Santiago Vargas, el manizaleño que trabaja en el desarrollo del primer reactor nuclear que imita al Sol en EE.UU.

Santiago Vargas Giraldo, un ingeniero físico nacido en Manizales, está dejando huella en la ciencia mundial. Desde su pasión inicial por la astronomía hasta liderar investigaciones en el desarrollo de materiales para reactores de fusión nuclear en Estados Unidos, su historia es un ejemplo de cómo el talento colombiano está transformando la manera en que generamos energía.

Vargas inició su viaje académico en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), donde colaboró con el Laboratorio de Física del Plasma en Manizales. “Siempre tuve un interés por el universo y las estrellas, y este laboratorio fue mi puerta de entrada para entender los materiales y el plasma”, recuerda. Allí, contribuyó al desarrollo de métodos que mejoraban la resistencia de materiales metálicos mediante el uso de plasma, sentando las bases para su futura especialización en tecnologías avanzadas.

Su carrera despegó cuando lideró un proyecto en Colombia para desarrollar el primer reactor de integración por plasma del país, el cual le valió el Premio a la Innovación Tecnológica de la Presidencia. Este logro lo llevó a fundar una empresa que aún desarrolla tecnologías innovadoras en el tratamiento de materiales. Sin embargo, su pasión por las estrellas lo llevó a Estados Unidos, donde completó un doctorado en Ingeniería Mecánica y Nuclear en Virginia Commonwealth University.

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Hoy, el colombiano es líder del grupo de control de partículas en TAE Technologies, una de las empresas pioneras en la investigación de la fusión nuclear. También ha trabajado en el Laboratorio Nacional de Fusión Nuclear DIII-D, desarrollando materiales capaces de soportar temperaturas extremas y las duras condiciones que exige un reactor de fusión. “Trabajamos con aleaciones como tantalio, zirconio y tungsteno para crear materiales que puedan resistir temperaturas hasta 30 veces más altas que las del núcleo del Sol”, explica.

La fusión nuclear es una tecnología  que busca replicar las reacciones que ocurren en el Sol, uniendo átomos de hidrógeno para liberar energía. A diferencia de la fisión nuclear, que divide átomos y genera desechos radiactivos, la fusión produce menos residuos y utiliza hidrógeno, un recurso casi ilimitado.

“Un solo galón de agua contiene suficiente hidrógeno para alimentar un auto eléctrico durante tres años. Esto podría reducir drásticamente nuestra dependencia de los combustibles fósiles”, explica Vargas.

El impacto de esta tecnología es monumental. La fusión no depende de las condiciones climáticas, como la energía solar o eólica, y podría generar energía de manera constante y limpia. “La humanidad necesita cada vez más energía para avanzar, especialmente con el crecimiento de la inteligencia artificial y otras tecnologías que duplican su consumo energético cada 18 meses”, afirma.

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Sin embargo, los retos son enormes. Replicar las condiciones del Sol en la Tierra requiere alcanzar temperaturas extremadamente altas, lo que plantea exigencias sin precedentes para los materiales y la tecnología. “La fusión es uno de los mayores desafíos científicos de la humanidad. Requiere la colaboración de expertos en química, electrónica, distribución de energía y materiales”, comenta.

A pesar de las dificultades, Santiago Vargas se muestra optimista. Según él, los primeros reactores de demostración podrían estar listos para la década de 2030. “Desde el punto de vista de los materiales, ya contamos con tecnologías que pueden manejar las densidades de potencia requeridas. Aún necesitamos perfeccionarlas, pero vamos por buen camino”, asegura.

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El impacto de esta tecnología también se vería reflejado en la vida cotidiana. “Al usar hidrógeno como combustible, podríamos reducir los costos de energía y democratizar su acceso, beneficiando especialmente a comunidades con electricidad limitada o costosa”, destaca Vargas. Además, contribuiría significativamente a mitigar el cambio climático al eliminar emisiones de carbono.

A pesar de trabajar en uno de los campos más avanzados de la ciencia, Vargas no olvida sus raíces. “Me encantaría que Colombia desarrollara más tecnologías nucleares, no solo para generar energía, sino también para aplicaciones como la radio medicina o el control de plagas”, comparte. Su aspiración es inspirar a las nuevas generaciones y demostrar que, con determinación y apoyo, es posible que más colombianos brillen en escenarios globales.

Con su trabajo, Santiago Vargas no solo está construyendo el futuro de la energía sostenible, sino también dejando en alto el nombre de Colombia en el mundo de la ciencia. Su historia es un recordatorio de que el talento y la innovación no tienen fronteras.

 

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Imagen: Archivo Particular/Santiago Vargas

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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