La Tierra rompió un nuevo récord en 2024 al registrar su temperatura superficial promedio más alta desde que comenzaron los registros modernos en 1880. Según un análisis liderado por la NASA, las temperaturas globales fueron 2,30 grados Fahrenheit (1,28 grados Celsius) superiores al promedio de referencia del siglo XX (1951-1980), superando incluso el récord establecido en 2023. Este hito alarmante coincide con una racha de 15 meses consecutivos de temperaturas récord que comenzó en junio de 2023.
“El impacto de este calentamiento sin precedentes ya se siente en fenómenos extremos como olas de calor, incendios forestales e inundaciones,” afirmó Bill Nelson, administrador de la NASA. En cifras concretas, durante más de la mitad de 2024, las temperaturas globales superaron los 1,5 grados Celsius sobre los niveles preindustriales. Esto coloca al planeta peligrosamente cerca de los umbrales establecidos por el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global a ese rango a largo plazo.
El día más caluroso del año fue el 3 de julio de 2024, cuando la temperatura promedio mundial alcanzó los 17,23 grados Celsius (63,01 grados Fahrenheit). Este valor supera por mucho los registros históricos y, según los científicos, se debió a una combinación de factores: el fenómeno de El Niño, la acumulación de gases de efecto invernadero y posibles influencias adicionales como la erupción volcánica de Tonga en 2022, que alteró la composición atmosférica.
¿Qué nos espera en 2025?
El panorama para 2025 no es alentador. Los científicos pronostican que podría ser otro año récord, no solo en términos de calor sino también en precipitación. El Niño, aunque en declive, sigue generando efectos acumulativos que potencian eventos climáticos extremos. Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales, advirtió: “Mientras las emisiones de gases de efecto invernadero continúen aumentando, los impactos serán más intensos y frecuentes”.
Las proyecciones indican que 2025 podría ser aún más caluroso si las tendencias actuales persisten. Además, el aumento de temperaturas afecta los patrones de precipitación, intensificando tormentas y generando lluvias extremas en diversas regiones del planeta. Esto crea un círculo vicioso, ya que el exceso de calor en la atmósfera y los océanos alimenta la formación de fenómenos climáticos extremos.
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El calentamiento global está directamente relacionado con la actividad humana, especialmente la quema de combustibles fósiles que libera dióxido de carbono y metano, dos de los principales gases de efecto invernadero. Desde la Revolución Industrial, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado de 278 partes por millón a aproximadamente 420 partes por millón en la actualidad. Este cambio ha provocado que la última década sea la más cálida registrada.
Para revertir esta tendencia, los expertos subrayan la necesidad urgente de implementar energías renovables, mejorar la eficiencia energética y reforestar áreas degradadas. La NASA y otras agencias continúan monitoreando las temperaturas globales y la concentración de gases de efecto invernadero para proporcionar información clave a los responsables de políticas.
En 2025, los desafíos para enfrentar el cambio climático serán mayores, pero también se presentan oportunidades para actuar. Si no se toman medidas drásticas, la humanidad podría enfrentarse a un clima cada vez más hostil. La clave para cambiar el rumbo reside en la colaboración internacional, inversiones en tecnología sostenible y la educación global sobre la importancia de reducir nuestra huella de carbono.
El récord de 2024 no es solo un dato, sino una llamada de atención para un planeta que necesita cambios profundos.
Imagen: NASA