La cadena volcánica Los Coconucos, ubicada en la cordillera Central entre los departamentos de Cauca y Huila, está compuesta por quince centros eruptivos, entre ellos los volcanes Puracé y Curiquinga. Recientemente, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) emitió un boletín extraordinario informando sobre un incremento en la actividad volcánica en la región, con especial atención en el volcán Curiquinga, que registró emisiones de ceniza y sismos asociados a fluidos volcánicos.
Esta cadena volcánica se encuentra cerca de municipios como Popayán, Timbío, Coconuco y Sotará, en el departamento del Cauca. La región es conocida por su actividad económica basada en la agricultura, ganadería y el turismo, especialmente por sus atractivos naturales como fuentes termales y paisajes montañosos. Sin embargo, la cercanía al sistema volcánico también plantea desafíos constantes en términos de gestión del riesgo y adaptación.
El boletín emitido por el SGC reporta la detección de cuatro puntos de emisión de gases: dos en el volcán Puracé y dos nuevos en el Curiquinga. Además, se registraron emisiones de ceniza y un aumento en el flujo de dióxido de azufre (SO2), indicativo de una intensificación en los procesos magmáticos subyacentes. Durante este periodo, la señal sísmica ha disminuido en intensidad, aunque persisten eventos asociados a la fractura de rocas y el movimiento de fluidos.
La alerta amarilla implica que el volcán está activo con variaciones en su comportamiento habitual. Entre los fenómenos que pueden ocurrir en este estado se incluyen erupciones menores, emisiones esporádicas de ceniza, incandescencias, pequeñas explosiones en el cráter y anomalías térmicas de baja energía.
#BoletínExtraordinario n.º2. Actualizamos información sobre la actividad registrada en la parte noroccidental de la cadena volcánica Los Coconucos durante la noche del 19 de enero y la madrugada del 20 de enero de 2025. https://t.co/DGenYO6sln pic.twitter.com/VODSLoCTiC
— Servicio Geológico Colombiano (@sgcol) January 20, 2025
Los habitantes de los municipios circundantes, como Popayán y Coconuco, han reportado olores a azufre y presencia de ceniza en el ambiente. Estos fenómenos, aunque no representan un peligro inmediato, pueden afectar actividades cotidianas como la agricultura y la calidad del aire. El SGC advierte que la dispersión de ceniza depende de factores como la dirección del viento, por lo que es crucial monitorear los reportes oficiales.
Además, en las inmediaciones del volcán podrían formarse grietas y ocurrir pequeños flujos de lodo o lahares, especialmente si hay lluvias intensas. Estas condiciones refuerzan la necesidad de preparación por parte de las autoridades y comunidades locales.
Recomendaciones y seguimiento
El SGC insta a la población a mantenerse informada a través de sus boletines y canales oficiales. También se enfatiza la importancia de seguir las instrucciones de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y de las autoridades locales. En alerta amarilla, no se descarta una aceleración en la actividad volcánica, lo que podría requerir medidas más estrictas en caso de un cambio en el nivel de alerta.
El monitoreo constante del SGC incluye el análisis de gases, deformaciones en la superficie de los volcanes y actividad sísmica. Esta vigilancia es clave para prever escenarios potenciales y garantizar la seguridad de las comunidades.
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La población de los alrededores del Puracé y Curiquinga está acostumbrada a convivir con la actividad volcánica. Las estrategias de manejo del riesgo, combinadas con el conocimiento tradicional y los avances tecnológicos en monitoreo, han permitido que esta zona continúe desarrollándose pese a los desafíos naturales.
En este contexto, la alerta amarilla debe ser vista como una señal de precaución, un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la importancia de la prevención. La región mantiene su carácter resiliente, confiando en la ciencia y la preparación comunitaria para enfrentar posibles escenarios futuros.
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