Yo le apuesto al iPad

¿Realmente necesitamos los computadores tablet? Desde que el iPad llegó al mercado de Estados Unidos el 3 de abril del 2010, muchos analistas han venido planteando esa pregunta, independientemente de si les gusta o no el iPad, de Apple, un dispositivo que ya es emblemático en esa categoría.

Me llamó particularmente la atención un artículo del conocido columnista John Dvorak, de PC Magazine, quien dijo que ese aparato no sirve para nada, que es solo un iPhone gigante, que no tiene sentido sin cámara ni lápiz electrónico y que simplemente caerá en la zona muerta de los computadores tablet, categoría a la que él nunca le ha visto futuro.

Debo aclarar que Dvorak escribió esa columna a comienzos de febrero, cuando Apple ya había lanzado el iPad pero este no había llegado a las tiendas de Estados Unidos. Ahora que lo debe haber probado, es posible que él piense diferente.

Yo estoy utilizando un iPad desde el día en que aterrizó en Colombia (el 17 de septiembre), y muy pronto vi caer algunas de mis preconcepciones, como que carecer de teclado físico le restaba utilidad. La verdad es que el iPad se debe probar antes de emitir un juicio, porque su hoja de características desnuda no lo dice todo sobre este seductor equipo. Hoy tengo claro, aunque dos meses como usuario no sean mucho, que se trata de un dispositivo formidable del que no quiero prescindir.

El iPad no tiene nada que ver con su antecesor, el tablet PC, del cual soy usuario hace varios años. Steve Jobs, presidente de Apple, tiene razón cuando dice que el problema de los tablet PC –y lo que impidió su popularización– es que sus raíces estaban en los PC comunes.

Eso es cierto. A diferencia de un tablet PC, que es un híbrido entre un PC portátil y una libreta de notas, el iPad es delgado (tiene 1,3 cm de espesor), es liviano (pesa 700 gramos), enciende en pocos segundos y la batería aguanta todo un día de uso. Algunas de esas cualidades se lograron al no usar un sistema operativo de PC, ni un procesador típico, sino el software y el chip creados por Apple específicamente para equipos móviles. El iPad es un computador, pero no es un PC tradicional, y eso permite darle un uso distinto.

La pantalla del iPad, de 9,7 pulgadas, es casi ocho veces más grande que la del iPhone. Eso no lo hace un iPhone gigante, sino que convierte su uso en una experiencia completamente diferente a la que ofrece un smartphone. Actividades como leer libros digitales, navegar por Internet, leer periódicos y revistas, utilizar juegos y ver videos o películas son muy placenteras, gracias además a una pantalla de gran resolución.

Buena parte de la magia está en el manejo con los dedos. Después de usar el iPad, uno se pregunta cómo es posible que llevemos casi tres décadas empleando los computadores portátiles con un ratón, lápices ópticos u otros dispositivos de entrada. Los dedos son un método mucho más natural de interacción con un equipo móvil.

La tecnología táctil es muy precisa, tanto que uno no extraña un teclado externo porque el virtual, que aparece en la pantalla cuando se necesita, responde bien y permite escribir bastante rápido (igual, el usuario tiene la opción de comprar un teclado externo).

Y si no sabe qué hacer con el iPad,  tiene más de 250 mil aplicaciones disponibles que le pueden dar ideas, incluyendo las del iPhone, que también funcionan en el iPad. Estos programas se bajan e instalan en segundos, hay muchos gratuitos y la mayoría de los pagados cuesta entre 2 y 10 dólares.

Eso no quiere decir que el iPad sea perfecto. Me parece que de los PC sí conserva algo pesado, su precio (entre 1 y 1,8 millones de pesos en Colombia); no soporta Flash, que se emplea en la mayoría de sitios web; y le falta contenido, pues la tienda de música y películas de Apple sigue sin ventas para nuestra región.

Pese a ello, yo le apuesto a ojo cerrado a la categoría de los tablet, en donde creo que el iPad ya les tomó a sus rivales una importante ventaja. También le apuesta ENTER.CO, que en pocas semanas debutará en el iPad.