¿Podrías llegar a una dirección sin Google Maps? Así es como nuestra mente está pagando el precio por su uso

¿Podrías realmente llegar a una dirección sin Google Maps o te sentirías perdido sin su ayuda? Depender de estas tecnologías tiene un precio, y es que puede estar afectando la memoria, nuestra capacidad de orientación y la forma de razonar sin que lo notemos.

Aunque han transformado la manera en que nos desplazamos, haciéndolo más fácil y rápido, su impacto en nuestra mente es un factor que no debemos ignorar.


Y no es una situación tan improbable, Adrian Ward, psicólogo de la Universidad de Texas, experimentó algo similar; tras años usando GPS, un día su dispositivo falló y se encontró perdido en su propia ciudad. Su anécdota no es solo una curiosidad, sino un reflejo de cómo la tecnología está moldeando nuestra forma de pensar.

Nuestra capacidad de retener y procesar información de forma independiente podría estar debilitándose debido a la comodidad de acceder a datos en cualquier momento. En lugar de almacenar conocimientos, dependemos de la tecnología para recuperarlos cuando los necesitamos.

Esto se conoce como el “efecto Google”, un fenómeno que explica cómo nuestra memoria recuerda menos datos y más cómo encontrarlos, al saber que la información siempre está al alcance de un clic.

En 2011, la psicóloga Betsy Sparrow demostró que, cuando alguien guardaba información en un ordenador, recordaba mejor la ubicación del archivo que el contenido en sí. Es decir, memorizamos accesos, no conocimientos. Esto plantea una pregunta inquietante: ¿nos estamos volviendo intelectualmente perezosos?
Si dependes del GPS para cada trayecto, es probable que tu memoria espacial se deteriore.

Un estudio de 2010 reveló que las personas que usan esta herramienta, frecuentemente tienen la misma dificultad para recordar rutas que aquellas que nunca las han recorrido antes. Al no ejercitar nuestro sentido de orientación, lo debilitamos.

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En Londres, los taxistas deben memorizar el complejo trazado de la ciudad para obtener su licencia, y se ha comprobado que su hipocampo (el área del cerebro vinculada a la memoria) es más desarrollado que el promedio. Esto sugiere que, al dejar de ejercitar nuestra orientación, podríamos estar afectando otras habilidades cognitivas, como la resolución de problemas.

La llegada de herramientas como ChatGPT ha intensificado este debate. Ahora, no solo buscamos información en Google, sino que pedimos a una IA que nos explique conceptos complejos, resuma libros o incluso nos ayude a tomar decisiones.

La facilidad con la que accedemos al conocimiento podría estar generando una falsa sensación de aprendizaje, ya que es distinto recordar algo porque lo hemos buscado que porque realmente lo comprendemos.

La IA también nos puede traer problemas

Sobre esto, la IA tiene el riesgo de generar respuestas falsas pero convincentes. Esto aumenta la posibilidad de que recordemos información incorrecta como si fuera cierta. Si cada vez delegamos más en la tecnología, podríamos estar perdiendo la capacidad de cuestionar, analizar y reflexionar por nosotros mismos.

Sin embargo, algunos científicos creen que simplemente estamos evolucionando hacia una nueva forma de procesar la información. Antes confiábamos en libros y maestros; ahora, en nuestros dispositivos. De hecho, estudios recientes sugieren que delegar información en la tecnología nos permite liberar espacio mental para aprender nuevas cosas.

La clave parece estar en el equilibrio: aprovechar la tecnología sin dejar de ejercitar nuestra mente.

Imagen: Página web de National Geographic

Redacción ENTER.CO

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