Por Javier Méndez
Desde hace varias semanas estoy usando un teléfono iPhone. Al comienzo me pareció que era una magistral joya de software ¿todavía lo pienso¿ y confirmé que Apple suele crear los sistemas más amigables para el usuario. Luego noté que como celular le falta mucho y después sentí que la escasez de aplicaciones lo hacía bastante limitado para un usuario corporativo. Pero todavía me seduce.
La expectativa inicial fue grande. Tuve que esperar varias semanas para poder usar ese iPhone ¿comprado en Estados Unidos a finales del 2007¿ porque venía con un firmware reforzado con el que Apple esperaba impedir el desbloqueo del equipo para ser usado en países diferentes a aquellos en donde lo ha lanzado oficialmente (E.U., Francia, Inglaterra y Alemania).
Los hackers seguidores del iPhone ¿básicamente adolescentes autodidactas¿ tardaron algunas semanas para doblegar esta nueva versión del firmware (software del sistema grabado en un chip), pero a comienzos de febrero publicaron en Internet los programas gratuitos que derriban las restricciones creadas por los encopetados ingenieros de Apple.
El proceso no es muy complejo, aunque sí extenso (unos 30 pasos): consiste en ¿bajar¿ el iPhone a una versión anterior de su firmware, usar una herramienta de software para evadir la activación del iPhone en un operador autorizado por Apple, romper el bloqueo mediante otro programa gratuito, volver a subir el firmware a una versión reciente e instalar un software que permite emplear el celular en Colombia (o en cualquier país).
En varios pasos surgen dificultades que los tutoriales de Internet no dicen cómo resolver (los foros de los usuarios ayudan en esa parte) y existe el riesgo de bloquear el teléfono todavía más, por lo que muchos prefieren pagar por este procedimiento (cuesta unos 100 mil pesos).
Limita su propio éxito
Aparte de comprobar que la inteligencia colectiva de Internet puede batir a cualquier firma de tecnología, no pude dejar de sentir que Apple sería una compañía más grande de lo que ya es si pensara más en lo que desea el mercado y menos en lo que quiere ella.
Porque aunque Apple ha demostrado que tiene una habilidad notable para saber qué productos seducirán al público, también ha evidenciado una curiosa tendencia a limitar su propio éxito. Por eso es Windows ¿y no el Mac OS¿ el principal sistema en los PC, pese a que el Mac ya era un hit en 1984, mientras que Windows solo pegó en 1990 con la versión 3.0 (Apple no permitió que otros fabricantes crearan PC basados en el Mac OS).
¿Cómo es posible que los usuarios tengan que desbloquear ¿clandestinamente¿ este teléfono para usarlo? Esas restricciones comerciales se entienden cuando se habla de misiles, pero no de un celular. De hecho, el mercado le ha mostrado a Apple que los que mandan en esta era globalizada y conectada son los usuarios y no las compañías: en los primeros seis meses de vida de este dispositivo (se lanzó el 29 de junio del 2007) Apple vendió cuatro millones de unidades, y la cuarta parte de esos equipos se distribuyó en países ¿no autorizados¿.
Apple no ha lanzado el iPhone en otras naciones porque quiere cerrar acuerdos de distribución con un operador celular en cada país. A cambio de la exclusividad para vender el iPhone, esas empresas le dan a Apple un porcentaje de los ingresos mensuales que reciban por parte de los usuarios del teléfono. Como modelo de negocios parece provechoso para Apple, ¿pero no sería mejor abrir el equipo, masificarlo rápidamente y luchar por convertirlo en un estándar?
Pese a que el iPhone solo se ha lanzado en cuatro países, Apple ya es el tercer mayor vendedor de teléfonos inteligentes del planeta. Y eso que el iPhone no soporta redes 3G, no tiene radio FM, su cámara es pobre y no captura video, no acepta tarjetas flash, las llamadas no se escuchan muy bien y casi no tiene software disponible.
En este último aspecto pronto habrá mejoría. Apple lanzó el 7 de marzo un kit para que terceros desarrollen aplicaciones para el iPhone. Y, curiosamente, volvió a limitar su potencial: ese software se venderá exclusivamente a través de una tienda en línea de Apple, que no ofrece servicio en la mayoría de países.
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