Por JAVIER MÉNDEZ
Editor de Tecnología de EL TIEMPO
Con la misma pasión que los alquimistas buscaban la piedra filosofal que les permitiera convertir cualquier metal en oro, las compañías de computadores viven inventando dispositivos que esperan transformar en un nuevo estándar de la industria para llenarse de dinero.
A veces la magia funciona: IBM creó en 1981 el PC en el que se basaron todos los demás (menos los Mac); Palm popularizó los computadores de mano (PDA) cuando presentó el Palm Pilot en 1996 y Apple revolucionó el negocio de la música portátil al lanzar el iPod en el 2001.
En otras ocasiones la alquimia no tiene éxito: contrario a lo que sucedió con Palm, Apple no encontró la fórmula perfecta en 1993 cuando fabricó Newton, el pionero de los PDA, que se descontinuó cinco años después.
Recientemente, la compañía más activa en la invención de nuevas categorías de computadores es Microsoft, que desde el 2002 trata de convencernos de que el Tablet PC es el portátil del futuro y de que el Media Center, creado en el mismo año, debe ser el centro de entretenimiento de los hogares.
Ahora Microsoft busca convertir en oro un nuevo aparato: el Ultra Mobile PC (UMPC), que durante su etapa de desarrollo se llamó Origami (nombre que no conservará). La idea es atractiva: este computador móvil (www.microsoft.com/windowsxp/umpc) intenta tomar lo mejor de los portátiles y los PDA, pero superando sus limitaciones: los primeros son potentes, pero grandes y pesados; los segundos son pequeños, pero no usan el mismo software de los PC, carecen de teclado y tienen pantallas diminutas y una capacidad de almacenamiento pobre.
El Ultra Mobile PC, a diferencia de un computador de mano, utiliza una versión completa de Windows XP, o sea que permite emplear los programas del mundo de los PC. También es más poderoso, pues usa los mismos ¿cerebros¿ de los portátiles (como el Pentium M).
Ofrece una pantalla dos veces más grande que la de un PDA: es de siete pulgadas y formato ancho, lo que permite, entre otros, ver una página web sin tener que desplazarse a la derecha (como en un PDA). Y no tiene limitaciones de espacio, pues trae un disco duro de 60 GB y ranuras para tarjetas flash.
El aparato brinda las opciones de comunicación necesarias para un usuario móvil: se conecta a Internet sin cables mediante Wi-Fi y puede ¿hablar¿ con otros equipos de manera inalámbrica a través de Bluetooth.
Frente a un portátil también tiene ventajas: el UMPC es más pequeño (sus dimensiones son similares a las de una caja de DVD) y es más liviano (pesa dos libras).
Por el contrario, su principal debilidad es la ausencia de teclado, que Microsoft compensa de varias formas: reconoce letra manuscrita (una tecnología que sigue siendo primitiva) y permite conectarle un teclado externo por el puerto USB (algo útil, pero solo al llegar a la oficina). Además, ofrece una alternativa más innovadora: despliega en su pantalla de contacto un teclado virtual que se usa con los pulgares. Y algunos prototipos incluyen un pequeño teclado retráctil que se esconde cuando no está en uso.
Aunque representa un gran avance, el UMPC tiene aspectos para mejorar. Su precio ¿entre 600 y 1.000 dólares¿ es muy alto como para pensar que pueda ser popular y la duración de la batería es peor que en un portátil (tres horas). En mi opinión, el hecho de que no sea un aparato de bolsillo (como un PDA) también le puede quitar compradores.
Los primeros UMPC, de Samsung y Asus, saldrán en E.U. en abril. Al igual que en ocasiones anteriores, solo el tiempo dirá si se posicionarán como una nueva categoría de computador o si irán a parar al cuarto de San Alejo de la industria.
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