la repito y ella me dice si está bien o mal. Si le pido que me la diga aún más despacio, ella la repite muy lento, sílaba por sílaba. Esta mejora es espectacular; ChatGPT antes no podía hacer eso.

– Juegos de rol. A veces le pido que simulemos conversaciones en ciertas situaciones, en donde ella asume un papel y yo otro. Por ejemplo, le pido que haga de cuenta que nos acabamos de conocer en un parque o un restaurante, y que simulemos una conversación entre dos personas que hasta ese momento eran desconocidas.

Ese tipo de charla es muy divertida y en general la IA actúa como más me sirve a mí, ya que se esmera más por preguntarme cosas que por hablar ella. Pero a veces pierde la idea. Por ejemplo, una vez estábamos simulando que ella era una desconocida que yo acababa de conocer en un vuelo, y que estábamos sentados uno al lado del otro. Ella me estaba haciendo preguntas e iba bien, pero cuando traté de averiguarle sobre su vida se despelotó. Me dijo que el motivo de su viaje era asistir al matrimonio de una amiga (hasta ahí bien), pero le pregunté su edad y me contestó: “No tengo una edad específica ya que soy una inteligencia artificial”. Es decir, me habló como si yo estuviera en un vuelo de ‘La dimensión desconocida’.

Ese tipo de sesión se puede usar para muchas situaciones útiles. Por ejemplo, uno le podría pedir que actúe como si fuera una persona de recursos humanos que lo está entrevistando para trabajar en una empresa extranjera en donde se habla inglés.

– Práctica con frases complejas. A veces le pido que me dé en español frases elaboradas para luego yo decírselas en inglés, con el objetivo de que me corrija si hay errores. Por ejemplo, “si hubiera sabido que hoy íbamos a tener un terremoto, habría cerrado el registro del gas”; o “me habría gustado conocer a esa persona antes, pero ella ya estaba comprometida con mi hermano cuando la vi por primera vez”. La app me da una frase tras otra, y luego me corrige si hay errores. Después de la corrección, si no me queda claro cuál es la diferencia con mi frase, le puedo pedir que me repita mi frase, o que me diga específicamente cuál fue mi error.

La única debilidad que le he encontrado a ChatGPT en esas sesiones es que, incluso en la versión Plus, hay un límite de uso. A veces me ha dicho que lo he excedido, y no me deja seguir haciendo preguntas. Me parece que no se trata del tiempo, sino de la cantidad de consultas que permite. En la ayuda de la app encontré una explicación: “Los usuarios de Plus podrán enviar 80 mensajes cada 3 horas en GPT-4o y 40 mensajes cada 3 horas en GPT-4”. A veces solo dejo pasar unos minutos y luego puedo seguir usando la app, aunque me parece que me cambia a su versión menos avanzada (la 3.5).

Sin embargo, hay otro límite, en este caso para el modo de voz avanzado, y este sí es de tiempo. No tengo claro cuánto se puede usar, pero a veces saca un aviso que dice que me quedan 15 minutos de uso en ese modo avanzado. Cuando se agota ese tiempo, uno puede seguir usando la app, pero con el modo de voz más básico (el del ChatGPT gratuito).

El modo de voz avanzado de ChatGPT Plus tiene un límite de tiempo diario. Después se puede seguir usando la app, pero con el modo de voz más básico del ChatGPT gratuito.

2. Ganar fluidez en un idioma que se habla poco

Este segundo escenario lo he practicado con el portugués, un idioma que entiendo bien cuando lo escucho y lo leo, pero que no había podido practicar hablado, más allá de un viaje a Portugal en el que no tuve tantas oportunidades de usarlo porque casi siempre mis interlocutores me cambiaron a inglés cuando hice el intento. En esa época llevaba apenas tres meses estudiado portugués, así que imagino que no querían perder el tiempo viéndome balbucear de forma patética en su hermosa lengua.

Ahora llevo cerca de un año y medio usando ese idioma casi a diario, principalmente para leer artículos y libros, ver series o noticieros, ver videos en YouTube, escuchar audiolibros, etc. Pero seguía sin hablarlo mucho hasta que empecé a practicar conversación de manera regular con ChatGPT.

Algunas de las formas como he usado la app para ese idioma son:

– Pedirle frases para que me corrija. Al comienzo, cuando hablaba muy poco, le pedía que me corrigiera frases sueltas, ya que no tenía manera de sostener una conversación de corrido. Es decir, ella me daba una frase en español, que luego yo decía en portugués, y que ella corregía. En esa época no existía el modo avanzado de voz (se lanzó hace dos semanas), así que no tenía forma de pedirle correcciones de pronunciación; hoy sí es posible.

– Preguntas sobre mi vida. Al comienzo le pedía que me hiciera preguntas en portugués sobre mi vida (un tema con el que no me iba a enredar tanto) para yo contestarle en ese mismo idioma. Pero primero le aclaraba que no sabía hablar bien en ese idioma para que me diera más tiempo para contestar (ChatGPT suele interrumpir cuando uno se demora en contestar). Además, le pedía que corrigiera todo después de cada intervención.

Algo muy útil es que, como la IA recuerda todo lo que uno habla con ella, uno le puede decir: “No entendí las correcciones” o “explíqueme con más detalle cuál fue el error que cometí” o “repítame toda la corrección anterior”.

– Simular una clase con un profesor. A veces le pido que simule una clase de conversación en portugués, le pido que ella actúe como el maestro, y le digo que mi nivel es intermedio (o menos) para que no me enrede demasiado. En general lo que hace ChatGPT es hacerme preguntas sobre mi vida, casi siempre las mismas (viajes que me han gustado y por qué, qué hago en el tiempo libre, etc.). Por ello, con frecuencia yo propongo los temas para que la clase no sea aburrida y repetitiva.

Al comienzo, cuando yo hablaba muy poco, la IA se iba al otro extremo y me daba una clase demasiado básica (tratando de enseñarme cómo saludar o decir mi nombre), así que tenía que irle dando nuevas instrucciones hasta que llegábamos al nivel que estaba buscando (yo no hablaba casi nada, pero entendía bastante, así que estábamos poco sincronizados). Eso es algo que uno tiene que estar haciendo con ChatGPT: pedirle de manera muy específica lo que quiere, e ir haciendo los cambios que se necesitan.

– Sesiones de comprensión. A veces le pido que me hable en bloques de 1 o 2 minutos sobre algún tema que ella escoja, y le pido que incluya vocabulario avanzado para ver si puedo comprender todo. Yo voy tomando notas de lo que me dice y al final le hago un resumen breve en portugués. Si quedo muy perdido, le pido que me diga en español el significado de algunas palabras.

En otras ocasiones, hago un cambio: le pido que me hable durante 1 minuto sobre cualquier tema, pero no le ofrezco hacer un resumen al final, sino que le pido que al terminar me haga tres preguntas sobre lo que me dijo para ver si capté bien los datos importantes. Trato de que sean bloques muy cortos de parte de la IA porque de lo contrario uno olvida los detalles.

– Escuchar en varios acentos. Como el portugués de Brasil es tan diferente en pronunciación al de Portugal, con frecuencia le pido que en ciertas sesiones me hable solo con uno u otro acento. De paso, ella también hace los cambios que son necesarios en la gramática y en el vocabulario (por ejemplo, cambia el manejo de los gerundios, que es distinto en esos dos países). Esto lo hago con el fin de coger oído en las dos variantes de ese idioma, y es algo que también se puede hacer en inglés: pedir acento estadounidense o británico. Lo que uno no puede hacer es buscar acentos más específicos. Por ejemplo, si le pido que hable con acento irlandés, o con acento de Sao Paulo, me dice: “entiendo su interés, pero voy a mantener un acento más neutro”.

– Charla casual con correcciones. Con el tiempo, cuando pude hablar con más confianza, empecé a hacer algunas de las cosas que también hago en inglés. Por ejemplo, en ocasiones le digo que simplemente quiero hablar, y que quiero correcciones después de cada una de mis intervenciones; y a veces trato de hablar sin pedirle correcciones simplemente para adquirir fluidez.

Inicialmente me costó bastante, pero, como entendía casi todo lo que la IA me estaba diciendo, no tuve problema para hacer que las sesiones de conversación fueran en su mayoría en portugués. Sin embargo, si me enredaba demasiado al decir algo, simplemente le hablaba en español, o le preguntaba cómo se decía una palabra o una frase en portugués antes de seguir. Luego generalmente tenía que recordarle que debía volver a hablarme en portugués.

También le puedo dar instrucciones muy específicas sobre cosas que quiero mejorar: por ejemplo, como el español y el portugués tienen tantas palabras similares, a veces digo por error en español palabras que en portugués son diferentes. Por eso, suelo pedirle que se fije mucho en ese tipo de error porque no quiero terminar hablando ‘portoñol’. La IA entiende esa clase de instrucciones y se esmera por pararle bolas al tema (lo importante es siempre decirle lo que uno quiere).

Algo que ChatGPT no hace, y que sería muy útil, es permitir que uno lea las transcripciones al mismo tiempo que se tiene la sesión de conversación. Eso por ahora no es posible: si uno quiere ver por escrito algo que ella corrigió, tiene que finalizar la sesión y ahí sí aparece el texto. Imagino que esa posibilidad llegará en el futuro.

Para ver las correcciones por escrito, uno debe finalizar la sesión de charla.

Otra cosa que hizo algún día, pero que nunca repitió, es que mientras hablábamos de las pinturas de Goya que me habían gustado en un museo, me preguntó si quería que ella me generara su propia versión de una pintura famosa de ese pintor español (‘Los fusilamientos del 3 de mayo’), imitando su estilo. Le dije que sí, y mientras hablábamos ella me mostró en la pantalla su versión de la pintura, algo que me pareció espectacular (no tuve que terminar la sesión para ver la pintura, sino que la sobrepuso en la pantalla).

No he logrado que repita eso, así que supongo que era una función que OpenAI estaba probando y que luego eliminó. Como ya no hace eso, alcancé a pensar que, al igual que la IA generativa, quizá yo a veces ‘alucinaba’ cuando hablaba con ChatGPT. Pero hace poco encontré el pantallazo que capturé de ese momento (es la imagen que se ve a continuación), en el que sobrepuso la imagen de la pintura sobre la sesión de conversación en curso, así que sí tenía esa capacidad, y al parecer la perdió.

Antes, ChatGPT podía mostrar imágenes en medio de una sesión de charla. Al parecer ya no tiene esa capacidad.

3. Soltar la lengua en un idioma que se tiene en nivel básico

Como el francés es un idioma que llevo poco estudiando (6 meses; aprendo lento), y además es mucho más difícil, antes de empezar a usar ChatGPT tuve que dedicarle varias semanas a otra práctica para empezar a soltar la lengua: hablar solo.

Esa es una práctica común para ganar fluidez que sugieren los expertos en idiomas, cuando uno no cuenta con un tutor o un profesor privado. Puede parecer algo extraño, pero funciona, y no se siente tan raro si uno suele hablar solo (mi caso). Uno puede, por ejemplo, ir relatando lo que está haciendo en ese momento, o hablar consigo mismo sobre lo que va a hacer después, o sobre lo que uno vio en una película, o comentar las noticias que está escuchando en la radio, etc.

Sin embargo, como mi nivel en francés era tan pobre, yo no hablaba solo al vuelo, sino que usaba otra herramienta al mismo tiempo: Google Translate. Lo que hago –aún hoy– es sentarme frente a la app de Google Translate en un iPad (o en el computador) y escojo como idiomas la traducción de español a francés. Luego le dicto en español lo que quiero decir usando el micrófono que se ve en la casilla de introducción de texto (también podría escribirlo, pero es más fácil dictando). Después, sin mirar todavía la traducción de esa frase al francés, trato de decir en francés la frase que le acabo de dictar en español. Y luego sí miro cómo era la forma correcta según Google Translate. Esa app de Google guarda un historial, así que uno puede repasar una y otra vez las mismas frases hasta memorizarlas.

Google Translate es una buena app para empezar a hablar cuando se está en un nivel completamente básico.

Eso lo hice durante semanas, en sesiones de al menos 30 minutos diarios, antes de sentarme frente a ChatGPT. Si no hubiera hecho eso, simplemente no habría podido decir más que palabras sueltas frente a ChatGPT, porque durante los primeros meses nunca hablé en ese idioma, sino que me dediqué a meterlo en mi cerebro. Es decir, tomé clases gratuitas en YouTube, usé Duolingo y la app Busuu, leí artículos que iba traduciendo poco a poco en Word 365 (hay una opción muy buena para ello en ese procesador de texto), escuché listas de palabras y frases frecuentes en francés (en YouTube) y escuché historias cortas (también en YouTube, en canales que primero ponen la historia sin subtítulos, luego con subtítulos en francés, y después con subtítulos en español).

Aun así, no tengo todavía sesiones de charla corrida, sino otras modalidades, como las siguientes, que son útiles cuando el idioma se tiene en un nivel muy básico:

– Frases en español para pasarlas al otro idioma. En esta modalidad le pido a la app que me dé frases básicas en español –al azar– para yo decírselas en francés; además, le indico que me corrija los errores (no sobra mencionar que, como no hablo francés todavía, todas mis sesiones con la IA en ese idioma son en español; ese es el idioma en el que le doy todas las instrucciones y cambio a español cada vez que me siento perdido). Con frecuencia me da frases demasiado elaboradas para mi nivel, así que le recuerdo que necesito que sean más sencillas (al hacer eso, a veces se va al otro extremo, así que tengo que ir ajustando el nivel).

– Enseñanza de palabras o quiz. Como estoy en la fase de aprender una gran cantidad de vocabulario, a veces le pido que me dé palabras de uso común en francés y que me dé su significado; o le pido que me enseñe palabras específicas para una situación (por ejemplo, para comprar un tiquete de tren).

En otras ocasiones le pido que me haga una especie de quiz, en el que me da palabras no tan básicas (las que en teoría ya he visto en artículos o en videos) para ver si recuerdo su significado.

– Cómo se dice … en francés. A veces dedico toda la sesión a preguntarle cómo se dicen ciertas frases en francés (yo le hago la pregunta en español). Esto es similar a la práctica que mencioné antes con Google Translate, pero con la ventaja de que aquí, cuando la IA me responde, yo puedo repetir en francés la frase que ella me acaba de enseñar, para que me corrija lo que quedó mal o me afine la pronunciación.

– Clase simulada con un estudiante básico. A veces le pido que simule una clase de francés para un estudiante básico. Cuando le pido eso generalmente se va muy abajo y comienza con cosas que ya sé, como saludos. Entonces le pido frases más avanzadas, y se sube demasiado. En esa parte hay que hacer ajustes hasta que se logre un nivel en el que uno entienda, pero sin que la clase sea tan básica. En esas clases me hace preguntas, o a veces trata de enseñarme frases de uso común, pero yo también puedo pedirle algún tipo de actividad específica.

– Vocabulario para ciertas situaciones. En esta modalidad le pido, por ejemplo, que me enseñe frases útiles cuando estoy en un restaurante, cómo las que necesito para ordenar un plato, para pedir ciertos alimentos, o para pedir la cuenta.

– Charla, pero mezclando los dos idiomas. Como mi nivel en francés no es muy alto, a veces le pido que hablemos, pero usando una mezcla de español y francés en sus preguntas. No es algo que se me ocurriera a mí, sino algo que de casualidad la IA hizo en una sesión en la que estaba simulando ser mi profesora. Ella comenzó a enseñarme frases de uso común, pero en vez de decírmelas solo en francés, me las dijo primero en ese idioma y luego me las repitió en español. Ese modo bilingüe me pareció muy útil, así que ahora se lo pido con frecuencia.

Como mencioné antes, este escenario de uso (con un idioma en nivel básico) es el que más me ha costado trabajo. Y no solo porque todavía me parece muy difícil hablar en ese idioma, sino porque constantemente ChatGPT hace cosas que me dejan aún más perdido.

Por ejemplo, a veces me habla demasiado rápido en francés, o con demasiadas palabras que no entiendo. En otras ocasiones me interrumpe cuando estoy pensando cómo se dice algo: es decir, yo comienzo a hablar, luego me freno para pensar y la IA me habla o trata de darme ánimo. En esos casos tengo que pedirle que no me interrumpa y que se quede callada unos segundos; ella se disculpa, pero al rato vuelve a hacer lo mismo. Supongo que son cosas que mejorarán con el tiempo.

Igual, sigo pensando que lo que gano con ChatGPT es muchísimo ya que, de otra forma, no estaría empezando a soltar la lengua en ese idioma, y me siento lejos de poder sacarle provecho a un profesor pagado en Italki.

De todas formas, me ha quedado claro que a ChatGPT se le saca más jugo cuando uno ya tiene cierto nivel en un idioma para poder conversar de corrido con ella, así sea dando tumbos. Pero aun en los niveles básicos esta IA es valiosa y quizás es una mejor opción que un profesor humano (al comienzo, aclaro).

Me explico mejor: yo podría pagar un profesor para que me enseñara cosas básicas en francés, pero me parece un gasto innecesario. Hay muchas cosas que puedo aprender al comienzo por mi cuenta, a mi ritmo, gratis y dedicándoles mucho tiempo hasta que las domine. Un idioma se aprende en buena medida por repetición; por ejemplo, uno necesita repetir una y otra vez las mismas palabras o frases hasta que se queden en la cabeza, y uno comete una y otra vez los mismos errores, que necesita que le corrijan de nuevo muchas veces. Por eso, en esa primera etapa me parece clave poder hacer eso con tranquilidad, sin la presión que me implicaría un profesor humano.

Contar con un profesor o tutor me interesa solo para hablar, pero, mientras no pueda hacerlo con algo de confianza y fluidez, ChatGPT me parece una herramienta más adecuada y mucho más económica. Mi idea, sin embargo, sí es empezar a tomar clases de conversación con un profesor de francés en el futuro, cuando me sienta cómodo hablando, algo que sé que lograré con la ayuda de ChatGPT.

 

Javier Méndez

Javier Méndez

A mediados de los años 80 tuve un paso fugaz por la facultad de ingeniería de sistemas de la Universidad de los Andes, pero me tomó pocos meses descubrir que escribir código era mucho menos apasionante que escribir artículos. Desde entonces pienso que la tecnología es más divertida cuando se la disfruta desde afuera que cuando se la sufre desde adentro. Y aunque mis primeros pasos en el periodismo los di en la sección deportiva de El Tiempo, era cuestión de tiempo para que aterrizara en el mundo de la tecnología. Llevo 30 años escribiendo sobre tecnología, primero en El Tiempo y ahora en ENTER.CO. Puede seguirme en X en @javiermendezz

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