Taller de ¿sicología electrónica¿

Cuando uno se encuentra por la calle con un amigo que está haciendo ¿cara de tragedia¿ (como suelen decir las mamás), lo usual es preguntarle qué le pasa, averiguar la causa de su aflicción para darle una voz de aliento que quizás le ayude a cambiar su gesto por uno más amable.

En las salas virtuales de conversación, los sistemas de mensajería instantánea o cualquier otro mecanismo de interacción a través de Internet, la ¿cara¿ de las personas suele ser el nick o sobrenombre que ellas emplean para identificarse ante los demás usuarios.

Muchos cibernautas utilizan su nombre de pila o se apropian del de algún personaje de su preferencia. Yo, por ejemplo, he agotado varias veces la lista de protagonistas de La guerra de las galaxias: Obi-Wan para los días de reflexión, Yoda para las jornadas trascendentales, Anakin cuando las dudas se apoderan de mí o Darth Vader cuando el mal genio me pone del lado oscuro de la Fuerza¿ Afortunadamente nunca me identifiqué con la princesa Leia o con C3-P0.

Pero otras personas suelen poner como sobrenombre frases o comentarios que equivalen a una ¿cara de tragedia¿, ante los que uno como interlocutor no puede evitar la tentación de, al menos, preguntar qué pasa, lo que puede desencadenar conversaciones como esta:

– Y eso, ¿qué le hicieron?

– ¿Qué me hicieron de qué?

– No sé¿ su nick dice ¿Quiero cortarme las venas¿¿ ¿Le pasó algo?

– Qué le importa¿ no sea sapo¿ ¿Acaso yo me estoy metiendo en su vida?

– Pues¿ no, pero es que su nick¿

– Pero es que nada¿ eso es mi vida privada¿

– Pero es que usted la está haciendo pública, por eso le pregunté.

– Qué pública ni qué nada¿ Yo veré qué pongo en mi nick… Sapo¿

Por eso, en cierta ocasión me dio por experimentar y ¿sacarles la piedra¿ a todos mis contactos de Messenger que tenían sobrenombres que llamaban a la compasión. Sin ánimo machista, debo decir que, al menos entre mis contactos, esta práctica es mucho más difundida entre las damas.

Oye, siento mucho que estés pasando por esa situación tan difícil¿ Debe ser muy duro para ti tener que soportar eso¿ ¿No has pensado en consultar a un profesional que te ayude a salir de ese estado lamentable en el que te encuentras? Realmente me da mucha lástima verte así¿ La intensidad de mis comentarios aumentaba en proporción directa a la gravedad del nick y al tiempo que este permaneciera al aire.

Las diversas reacciones frente a mi experimento fueron desde improvisadas consultas seudosiquiátricas en línea (que al final desencadenaron un sentimiento real de solidaridad en mí), hasta agradecimientos de personas que cambiaron su nombre de usuario por uno más positivo. Pero, en su mayoría, hacían alusión a mi mamá y a las dificultades que pudo haber tenido durante mi llegada al mundo.

Usualmente, las personas que están en la lista de contactos de un sistema de mensajería instantánea son amigos o, al menos, conocidos a los que se les tiene el nivel de confianza suficiente para indagar por su vida privada. Pero también pueden ser contactos laborales, empleadores potenciales, socios latentes o contactos virtuales importantes que podrían desalentarse fácilmente con un nick que llame a la compasión, al pesimismo, al enojo…

Al final, llegué a la conclusión de que la gente no aplica en Internet conductas y actitudes que son muy útiles en la vida diaria, como la prudencia, la diplomacia, el tacto¿ pensar antes de hablar (de escribir, en este caso) o darles valor a las palabras¿ O será que tampoco las aplican en la vida diaria¿

Para casi todos, lamentablemente, la Red sigue siendo ese medio anárquico donde nada importa, donde todo vale, donde no hay normas o, si las hay, no importan. ¡Qué gran invento y qué mal lo usamos!

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