Por Javier Méndez
Yahoo, la compañía más importante durante el amanecer de Internet en los años 90, quedó atrapada a comienzos de este mes en el fuego cruzado de dos colosos de la tecnología: Microsoft y Google.
Aprovechando el declive de Yahoo en varios servicios clave de la Red, y su pérdida de valor en el mercado bursátil, Microsoft ofreció comprar esa compañía por 44.600 millones de dólares, una cantidad de dinero que permitiría pagar la deuda externa de Colombia.
Al cierre de nuestra edición, la oferta estaba siendo estudiada por los directivos de Yahoo, pero Microsoft había dejado entrever que intentaría la adquisición incluso sin su consentimiento, en un tipo de transacción que se conoce como toma hostil.
El 3 de febrero, dos días después del anuncio de Microsoft, Google inició varias acciones para impedir la compra: por ejemplo, alertó a las autoridades antimonopolio de Estados Unidos acerca del peligro que se cierne sobre la libre competencia si Microsoft logra extender a la Red el dominio que ya tiene en el mundo de los PC; además, ofreció una alianza a Yahoo para tratar de frenar los impulsos expansionistas del gigante del software.
Sin importar cuál sea el desenlace de esta batalla por Yahoo, lo cierto es que esa firma ya no controla el guión de su propia historia, y terminó convertida en un botín de guerra. Es un destino triste para una empresa que fue legendaria, pero que se había vuelto intrascendente.
A diferencia de Google, que no deja de ganar terreno en el campo de las búsquedas en línea ¿con lo que cada día aumenta su atractivo para las empresas que quieren anunciar en Internet¿, Yahoo ha perdido el imán que alguna vez tuvo y que la posicionó durante años como la principal red de portales de la Web.
Aunque los sitios de Yahoo todavía son visitados por casi 500 millones de personas al mes, varios destinos clave de la Red pertenecen a otras compañías, como las redes sociales MySpace (News Corp.) y Facebook, el principal motor de búsqueda (Google) y el sitio para compartir videos YouTube (Google).
Eso se ha reflejado en las finanzas de Yahoo, que no da pérdidas, pero cada día tiene una valoración bursátil más baja. Mientras que la acción de Google ha crecido más de 500 por ciento desde que salió a bolsa hace cuatro años, la de Yahoo está en su punto más bajo en ese mismo período.
Por eso, diversos analistas opinan que Yahoo difícilmente se podrá sostener como una empresa independiente. Además, creen que podría ceder a la propuesta de Microsoft, pues al parecer no hay otra compañía con el músculo financiero para hacer una oferta mayor.
¿Aprobarían la fusión?
¿Por qué quiere Microsoft comprar a Yahoo? Principalmente porque al unir fuerzas estas dos compañías podrían hacer un contrapeso real a Google en el negocio de la publicidad en Internet, que hoy controla esta última a su antojo. De paso, Microsoft le dispara al corazón de las finanzas de Google, pues esta firma genera el 70 por ciento de sus ingresos por publicidad.
Una de las esperanzas de Google, sin embargo, es que el Gobierno de Estados Unidos impida la fusión, especialmente por el antecedente de los líos judiciales que Microsoft ha tenido debido a sus agresivas prácticas de negocios.
De hecho, el comité antimonopolio del Congreso de E.U. se reunirá desde este mes para estudiar el caso. Sin embargo, expertos en el tema consultados por BusinessWeek opinaron que, por primera vez, Microsoft ¿no es el grande¿, y por eso ¿aunque la revisión del caso tomará tiempo, es probable que se defina a favor de Microsoft¿.
La razón, explica la publicación, es que Google domina la publicidad en línea a tal punto que representa un sólido rival incluso para Microsoft y Yahoo juntos. Google acaparó el 56,3 por ciento de todas las búsquedas en diciembre pasado, frente a 31,5 por ciento de Microsoft y Yahoo unidos, según Nielsen.
Y lo mismo sucede con los ingresos por publicidad en Internet. ¿Google controla cerca del 42 por ciento del dinero en la publicidad en línea. Microsoft, Yahoo y AOL (una división del gigante de los medios Time Warner) combinados tienen la misma participación¿, dice BusinessWeek.
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