Mantenerse actualizado en materia tecnológica es una batalla perdida. No acaba uno de comprar lo último del mercado cuando ya los fabricantes anuncian una novedad que, para terminar de empeorar las cosas, tiene rivales que hacen la decisión de compra cada vez más difícil al usuario final.
En un momento de la vida creí que el reinado del DVD iba a durar muchos, muchos años. Pero entre Blu-ray y HD DVD se han encargado de hacerme sentir obsoleto cuando intento satisfacer mi antojo de adquirir un grabador de DVD.
El aparato en cuestión vale alrededor de un millón de pesos (con disco duro; no creo que un grabador de DVD sin disco duro sea una buena idea), pero el sucesor de este formato ya se ve en los estantes de las tiendas electrónicas.
Es caro, eso sí, como fue caro el primer DVD que compré, por alrededor de 600.000 pesos. Hoy día uno va a cualquier almacén y encuentra DVD básicos por la décima parte de ese precio, aunque también hay equipos de marca y con algunas características especiales que cuestan 250.000 o 300.000 pesos, más o menos.
El último Blu-ray o HD DVD que vi (realmente no me acuerdo qué formato era, porque tampoco tenía la menor intención de comprarlo) costaba algo así como 800.000 pesos y la verdad es que mis ojos no están tan educados como para entender por qué debería cambiarme de formato.
Cuando salté del VHS al DVD no me cabía la menor duda de que las diferencias eran evidentes, tanto en calidad de imagen como en duración: una cinta bien cuidada no aguanta lo que aguanta un DVD, que además se ve espectacular en una pantalla LCD.
Debo reconocer que entonces las tiendas de video todavía no tenían una gran oferta (de hecho, creo que ni siquiera tenían una oferta) de películas en DVD, de manera que tardé un poco en disfrutar realmente las ventajas del aparato, pues como es lógico, el precio de los discos también estaba por las nubes.
Hoy día todavía hay discos un poco caros (me gusta la ópera y un buen DVD de este género, reciente, puede superar los 90.000 pesos), pero las películas comunes y corrientes ya han bajado lo suficiente como para tener una buena colección, por no mencionar las ofertas, que también suelen ser una buena alternativa. Claro, estoy hablando de comprar las películas legales…
El reinado del DVD comenzó lento, pero de un momento a otro se disparó. Supongo que la televisión digital y los nuevos equipos para verla permitirán que las diferencias entre este formato y sus sucesores también sean más visibles en algún momento de la vida, pero todavía creo que mi DVD muestra las películas lo suficientemente bien como para no tener que cambiarme.
No sé cuándo será un buen momento para hacer la transición. Algo me tranquiliza saber que los nuevos formatos son compatibles con el viejo, de manera que si compro un Blu-ray o un HD DVD en el futuro (no muy cercano, espero) podré seguir disfrutando en ese aparato de las películas que tengo ahora. De hecho, es tranquilizante saber que uno de ellos, el Blu-ray, tiene más aceptación y prácticamente se ha ganado el trono en forma solitaria.
Sin embargo, sé que Samsung está ofreciendo en Estados Unidos, creo que con mucho éxito, un combo que permite reproducir Blu-ray y HD DVD en el mismo aparato, por la módica suma de 500 dólares (lo que vale el grabador de DVD). Uno podría deducir que esto significa que la guerra no tendrá un ganador, sino que los formatos van a coexistir y que el problema de cuál comprar se trasladará a los usuarios.
En los tiempos del DVD me adelanté al mercado y esperé a que el alquiler y las ventas de discos en este formato me alcanzaran, aunque reconozco que hubiera podido ahorrarme unos pesos si me hubiera esperado unos meses más.
Ahora, creo que voy a esperar a que el mercado me arrastre y me obligue a comprar uno de los nuevos reproductores, lo que tal vez sucederá cuando el precio de estos y de las películas al menos iguale el de los DVD.
Lo que todavía no sé es si comprar el famoso grabador… Creo que lo he necesitado tan pocas veces que meterle un millón de pesos no es una buena idea… así tenga disco duro. Pero ese par de veces que he querido grabar algo me ha hecho una falta.
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