Un informe de la organización ecologista Greenpeace asegura que las consolas de juegos, cuyos usuarios en un buen porcentaje son niños, contienen químicos tóxicos que podrían causar daños en la salud y el ambiente.
En su estudio, titulado ¿Jugando sucio¿, la organización reconoce que los fabricantes han empezado a eliminar algunos elementos dañinos en sus productos, pero que su esfuerzo no es suficiente.
Greenpeace analizó las consolas Wii, de Nintendo; PlayStation 3, de Sony, y Xbox 360 Elite, de Microsoft. Las tres cumplían con la legislación de reducción de sustancias peligrosas de la Unión Europea, no mostraron rastros de mercurio ni cadmio, solo presentaron pequeños rastros de cromo y plomo, pero sí incluyeron berilio, PVC y bromo, químicos que pueden generar problemas para la salud humana, las fuentes de agua y la atmósfera.
Según el informe, la distribución de los componentes tóxicos en cada consola es distinta; por ejemplo, la Xbox 360 contiene el mayor porcentaje de PVC, mientras que la Wii es la única que no incluye berilio.
La organización aclaró que sus recursos son limitados y por ello el informe se limitó a ciertos químicos prohibidos o controlados, pero dice que las consolas podrían incluir otros materiales nocivos que todavía no están regulados.
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