¿Cartucho nuevo o impresora nueva?

Algunas empresas fabricantes de impresoras están mirando hacia los hogares como una buena opción para ofrecer productos con tecnología láser.

Este mercado está dominado ampliamente por los equipos de inyección de tinta, que ofrecen una muy buena calidad a la hora de sacar copias en color, pero que también tienen un verdugo implacable con los consumidores: los cartuchos.

Según la marca y el modelo de la impresora, los cartuchos de tinta pueden tener diferentes precios que se ajustan al bolsillo de cada cual. Sin embargo, es escandaloso pensar que en algunos casos reemplazar las tintas puede costar lo mismo que comprar una impresora nueva.

Algunos fabricantes, como Lexmark y Hewlett-Packard, se defienden con el argumento de que sus cartuchos tienen el cabezal de impresión (el componente que hace posible este proceso) incluido, por lo que al comprar uno nuevo, prácticamente también se está adquiriendo una impresora nueva.

Con esa historia ¿que es perfectamente cierta¿ nos tienen hace años, pero los cartuchos están cada vez más caros y los fabricantes no tienen compasión de sus clientes. En otras palabras, los usuarios tenemos que conformarnos con la explicación y seguir pagando cada vez más por un suministro que dura cada vez menos, pues diariamente hay más información para imprimir.

Otros fabricantes, como Epson, tienen el cabezal de impresión en la misma impresora, por lo que el cartucho es simplemente un depósito de tinta y, por consiguiente, es más barato. Sus competidores dicen que con este esquema el cabezal termina por dañarse y en algún momento hay que cambiarlo, lo que compensa de alguna manera el costo. Seguramente también es cierto.

Hace poco, Epson anunció una nueva línea de impresoras que utilizan cartuchos de tinta independientes (algo que también hacen Canon y Hewlett-Packard, entre otros fabricantes, en algunos equipos). Sin embargo, con el apoyo de la corporación y gracias a algunas gestiones arancelarias, fue posible lograr que los de Epson bajaran sustancialmente su precio.

Dice la compañía que con este nuevo esquema también se reduce el costo de impresión por página, que a la larga es lo que más debe importarles a los usuarios. No he tenido la oportunidad de probar una de estas impresoras para ver si tanta maravilla es cierta, pero mientras tanto podemos presumir de la buena fe de Epson.

Para los que quedaron perdidos, el costo de impresión por página se consigue dividiendo el valor del cartucho entre el número de páginas que puede imprimir. Esta cifra es más real que pensar en el precio del cartucho por sí mismo, pues es más rentable comprar un cartucho de 100.000 pesos que imprime 500 páginas, que uno de 60.000 que imprime 200. Aclaro que los fabricantes usan una medida estándar para definir la página impresa, que equivale a un 5 por ciento del cubrimiento de una página tamaño carta. Es decir, para ellos una página es el equivalente más o menos aun cuadrito de cinco por cinco centímetros, que es más o menos la tinta que se gasta en una página de texto estándar.

Un poco ridícula la medida, que además no tiene ninguna validez al imprimir una foto, pero es la norma y hay que respetarla. Ahora, decida usted si prefiere pagar un poco menos de dinero con más frecuencia, para que el golpe no sea tan fuerte, o si mejor saca los 100.000 pesos de una, aunque le pueden durar un poco más.

A estas alturas, ¿a qué venía el cuento de las impresoras láser? A que el costo de impresión con esta tecnología es mucho menor. Mientras que en una impresora de inyección cada página puede costar entre 150 y 300 pesos (insisto, según la marca y el modelo), con una láser puede costar entre 50 y 75pesos.

Si las copias en color no son una prioridad en su casa, una impresora láser puede ser una buena alternativa. Claro, el golpe inicial a su bolsillo es más duro y cada repuesto del suministro (tóner) es más costoso, pero le dura muchísimo más y le ofrece una calidad excelente para impresiones en negro.

Yo tengo en casa una impresora láser, que es la de combate, y otra de inyección de tinta que solo utilizo cuando realmente necesito color, que es cuando mi hermano manda fotos de mis sobrinas o cuando encuentro en Internet una imagen que vale la pena imprimir. Por ahora, no ha llegado el momento en que el tóner y los cartuchos de tinta se me acaben al tiempo, y no sé si mi bolsillo aguantará el golpe cuando esto suceda, pero por ahora, me resisto a pagar por los cartuchos de una impresora el mismo precio que tendría que pagar por un equipo nuevo.

Fabricantes, un poco de consideración.

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