La cuenta regresiva de los puertos petroleros; 13 gigantes en riesgo de desaparecer por el cambio climático

puertos petroleros

El cambio climático está planteando riesgos críticos para la infraestructura energética global. Un reciente estudio publicado en Resilient Cities and Structures ha revelado que 13 de los 15 principales puertos petroleros del mundo están en riesgo debido al aumento del nivel del mar y eventos climáticos extremos. Estas ubicaciones, fundamentales para la producción y distribución de petróleo, representan más del 35% de la capacidad mundial de refinación y son clave para la economía global.

Entre los puertos más afectados se encuentran aquellos ubicados en zonas de baja elevación costera (LECZ, por sus siglas en inglés). Estas áreas, definidas como regiones a menos de 10 metros sobre el nivel del mar, son especialmente vulnerables a inundaciones y marejadas ciclónicas.

Houston y Galveston (Estados Unidos): Localizados en el Golfo de México, estos puertos son esenciales para la producción petrolera estadounidense, pero han sufrido interrupciones significativas debido a huracanes como Harvey en 2017 e Ida en 2021.

Ras Tanura (Arabia Saudita): El puerto petrolero más grande del mundo y un pilar en la exportación de crudo. Más del 50% de las refinerías del Medio Oriente se encuentran en zonas costeras de alto riesgo.

Rotterdam (Países Bajos): Principal punto de entrada de petróleo en Europa, enfrenta amenazas crecientes de inundaciones debido a su ubicación por debajo del nivel del mar.

Guangdong y Zhejiang (China): Estas provincias son el corazón de la refinación china. Tifones como Mangkhut en 2018 e In-fa en 2021 paralizaron sus operaciones, dejando al descubierto su vulnerabilidad.

Fujairah (Emiratos Árabes Unidos): Punto clave para el comercio global de petróleo, pero altamente expuesto a la erosión costera y el aumento del nivel del mar.

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Otros puertos en riesgo incluyen Bombay (India), Singapur, Corpus Christi (Estados Unidos) y los complejos petroleros de Venezuela, todos ubicados en áreas donde las proyecciones de aumento del nivel del mar superan los 50 cm para finales del siglo XXI.

La industria petrolera depende de una red interconectada donde los puertos funcionan como nodos esenciales. Por ejemplo, un evento climático extremo en el Golfo de México puede generar una reacción en cadena. Durante el huracán Harvey, más del 20% de la capacidad de refinación estadounidense quedó fuera de servicio, afectando tanto a exportadores como a consumidores en Europa, Japón y América Latina.

De manera similar, en Asia, los eventos extremos en puertos chinos como Guangdong o Singapur impactan no solo a los países vecinos, sino también al suministro global, debido al papel clave de estas regiones en la distribución de productos refinados.

Medidas de mitigación: ¿hay soluciones viables?

El estudio señala que la respuesta a estos riesgos debe ser integral y multifacética. Algunos de los enfoques más relevantes incluyen:

Infraestructura resistente a inundaciones: Países como los Países Bajos ya han implementado diques y barreras móviles. Esta tecnología podría adaptarse a puertos como Rotterdam, Fujairah o Houston para mitigar los riesgos de inundación.

Diversificación energética: Reducir la dependencia de los combustibles fósiles mediante inversiones en energías renovables no solo disminuiría la exposición al cambio climático, sino que también ayudaría a cumplir con los objetivos de reducción de emisiones.

Políticas públicas de adaptación: Gobiernos como el de Australia han optado por subsidiar la operación de refinerías en riesgo, como Lytton, hasta que existan mejores evaluaciones climáticas. Esto podría replicarse en regiones como el Golfo de México.

Reubicación de infraestructura: A largo plazo, la planificación estratégica debe considerar trasladar instalaciones críticas fuera de las zonas de alto riesgo. Arabia Saudita y China podrían liderar en este aspecto, dada su capacidad económica para invertir en nuevas ubicaciones.

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El cierre de puertos petroleros en zonas vulnerables plantea una disyuntiva: priorizar la protección climática o mantener la seguridad energética. Nueva Zelanda, por ejemplo, ha convertido el puerto de Marsden Point en una terminal de importación para minimizar riesgos. Sin embargo, esta decisión aumenta su dependencia de las importaciones.

Por otro lado, Estados Unidos y Medio Oriente enfrentan desafíos particulares. Mientras que la región del Golfo de México sigue siendo un punto crítico para la refinación, su alta exposición a huracanes podría triplicar las pérdidas para 2100 en un escenario de calentamiento de 5 °C. Arabia Saudita, pese a su robusta infraestructura, debe prepararse para inversiones masivas en tecnología de mitigación.

El aumento del nivel del mar no es solo un problema ambiental, sino una amenaza directa para la economía global. Las pérdidas potenciales en los principales puertos petroleros podrían ascender a miles de millones de dólares si no se toman medidas rápidas.

La industria debe actuar ahora. La implementación de infraestructura climáticamente resiliente, combinada con una transición hacia energías renovables y una reubicación estratégica de activos, son las únicas vías sostenibles para proteger estos nodos críticos. Sin ellas, el futuro de los puertos petroleros y, por ende, de la energía mundial, estará en riesgo.

La pregunta ya no es si las mareas alcanzarán estos puertos, sino cuándo lo harán y qué tan preparados estaremos para enfrentar el impacto.

Imagen: monikawl999

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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