El sargento Christopher Brown solo llevaba una semana en Afganistán. Hacía pocas horas que había hablado por Skype con Aryelle Taylor-Brown, su esposa. Ella estaba en su computador, con sus hijos, cuando le llegó un mensaje a su buzón de Facebook. Era una compañera de tropa de Christopher: “Llámame. Es urgente”.
Aryelle llamó. La soldado le contó que había caído una bomba y su esposo había fallecido. “Estaba frente a mis hijos y me desmayé completamente”, le dijo al canal local de CBS en Denver (Colorado). Dos horas después, los consabidos uniformados tocaron a su puerta para oficializar la mala noticia.
El Ejército de Estados Unidos les exige a sus soldados no informarle a nadie de la muerte de un compañero hasta que la familia no haya sido notificada oficialmente. CBS dice que los militares están investigando lo ocurrido, pues violar esta regla es una falta cuyo castigo se define en una corte marcial.
Según CNET, el hecho muestra cómo las redes sociales añaden un nuevo ingrediente a escenarios de comunicación tan delicados. “El lado más difícil viene cuando la gente reacciona sin pensar”, dice el sitio, que especula que la soldado que dio la noticia “simplemente estaba reaccionando como un ser humano (aunque de forma equivocada)”.
De cualquier manera, la viuda dice que está agradecida con las redes porque le permitieron estar en contacto con su esposo, pero -dice CBS- está furiosa por la lentitud del Ejército.