Cuando el mundo se prepara para darle la despedida al 2024, Etiopía está en pleno abril del 2017. Esta aparente diferencia temporal no es un error ni un fenómeno sobrenatural; es el resultado de un sistema de medición del tiempo completamente distinto: el calendario etíope, y no, no es una invención de nosotros. Te contamos porqué en Etiopía es el 15 de abril del 2017, mientras en el resto del mundo es 24 de diciembre del 2024.
Un calendario con 13 meses
El calendario etíope se diferencia del gregoriano, que utilizamos la mayoría, al dividir el año en 13 meses: 12 meses de 30 días cada uno y un mes adicional, conocido como Pagumē, que tiene cinco días (seis en años bisiestos). Esta estructura precisa y equilibrada ha sido utilizada en Etiopía durante siglos, destacándose como uno de los pocos calendarios que siguen un modelo casi uniforme.La principal razón detrás de la discrepancia de aproximadamente siete u ocho años con el calendario gregoriano está en la interpretación del año de nacimiento de Jesucristo. Mientras que el calendario gregoriano se basa en cálculos realizados por el monje Dionisio el Exiguo en el siglo VI, el calendario etíope sigue una cronología derivada del calendario copto, que data el nacimiento de Cristo años después.
El año nuevo en septiembre
En lugar de comenzar el 1 de enero, el año nuevo etíope, llamado Enkutatash, se celebra el 11 de septiembre (o el 12 en años bisiestos del calendario gregoriano). Esta fecha coincide con el final de la temporada de lluvias en Etiopía y marca un momento de celebración, renovación y esperanza en el país.
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La vida diaria y la dualidad del tiempo
Además del calendario, Etiopía utiliza un sistema horario único. En lugar de contar las horas desde la medianoche, el día comienza al amanecer (aproximadamente a las 6:00 a.m. según el reloj occidental). Así, las 7:00 a.m. del horario estándar corresponden a la primera hora del día etíope.
Aunque el calendario etíope es el oficial, el país también interactúa con el calendario gregoriano en negocios internacionales, turismo y otras actividades globales. Esta dualidad puede resultar confusa para los visitantes, pero para los etíopes es una expresión más de su rica herencia cultural.
Esta diferencia no es solo un dato curioso, sino un recordatorio de cómo las culturas interpretan y organizan el tiempo de maneras diversas, desafiando nuestra percepción lineal y homogénea del mundo.
Imagen: Taylor Flowe
