¿Son realmente fiables los sitios web que venden celulares reacondicionados?

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Comprar un celular reacondicionado suena a oportunidad: cuesta menos, promete calidad y ayuda al planeta. Pero un estudio reciente ha revelado que no siempre es tan buena idea.

Según una investigación de la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude (DGCCRF) en Francia, muchos sitios especializados no cumplen con los estándares mínimos.

La DGCCRF —autoridad francesa que protege a los consumidores y combate fraudes comerciales— examinó 131 establecimientos de venta, físicos y digitales, entre ellos gigantes del e-commerce.

Los hallazgos fueron preocupantes: casi la mitad no seguía las normativas vigentes sobre reacondicionamiento de dispositivos electrónicos.

Esto incluye prácticas como cambiar pantallas o baterías sin hacer pruebas funcionales, o no especificar si los repuestos son originales o genéricos.

Además, se detectó un uso confuso de términos como “grado A+”, “100% funcional” o “como nuevo”, sin criterios técnicos unificados.

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En muchos casos, los consumidores no reciben información clara sobre las condiciones del equipo ni sobre la garantía ofrecida.

Esto contradice los principios básicos del reacondicionamiento, que debería incluir diagnóstico técnico, limpieza, pruebas y restauración completa.

La investigación derivó en múltiples advertencias y requerimientos de cumplimiento. La DGCCRF aseguró que continuará con los controles.

El problema, sin embargo, no se limita a Europa. En Colombia, el mercado de dispositivos reacondicionados ha crecido con fuerza en los últimos años.

Plataformas como Mercado Libre, Linio o tiendas especializadas ofrecen celulares reacondicionados con precios atractivos. Pero la regulación todavía es incipiente.

El Estatuto del Consumidor colombiano exige que cualquier producto reacondicionado sea claramente identificado como tal y cuente con garantía.

Por ley, esta garantía no puede ser inferior a 90 días, aunque en la práctica muchos comercios virtuales omiten mencionarlo.

Además, la Superintendencia de Industria y Comercio señala que debe informarse el estado del equipo y si ha sido reparado o intervenido.

Pero como en Francia, los términos usados para describir los equipos no están estandarizados, lo que genera confusión y falsas expectativas.

Un celular “grado A” en una tienda puede significar una batería al 100%, pero en otra puede tener rayones visibles y un repuesto genérico.

Eso vuelve difícil comparar opciones y aumenta el riesgo para el comprador, que muchas veces no puede probar el equipo antes de comprar.

Y en marketplaces con terceros, la trazabilidad del proceso de reacondicionamiento se vuelve casi imposible de verificar.

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Algunas tiendas sí cumplen con protocolos rigurosos, incluyendo pruebas de hardware, limpieza profunda y cambio de componentes certificados.

Incluso ofrecen certificados de reacondicionamiento y garantías extendidas, pero son una minoría frente al resto del mercado informal.

El consumidor debe entonces asumir un rol más activo: leer la letra pequeña, revisar calificaciones y exigir claridad sobre la garantía.

La confianza es clave para que el reacondicionamiento se consolide como una opción sostenible y segura. Pero sin reglas claras, no hay certezas.

Expertos en derecho del consumo han pedido una normativa más específica en Colombia, que obligue a informar claramente el estado del producto.

También se recomienda impulsar campañas de educación digital para evitar estafas o compras mal informadas.

Mientras tanto, lo más seguro es comprar reacondicionados solo en tiendas reconocidas, con políticas de devolución y soporte posventa.

Porque si bien lo reacondicionado puede ser una alternativa ecológica y económica, en un mercado aún opaco, el riesgo sigue latente.

Y cuando se trata de invertir en un teléfono —nuestro dispositivo más usado—, la confianza debería estar incluida en el precio.

Imagen: Generado IA

Digna Irene Urrea

Digna Irene Urrea

Comunicadora social y periodista apasionada por las buenas historias, el periodismo literario y el lenguaje audiovisual. Aficionada a la tecnología, la ciencia y la historia.

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