Siempre he sido una víctima impotente de aquellas personas que se creen con más derechos que los demás y que, a pesar de todas las prohibiciones, entran a las salas donde se presentan espectáculos públicos con el celular encendido y el timbre en el volumen más alto.
Y me declaro víctima impotente porque nadie hace nada al respecto: donde uno les llegue a decir algo, los bravos son ellos¿ Y con la extrema solidaridad que caracteriza al pueblo colombiano ¿sobre todo cuando se trata de exigir respeto para los semejantes¿ los demás asistentes al espectáculo terminan regañándolo a uno y diciéndole que se calle.
Usualmente los abusivos me tocan en cine, donde la fuerza de la costumbre ha convertido la rabia extrema a una mueca de incomodidad¿ Claro, como hay 50 funciones de cine por cada una de teatro o 1.000 por cada una de ópera o zarzuela, la probabilidad matemática no deja alternativa¿
Sin embargo, hace poco me tocó uno de esos durante una función de zarzuela, en pleno teatro de Colsubsidio. Estaba disfrutando de una agradable puesta en escena de La del soto del parral, cuando en el palco sonó un timbre que me cortó la emoción de la obra¿ Y siguió timbrando, cada vez más fuerte, hasta que salió de la cartera de su propietaria, que no tuvo inconveniente en comenzar una charla¿
Que a uno como espectador le falten al respeto dejando sonar un celular en plena película ya es desgracia¿ pero que a un actor o a un cantante le corten una representación en vivo, en pleno escenario, por favor¿ Hay que tener muy pocos modales.
Si yo fuera el administrador de un teatro, sería más enfático en las prohibiciones: letreros por todas partes y una proyección más explicita que la ¿gatica caliente¿ que presentan antes de las películas en algunos teatros. Y si suena un teléfono durante la función, pues se detiene la película y se encienden las luces hasta que el responsable abandone la sala, bajo la mirada de repudio de todos los demás asistentes. Y que lo chiflen y todo¿ Es que está prohibido, no es algo opcional. En serio, da mucha rabia pagar una boleta para oír a un (CENSURADO) hablar por celular.
No sé si llegaría al extremo de detener la orquesta y bajar el telón durante una función en vivo, pero tiene que existir alguna manera de castigar el abuso de esa gente que pisotea los derechos de quienes asisten a un espectáculo público y de quienes realizan su trabajo en un escenario. Ojalá a los administradores de los teatros les importara un poco esto e hicieran cumplir las normas de manera estricta.
Y no toco el tema de los aviones, donde también he tenido que ver gente hablando por celular en momentos en que está prohibido, porque ya me está temblando el pulso y el médico me recomendó tranquilidad¿
En días pasados leí que en una escuela italiana están implantando una tecnología que permite bloquear la comunicación por celular, para evitar que los alumnos hagan copia en los exámenes usando mensajes de texto, lo que se había convertido en costumbre. Yo habría implantado el sistema nada más para evitar que un celular sonara en clase, porque uno al colegio y a la universidad va a estudiar, no a hablar por teléfono. Si el asunto es urgente, que llamen a la rectoría o a la secretaría de la facultad y pidan que le avisen al estudiante.
Si esta tecnología funciona, sería genial que se implantara en todos los lugares donde el uso del celular está prohibido, a ver si de una vez por todas, y así sea por la fuerza, nos deshacemos de esos abusivos que juran que interrumpirles el espectáculo a los demás asistentes los hace muy importantes. Aunque lo ideal sería que la gente fuera lo suficientemente decente para respetar las normas y, sobre todo, para respetar a los demás¿ je, je, je¿ Eso no me lo creí ni yo¿
Los celulares son un gran invento, pero el botón para apagarlos también sirve de algo.
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