De acuerdo con un reciente estudio de Ipsos, el 45% de los colombianos considera que las políticas de Donald Trump representan una amenaza económica directa, mientras que un 30% ve en ellas una oportunidad para diversificar mercados y reducir la dependencia de Estados Unidos. Más allá de las cifras, la discusión revela una preocupación latente, ¿hasta qué punto el modelo económico colombiano es sostenible frente a los vaivenes de la política estadounidense?
El estudio de Ipsos muestra un alto nivel de incertidumbre entre los colombianos: el 55% de los encuestados dice sentirse intranquilo ante la posibilidad de que Trump regrese al poder, mientras que el 40% se declara frustrado. Y no es para menos. La experiencia de su primer mandato dejó lecciones amargas para Latinoamérica, con amenazas constantes a los tratados comerciales y una política migratoria que impactó a miles de familias.
El 60% de los colombianos teme que sus políticas proteccionistas provoquen una devaluación del peso y una inflación descontrolada. A ello se suma la preocupación del 35% de los encuestados sobre las remesas, un pilar fundamental para la economía de muchas familias en Colombia. Si las restricciones migratorias se endurecen y los empleos de los colombianos en EE.UU. se ven amenazados, el impacto en la economía local podría ser significativo.
¿Oportunidad para la economía local?
Pese a los temores, un 30% de los encuestados encuentra una luz de esperanza en el endurecimiento de las políticas comerciales de Trump. Para este grupo, la reducción de la dependencia de EE.UU. podría traducirse en un impulso hacia la diversificación de mercados y el fortalecimiento de la producción local. Esta visión, aunque optimista, requiere de un plan estratégico que permita a Colombia consolidar nuevas alianzas comerciales y fomentar la innovación empresarial.
Además, un 25% considera que este contexto podría favorecer el consumo de productos nacionales. Sin embargo, un 40% sigue prefiriendo marcas extranjeras por su calidad y estatus social, lo que representa un reto para el crecimiento de la industria local.
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Ahora bien, el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y EE.UU., que en 2023 representó el 28% de las exportaciones colombianas, podría verse afectado si Trump decide imponer aranceles más altos. Sectores como el de las flores, confecciones y manufacturas podrían sufrir un duro golpe, lo que obligaría al país a buscar alternativas en mercados emergentes como Asia y Europa.
El dilema para Colombia es claro, seguir apostando por una relación comercial inestable con EE.UU. o trazar un nuevo rumbo que le permita mayor independencia económica. Lo que está en juego no es solo el impacto inmediato de una eventual presidencia de Trump, sino la capacidad del país para adaptarse y fortalecer su posición en el escenario global.
La política de “América Primero” de Trump ya demostró su capacidad para desestabilizar economías dependientes de EE.UU. Ahora, Colombia enfrenta un desafío crucial, prepararse para un posible regreso del magnate al poder sin quedar atrapada en el temor o la improvisación. La clave estará en la estrategia que adopte el gobierno y los empresarios para diversificar la economía y reducir la vulnerabilidad ante las políticas de una potencia que, hoy más que nunca, prioriza sus propios intereses.
Imagen: Archivo ENTER.CO